Antes que nada, me disculpo por la ausencia, que honestamente, no estoy segura si fue una o dos semanas, pero como dije en un escrito de ayer, para mí, fue una eternidad.
El día de ayer, decidí retomar mis redes sociales, aunque aún no reabrí a página (no sé por qué mi FB personal se reabrió, a pesar de que yo aún no entro ahí, tengo que revisarlo) y empecé con patreon; a las personas que me apoyan les expliqué algunas cosas que, en este momento, trataré de explicar por aquí también.
Hace días (creo que me desaparecí desde el 10 de febrero) tuve un día malo... pero no un simple día malo, sino un día pésimo.
Quizá, algunos no lo sepan, pero tiendo a sufrir mucho de depresión, ansiedad y nervios. Algunas veces, por la ansiedad, me lleno de granitos llenos de agua en las manos (como ampollas), o padezco una alergia severa que me provoca hinchazón en el cuerpo; en antaño, fui a parar al hospital debido a que, al hincharse mi cuerpo, también se me dificultaba respirar y eso se complicaba con mi asma, pero, en los últimos años no he llegado a ese extremo, solo me lleno de granos en brazos, piernas y abdomen, aunque se me pasa luego de un rato, de la pastilla para la alergia y de descanso.
Los nervios que se me alteran mucho, debido a mil y un motivos; traumas y situaciones que me alteran, no solo de cuando vivía en casa de mis padres, sino también en la actualidad, aunque no es por él sr. Osito como muchos se imaginarían (ya que no convivo con nadie más que con él), sino por agentes externos. Cuando me casé, me puse a trabajar un tiempo, pero para mí mala suerte, pasé por un momento difícil; me asaltaron dos mujeres y un hombre, en un taxi, una de ellas con un desarmador, la otra con un arma, mientras el sujeto no se bajó del auto; me quitaron todas mis cosas, entre ellas, mi anillo de compromiso, que es lo que más dolió. Este hecho me marcó mucho y desarrollé cierto miedo por salir; de hecho, aún sigo teniendo algo de ansiedad al salir sola o al tomar un taxi, pero trato de controlarla, pues a veces es necesario, aunque prefiero siempre salir con mi esposo (aunque muchos no lo entiendan y piensen que es porque él no me quiere dejar salir, la verdad es que yo no me siento cómoda al salir de mi casa, sola).
Además, desde siempre, he tenido cierto grado de enoclofobia; ¿qué es esto? La enoclofobia es el miedo a las multitudes. Cuando era más pequeña, mis hermanas me llevaron a una especie de concierto, que hacía antes a empresa Coca Cola y ahí, en medio de toda la gente, sufrí una crisis nerviosa y asmática. Una de ellas se enojó, porque “ya casi estábamos frente al escenario nos tuvimos que salir de ahí”, pero, es algo que no puedo controlar. En los desfiles a los que iba, realmente me sentía, inquieta y, aunque cuando era pequeña, que me cargaban en brazos, no pasaba por tanto miedo, después, cuando ya tenía que ir sola, me daba mucho nervio. Mi familia, especialmente mi madre, pensaba que solo exageraba, así que muchas veces me obligué a acompañarlos a desfiles, peregrinaciones, fiestas, aguantando estoicamente la situación, aunque por dentro estuviera echa un manojo de nervios (gracias al carácter de Ojou Cat que llega a salir a flote cuando hay que parecer fuerte, a pesar de estar muriendo por dentro).
Pero en cuanto tuve el derecho de negarme a hacerlo, lo hacía; me negaba a salir, a ver a gente, a ir de compras o a cualquier cosa que implicara estar cerca de mucha gente desconocida, porque eso me alteraba, me hacía sentir inquieta y tener el deseo de alejarme corriendo lo más que podía. A la fecha, no puedo acudir a eventos como convenciones, que, aunque si quiero, al final, termino muy nerviosa. Tampoco me gusta que la gente me vea; sí, admito que a veces mi ropa llama la atención, pero es que me gusta ese tipo de ropa, ¡no es porque quiera que me tomen en cuenta! Mi incomodidad a socializar no tiene que ver con mis gustos personales en cuanto a mi ropa, comida y demás.
Y la depresión…
Siempre he sido depresiva, siempre he menospreciado lo que hago, lo que creo, incuso, a mí misma, pero esto, como dije en un principio, es por mi educación. Ya muchas veces lo he dicho, años con distintos psicólogos, no pudieron ayudarme a superar muchas cosas, pero, aclaro, no estoy loca.
Es cierto, tengo muchas vocecitas en mi cabeza, tantas que jamás me siento sola y no me molestan, al contrario, me ayudan, me hacen ser fuerte, pensar las cosas con calma y hasta mis miedos y temores… el problema viene, cuando dejo de escucharlas.
El silencio es abrumador, me siento terriblemente sola, como si estuviera en una horrible habitación blanca, donde no hay nada más que el sonido de mi respiración y el eco de mis sollozos y lamentos; no permito que palabras de aliento o muestras de afecto lleguen hasta mí y lentamente me hundo más y más en la oscuridad de un aislamiento personal, que en vez de ayudarme como cuando me pongo a meditar, me deja en la soledad más desagradable, donde ni siquiera mi voz puedo escuchar con claridad.
Necesito mis voces internas, las necesito para pensar, para aclarar mis ideas, para tomar decisiones, para ver las opciones y posibles resultados de mis acciones; necesito a mi yo interior que me diga todo lo que ya sé y que no quiero aceptar, a esa ‘yo’ interior que me de esos golpes de realidad que se me dificulta mucho poder aceptar de terceros, necesito a esa ‘yo’ interior que me dice “todo va a estar bien” y se lo creo; necesito a esa ‘yo’ interior, que me hace ser más fuerte de lo que realmente creo que puedo ser, pero hace días, todo quedó en silencio.
¿Por qué digo esto? Porque cuando se lo comenté a un amigo, cuando le dije: “me puse tan mal, que no solo estrellé un espejo, sino mi celular y hasta mi computadora, además tuve el deseo de romper con todo lo que me hace feliz, no solo las páginas, sino mis escritos, mis dibujos y hasta con mi esposo…”. Y ese amigo me dijo: “necesitas un doctor, alguien que te ayude a superar esta depresión, si fuera por mí, yo te habría llevado sin preguntar…”
Pero no quiero… No quiero ir a un médico, no quiero terminar con un psiquiatra, internada por haber caído en un estado tan alterado y que me digan que estoy loca, que necesito estudios, que me observen como ‘rata de laboratorio’, para que al final, me digan que solo fue un mal momento.
En el fondo sé lo que tengo, en el fondo, sé que puedo superarlo, pero necesito escuchar esas voces que ahora mismos están en silencio; esas voces que me hacen ser creativa, imaginativa, soñadora, que me invitan a escribir, a dibujar, a ver solo el lado positivo de la vida y a disfrutarlo, como jamás antes de conocer a mi esposo, lo pude disfrutar de verdad.
Pero lamentablemente no es sencillo.
Estar ligeramente equilibrada, me tomó años de práctica, años de conocerme, de meditar, de leer, de aprender, de escucharme a mí misma, diciéndome lo bien o mal que lo hacía según mis propios principios e ideales, obligándome a ignorar esas palabras de desaliento que en su momento me rodeaban de mi propia familia y por eso, lo que más me duele es que en este momento, me siento a la deriva, porque no puedo escucharme. Sé que es tonto, sé que quizá muchos no lo comprenderán, pero esto es un proceso que tengo que pasar y superar, para poder estar en paz, o al menos hasta que una vez más, me hunda en la depresión.
Además, tengo que hacerle frente de una u otra manera a mis problemas físicos; mis rodillas, mis manos, mis alergias, mis constantes dolores, mi asma… Todo eso que me desgasta más de o que siquiera puedo imaginar y termina también provocando que me entristezca.
La culpa es horrible.
Me educaron para sentirme culpable por levantar la voz a mis padres, aunque ellos me gritaban y me maltrataban de manera no física, pero sí psicológica; me enseñaron a sentir culpa y a no poder negarme a lo que ellos decían o querían y guardar mi dolor; me enseñaron a que ellos mandaban y si se equivocaban, volvían a mandar y si yo les contestaba, era la que actuaba mal. Me educaron bajo un régimen militarizado y tiránico, enseñándome a sentirme culpable hasta de lo que hacía bien.
Culpa.
Eso me afecta, porque sé que no estoy actuando mal, sé que tengo derecho de decirle ‘tú estás equivocada’, pero luego, llega la culpa a decirme ‘es tu madre/padre//hermana y ellos tienen razón y tú no, ¡porque tu jamás tienes razón!’ Y sin esas vocecitas en mi mente que me digan “no es cierto, tú estás bien, actuando de acuerdo a los principios y valores que has decidido seguir y no que te impusieron, es lo que te hace ser tú y te hace actuar correctamente” entonces, me siento culpable y me afecta anímicamente.
Es difícil quitarme 25 años de una carga emocional tan grande como lo es mi familia.
Y a qué viene todo esto, pues a lo siguiente
Hace casi un mes, me enteré que mi padre estuvo en el hospital, que estuvo grave y mi madre me habló, teníamos desde el 18 de diciembre que no hablábamos “bien” (en mi cumpleaños me marcaron por compromiso para felicitarme, nada más) y realmente si fuese por mí, no me hubiese comunicado, pero el día 24 de enero 8si no estoy mal), mi madre me marcó.
Me extrañó, porque en aquella ocasión, si no mal recuerdo el lunes 18 de diciembre (cumpleaños del sr. Osito) dijo y cito textualmente: “ya no te voy a marcar más…” y yo le respondí “de acuerdo, yo tampoco…”
Así que, cuando sonó el teléfono y vi el número, respondí por educación y cortesía, más que por el deseo de hacerlo y, ¿qué me encuentro? A mi madre en un mar de lágrimas, porque mi padre está hospitalizado desde la noche anterior, debido a su problema de diabetes e insuficiencia renal.
Al parecer, le hicieron hemodiálisis, que por lo que me comentó mi hermana (la que es enfermera), es un procedimiento de limpieza de la sangre, porque ésta ha sido llenada de toxinas por el mal funcionamiento de sus riñones; se supone que esto ya es grave y como estaba muy mal, estaba internado de urgencias.
Con la misma actitud con la que le hablé aquél día en que rompimos relaciones, le dije a mi madre:
-Cálmate, no ganas nada con llorar – pero ella siguió llorando, obvio, no iba a servir de nada lo que le dijera – dime, ¿cuándo fue?
-Anoche – respondió – ¡estoy sola! Tu hermana está en el hospital y no la han dejado verlo y yo estoy sola en casa…
-No estás sola, cálmate – traté de tomarlo con paciencia, pues debía hacer que me dijera las cosas y hacerle ver la situación – tú sabes que está enfermo, tú le dijiste muchas veces que se cuidara y no quiso hacerlo, tarde o temprano esto iba a ocurrir…
Solo hubo llanto como respuesta.
-Además, sucederá lo que tú Dios – e hice énfasis en el ‘tú’ – quiera, así que nada puedes hacer y deja de llorar, no sé si el niño este ahí contigo – me refería a mi sobrino – pero no debe verte así.
-¡Está en la escuela! – respondió aun histérica.
-Pues no importa – le dije de nuevo con una actitud fría – en un rato irán por él y no es bueno que te vea así.
-No me he podido comunicad con la ‘güera’ – ese es el apodo de mi hermana, la que es enfermera y es más común decirle así que por su propio nombre, incluso para mi madre – ¡no sé qué hacer!
-No puedes hacer nada, solo esperar, si ya está en el hospital, lo van a atender como necesita, nada más – anuncié sin ánimo – ahora, yo le mandaré mensaje a la ‘güera’, a ver si me responde, cálmate, que no va a pasar nada.
Después de eso, me despedí, colgamos y le intenté marcar a mi hermana, aunque no me respondió, por lo que le mandé mensaje; supuse que estaría dormida, pues la noche anterior había vuelto a su empleo, después de unas vacaciones largas (no había tomado las que le tocaban el año pasado, por el curso que estuvo haciendo en Tijuana) y como sé que trabaja de noche y sale a las 7 u 8 am, supuse que a las 10 am estaría dormida (para mi eran las 11, pues tenemos una hora de diferencia).
Después de eso, el sr. Osito me preguntó cómo me sentía y le dije:
-Bien…
-¿Segura? Yo sé que te puede afectar saber eso de tu familia y más por como andas…
Lo que pasa es que en ese momento, tenía SPM y había empezado a andar algo alterada de los nervios y emocionalmente, no solo por culpa de las hormonas, sino porque ya me sentía mal desde antes.
-Estoy bien, desde hace mucho sé que está enfermo, pero como le dije a mi madre, si no se cuida, es muy su problema, una vez se lo dije y se lo repetiría si lo tuviera enfrente, ‘si se quiere morir, déjalo que se muera’.
Pero creo que el señor Osito no me creyó, pues parecía querer consolarme, hasta que le dije:
-Lo que tengo es sueño ‘acurrúcame’ para dormir, porque me vine a acostar a las 8 y cacho de la mañana y apenas son las once, realmente estoy cansada…
Después de eso, nos hicimos bolita y me dormí, hasta como las doce y media, que mi hermana, la ‘güera’, me marcó.
Cuando le respondí, me comentó que le había marcado a mi madre y tanto ella como mi hermana mayor estaban histéricas, algo que debo decir, no me sorprendió nadita; me dijo que se había comunicado al hospital dónde tenían a mi padre, porque conoce a gente de ahí y una jefa de enfermeras le dijo que sí, estaba muy grave, por lo que no podía decirle con exactitud cómo reaccionaría pero le estaría enviando mensajes para avisarle.
Me dijo que debíamos prepararnos para lo peor y le dije:
-Lo sé, no te preocupes, yo sé que no podía irle bien y menos si no se cuida.
-Sí, eso también, pero me refiero, para ir, tú y yo – dijo con cansancio – en caso de que fallezca.
-Yo no voy a ir – sentencié seriamente.
-No es bueno que seas así, tienes que ir, para despedirlo.
Sé por qué me dijo eso, pues, yo soy la única hija de mi padre realmente y sí, lo digo abiertamente, porque estoy cansada de que me estigmaticen por decir la verdad, pues cuando se enteraron que lo decía, me regañaron y me echaron en cara muchas cosas para hacerme sentir culpable, cuando mi ‘querido’ padre lo dice a espaldas no solo de mi madre, sino de mis hermanas, e incluso ha dicho y cito textualmente “ellas son como perros de la calle que deberían estar agradecidas conmigo de que las recogí y las alimenté, cuando otros las abandonaron”; pero como yo no soy ‘quien’ para decir esas cosas o meterme en sus broncas, porque no sé nada del pasado de mi madre (algo que ella no me quiere contar) yo no puedo sacarlo a la luz, según ellos, aunque también me afecta no solo emocionalmente. Pero a estas alturas, a mi es a la que no debería de tomarme en cuenta, pues ‘adoptó’ un hijo varón, ese hijo que nunca tuvo y es feliz con él, yo no sé para qué me quiere ahí o dice que me quiere mucho, si su actitud es completamente distinta, aunque claro, para guardar las apariencias es bueno.
Pero no puedo ser desagradable con mi hermana, la quiero un chingo, así que le tuve que dar mis razones en ese momento y le dije:
-Mira, no voy a ir, porque tú sabes como soy, en este punto de mi vida no me voy a callar mis reproches, porque lo admito, le tengo mucho resentimiento a mi padre y si lo veo vivo, se lo echaré en cara aunque esté en cama y si está muerto, también lo diré, porque no voy a ser hipócrita… la gente cuando una persona muere, dice solo las cosas buenas y así no es la cosa, y lo mismo hizo él – me refería a mi padre – con la muerte de mi abuela, que antes de eso, para él era una bruja y lo gritaba a los cuatro vientos, pero cuando murió se convirtió en una ‘santa’, ¿verdad? Y yo no soy así, las personas tienen defectos y virtudes, no puedes simplemente omitir todo el daño que te hicieron, solo por el qué dirán los demás y yo no seré así, vivo o muerto le diré sus verdades y no quiero meterme en problemas con mi madre por hacerlo…
Mi hermana sabe muy bien que tengo broncas con mi madre también, así que prefiero llevar la fiesta en paz, lo mejor que puedo, para no sentirme culpable por lo que ocurra.
-Si voy y hablo – proseguí – mi madre se enojará y no le quiero falta al respeto, porque también le voy a decir sus verdades, ya que está siendo hipócrita, porque ahora que mi padre se está muriendo llora como si le importara, pero bien que antes decía ‘que se muera’ o ‘yo no voy a ir a cuidarlo si se está muriendo en el hospital, porque es un ‘perro’ que me ha tratado mal toda mi vida desde que nos casamos’.
Sí, estoy hablando mal de mis padres y sé que hay un jodido mandamiento que dice ‘honrarás a tu padre y a tu madre’, pero no puedo seguir enseñanzas de algo/alguien que no creo.
-Así que no – dije con seriedad – prefiero no ir, si ellos quieren hablar de mí, que soy una mala hija por no ir a ver a mi padre en sus últimos momentos, bueno, prefiero no estar ahí para evitar hacer el pleito más grande y que digan lo que quieran, así como día a día se quejaban de que mi padre era un ogro que le decía no solo a mi madre, sino a mi hermana mayor, hasta de lo que se iban a morir… pero yo sé bien que lo que hago es para evitar más pleitos innecesarios y me quedaré con la conciencia tranquila… si mi padre muere, ya lo despediré yo acá, como yo acostumbro a hacerlo con las personas que fallecen y nada más…
Sé que mi hermana no me entiende, pero ambas respetamos las decisiones una de la otra, cosa que la demás familia no hace y me dijo:
-Pues bueno, yo si voy a ir, aunque me esperaré, en caso de que suceda, porque no puedo ir a quedarme allá a cuidarlo, tengo trabajo, tengo familia, mis hijos me necesitan y no los puedo dejar solos…
Mi hermana sabe que no es una opción ir, pero ella es más buena y quizá más noble que yo, así que seguramente irá; aunque claro, le sugerí que no llevara a mis sobrinos con ella, pues las cosas iban a estar feas, ya que mi madre y mi hermana mayor seguirían histéricas y luego con el engendro de mi otro sobrino, quien sabe cómo se pondría la cosa.
Quizá soy demasiado dura y como le dije:
-Soy orgullosa, mi padre me lo dijo una vez, que era demasiado orgullosa, pero él es igual… Quizá estoy haciendo mal, no voy a decir que no y tal vez en el lecho de mi muerte pague por esto, pero no voy a cambiar de opinión, no está en mí, no me nace, no quiero, porque sé que si voy, me meteré en más problemas…
Y realmente es lo que quiero evitar, tener problemas con ellos.
Sé que así como mi madre y especialmente mi hermana mayor hablaron mal de mí, con lo sucedido en diciembre, de nuevo despotricarán en mi contra y realmente en ese momento me valía; estoy cansada de andar en ‘dimes y diretes’ que no llevan a nada más que a chismes y terminan afectándome.
Si la familia quiere pensar mal de mí, que lo hagan, yo tengo mi conciencia tranquila, pues sé bien quien es mi padre en realidad; sí, es cierto, hubo momentos buenos, pero los malos y los peores, esos me dejaron más marcada, por lo que decirle ‘padre’, es solo una formalidad, porque realmente, como le dije a mi hermana mayor en su momento, “no fue, ni es, ni jamás será un buen padre para mí, mucho menos para ustedes…”
Y eso me recuerda a algo que escribí en la historia de ‘juicio’, algo que dice Dyedkhar:
“Que sencillo, tanto, que parece una broma… los humanos, piensan que pueden hacer lo que sea en la tierra, comportándose de manera aberrante y yendo en contra de los designios de los Dioses, creyendo que al final de sus vidas, simplemente decir ‘perdón, estoy arrepentido’ les permitirá llegar sin ningún problema a la vida eterna, sin siquiera pasar por la duat, ni sus pruebas… No es así, todo acto es grabado en el alma, todas las acciones que han hecho, buenas y malas, se queda ahí, para que al final de sus días, pueda llevarse a cabo el juicio de la verdad…”
Y lo creo… quizá, al llegar el final de la vida, las personas se arrepientan de sus acciones, pero no sirve de nada pedir perdón, ¿o sí? Cuando era más joven, eso me lo enseñó mi padre, que no servía de nada, pedir perdón, porque él jamás disculparía mis pequeños errores, mucho menos los grandes… Así que, sí él tiene algo de qué arrepentirse, esperemos que su Dios sea más benévolo que los míos…
Y así estuve pensando por días, hasta que la culpa me asaltó.
La maldita culpa, de no ser una buena persona, de no ser amable, de no ser noble y muchas más cosas…
Si a esto, le anexan mi situación anímica tan voluble, mis hormonas alteradas, el hecho de que tuve dos periodos en el mes de enero, aunado a los problemas y sentimientos encontrados con ciertos mensajes que recibí, la culpa aumentó más y más y más… Y no pude hacerle frente, ni siquiera con los pleitos con el sr. Osito.
Admito que mi matrimonio no es perfecto, que tenemos ciertos problemas el sr. Osito y yo, pero son lo normal en un matrimonio; la ropa, la comida, la basura de las chunches en el cuarto, mis ‘hijos’, mis caprichos por lo que le pido (como ciertas portadas), etc. Pero él y yo los sobrellevamos, juntos, y ahora, en este estado, no me es posible, porque hasta esas cosas que normalmente son enojos pasajeros, no me enojan, sino que me deprimen, me hacen sentir mal y como dijo mi amigo “es obvio que tu estado está afectando tu matrimonio”, por eso, de verdad, estoy luchando por volver a estar normal, al menos dentro de mis propios estándares, porque sé que para muchos, no lo soy.
Como comenté ayer en patreon, había decidido borrar mi cuenta en esa plataforma, pues lamentablemente, debido no solo a mis constantes altibajos sino a mí y un motivos, no puedo ser lo suficientemente productiva para ofrecer mejores recompensas a quienes me apoyaron cuando abrí mi cuenta, pero al final, decidí no hacerlo y he aquí la razón y cito:
“Patreon es una manera de obtener remuneración para al creador, pero claro, la aplicación no es por caridad (al menos eso es lo que tengo entendido) y para poder pertenecer a patrón, debes aportar algo para retribuir el apoyo de aquellos que te siguen y desgraciadamente, no soy una persona que pueda cumplir con estas expectativas tan altas.
Esa es la razón por la que decidí cerrar patreon, pues no puedo cumplir con el propósito:
-Creador ofrece material y los patreones aportan por dicho material-
Pero hay un pequeño problema, en Patreon hay algo que no está en mi blog y que posiblemente no esté en un largo tiempo y ¿qué es esto? Preguntarán.
Esto es ‘Oscuridad’…”
Y antes de hacer un paréntesis, porque les quiero explicar otra de las razones, por las que caí en depresión, el día 16 de febrero, les diré lo siguiente.
Oscuridad fue el primer contenido completamente exclusivo para patreon, aunque su propósito inicial es otro, el cual en líneas más adelante les diré, pero precisamente por esta razón es que no puedo cerrar patreon, pues las personas que ya pagaron por leerlo, no merecen que, de buenas a primeras y solo por mi situación y capricho, les quite ese pequeño gusto de saber que son los únicos que pueden leer y saber de qué trata ‘Oscuridad’ (porque pagaron) y lo ponga gratis en mi blog, para los demás.
Sí, estoy haciendo distinción, pero no es por ser mala gente o porque me sienta engreída; entiendan, en mi blog, pongo todo lo que sale, en FB también y trato de dar todo mi contenido gratis, sin ninguna oportunidad de lucrar con mi trabajo y esfuerzo.
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Esta es la razón del porqué no puedo errar Patreon, pues si alguien desea leer Oscuridad, solo con donar un dólar puede hacerlo, ya que tendrá acceso a todo lo que se publicó con antelación.
Hace meses, les dije que les tenía una sorpresa, me estaba esforzando por que las cosas resultaran bien, incuso me esmeré y pagué todos los tramites (mi hermana me dio dinero, pues era algo que no podía costearme del todo el sr. Osito) y fui paciente. Lamentablemente, el 16 de febrero, aún en medio de mi depresión y aunque estaba tratando de sobrellevarla un poco (con el apoyo de mi esposo), me llegó una noticia que me derrumbó.
Para poder explicarles, les diré lo que quería que fuera sorpresa, pero ya, llegué al límite y es mejor decirlo, porque en este punto, creo que eso no tiene futuro, pues las dependencias gubernamentales de mi estúpido país, no me están dando las facilidades, al contrario, me están poniendo más trabas de las que me gustaría.
Desde mediados del año pasado, decidí publicar en físico ‘Destino’. Realicé una edición completa, que aún no está en mi blog (pequeños cambios, detalles y cosas que podrían ser ínfimas), realicé dibujos, anexos, planos y por ello, escribí ‘Oscuridad’, la contraparte de la historia, desde el punto de vista de Alejandro De León, porque en el libro físico, quería que estuvieran ambos, es decir, Oscuridad al final de Destino, como un Extra complementando la historia.
En diciembre, recibí el primer documento de los dos que debía tramitar y la dependencia, como ya saben, me dijo que me esperara a iniciar el año, para realizar el segundo trámite. Lo hice, me esperé, porque deseaba hacer todo como ellos lo piden y legalmente ahorrarme muchos problemas, aunque mi libro ya está en la página para que solo lo libere y pueda ser comprado, físicamente, desde México, España y Venezuela (no sé si Colombia también) gracias a la Editorial Bubook, pero, el viernes 16 de febrero, me llegó la notificación de México, que me denegaron el código ISBN y el código de barras, que son necesarios para poder comercializar un libro.
Es el Número Internacional Normalizado del Libro (ISBN por sus siglas en inglés, International Standard Book Number), el cual, es un identificador internacional que se designa a una publicación o edición monográfica de forma exclusiva, relacionado a un título, su editor, el país donde se publica y las características editoriales de la edición.
Por lo tanto, si yo quiero publicar en físico y digitalmente, necesito a fuerza el ISBN (y son dos diferentes, uno para cada caso), de lo contrario, si no lo tengo, mi libro puede generarme problemas legales en mi país (no sé si en todos) más que nada por cuestiones de impuestos y de venta sin permiso de las dependencias oficiales.
Ahora bien, leyendo los acuerdos y reglamentos, dice que, si yo publico un libro y no tiene el ISBN y lo quiero tramitar después, se me denegará, porque debo solicitarlo antes de que la impresión y distribución del material sea hecha, así que después de esa primera edición sin ISBN, las consecuentes solo se le dará a las editoriales, la oportunidad de realizar el trámite de dicho número y no a un autor independiente.
Por eso me lo estaba tomando con calma, porque las letras pequeñas de las leyes, son demasiado confusas y si no se les pone atención, terminas siendo jodido por el maldito sistema; en este caso, todas las facilidades son para editoriales y lógicamente, ellas se quedan con una gran parte de comisión del libro (más si se convierte en un libro con grandes ventas), pues ante las dependencias, ellos tienen los derechos de mi libro, como tal, aunque yo sea la dueña del escrito y si otras editoriales, quieres publicarlo, primero se comunican con la editorial que tramitó el ISBN antes que con el escritor, o sea yo.
¿Por qué me negaron la expedición del código ISBN y el código de barras, a pesar de haberlos pagado?
Por cuestiones burocráticas, pues hubo ciertos errores en los formatos que llené (tres errores), pero aunque admito que esos tres detalles fueron mi error, me notificaron que me hacían falta más datos, a los cuales ellos denominaron ‘metadatos’, cosas de las cuales yo no tuve conocimiento, porque nadie me dijo, ni en la agencia, ni en la página web, ni por teléfono, ni en ningún lado, que debía anexar en mi solicitud, (entre ellos, ¡una copia digital de mi libro!) y ahora me lo exigen, pues de lo contrario, mi tramite quedará en ‘stand by’ por tiempo indefinido.
No conforme con esto, me piden un número del cual yo no tengo la manera de conocerlo y este es, la cantidad exacta, de copias que tendrá esta primera edición del libro, pues a su lógica (muy común, claro está), al ser un libro físico, cualquier editorial, realiza un tiraje exacto de números para la impresión de dicho material, pero, como la editorial donde yo voy a publicar, es imprimir libro por libro, según lo vayan comprando, yo no puedo tener acceso a ese dato, y la dependencia del ISBN, me exige un número real y no un estimado, de lo contrario, no me pueden dar el numero ISBN.
Ahora, para poder tomar medidas, debo acudir a la oficina de Monterrey, para informarme exactamente de lo que me están solicitando desde México (los denominados ‘metadatos’) y eso me tomará tiempo, pues aunque el sr. Osito me dijo que fueramos este lunes pasado, por cuestiones económicas (sí, soy pobre) no pudimos acudir a las oficinas, además, si hay una cuestión que tengo que arreglar ahí mismo y resulta que podría necesitar realizar otro pago (aparte de los que ya hice) que serían casi 300 pesos extra, algo con lo que no había contado.
Todo esto, sin contar que tengo que reenviar toda la documentación a México y esperar a que me la devuelvan. Mi esposo me dio la opción de enviarlo por la paquetería, con la facilidad de pagar el regreso (algo que costará lo mismo que el envío de ida) para que no tarden en devolvérmelo, porque la agencia del ISBN me envió la documentación los primeros días de febrero (de hecho la documentación está fechada el 31 de enero) y me llegaron el día 16 de este mes, porque lo envían por correo.
Pero aunque esta opción no me desagrada, hay que ser realistas, podrían llegar a negarme el código, sino cuento con la cantidad exacta de copias que serán, entonces, el sr. Osito me dijo que si no me dan el ISBN por ese detalle, pagaríamos el código por la misma editorial, pero eso es una cantidad mucho mayor (más de 1500 pesos) y no nos lo podemos permitir, no solo porque ya tenemos ciertos ajustes económicos y el sr. Osito necesita ropa con urgencia (debido a que está gordito, la ropa es muy difícil conseguir para el) sino porque realmente, no me gustaría, ya que como mencioné con anterioridad, el derecho de ‘venta’ para que otros lo publiquen, ya no será mío, sino de la editorial Bubok.
Realmente no sé porque a las editoriales como Bubok (que imprimen copia por copia según la demanda), les dan las facilidades para poder tramitar el ISBN, sabiendo que no cuentan con esos datos (cantidad de tiraje); es obvio que hay ‘predilección’ para las grandes compañías y no para verdaderos autores independientes. Si algún día soy famosa (que lo dudo) será lo primero que me queje, de la burocracia y trámites de mi país, para escritores y demás artistas. Pero por eso, en este momento, me encuentro atada de manos, hasta que vea que se puede hacer y mientras tanto, solo me queda tener paciencia y pelear con mis problemas personales.
Cómo pueden imaginar, fue otra de las cosas que hizo que me deprimiera a morir (como comenté, ya traía otras cosas encima desde antes) y esto provocó que cayera en cama, llorando, todo un día entero.
Y por eso les contaré algo que ocurrió antes de lo que sucedió el 16 (y después también).
El día 14 de febrero, el sr. Osito me llevó a un compromiso que me había hecho desde enero, el cual, por mi desanimo, no quería ir, pero lo hice para no quedar mal.
Había quedado en que iría a vender pays a su trabajo (pay de queso, de manzana y de carne) con motivo del día de San Valentín. Al llegar, yo solo quería esconderme, pues como mencioné antes, no me gusta que la gente me vea, pero lamentablemente, no pude hacerlo. Mi esposo se quedó a mi lado, la mayor parte del tiempo (tuvo que unas cuantas veces a otros lados, incluyendo ir en busca de comida XD) y trató de darme ánimos, pues era notoria mi ansiedad por la gente que pasaba, os que se detenían, los que compraban y los que no lo hacían también.
Aunque no me lo propuse, ese día terminé poniendo mis dibujos de San Valentín (de Ojou y el sr. Osito) en la mesa, pues me había llevado mi libreta y de casualidad ahí iban ellos dos (no iba Kesito), pero además, aun lado de mi (la mitad de la mesa) era ocupada por un chico que según dibujaba. El chico ofrecía dibujar a las personas en versión “chibi”, como quisieras, en quince minutos o menos, gratis, aunque podían dejarle propina y muchas personas se acercaron, algo que me puse nerviosa, aunque no era a mí a la que estaban viendo, pero mucha gente es incómodo para mí; cuando esta gente, veía mis dibujos, preguntaban si él los había hecho y les dije que no, que los hacía yo, entonces me preguntaban que si no les podía hacer uno ahí y yo les decía:
-No traigo ni mis lápices, plumones, hojas, realmente no vengo preparada, a verdad no puedo…
-Pero si te encargo uno, ¿lo harías?
-Pues sí, supongo, solo dime de qué…
-Es que yo quiero uno de Sailos Moon –dijo una chica.
Y le respondí – sí, está bien, si puedo, pero no en este momento.
Parecía que no me creían que yo pudiera dibujar, algo que no me afectó en su momento, pues me sentía mejor que no me presionaran, la verdad, me pone nerviosa que me vean dibujar, así que por eso no lo hago frente a las personas.
Entonces, el chico se llenó de pedidos y no, no los terminaba en menos de 15 minutos. Su técnica era a mano, en hoja bond (delgada) a crayola, con toques de prismacolor (muy poco), pero luego el cansancio y el estrés se hizo presente en él. En poco tiempo, empezó a quejarse de que tenía muchos pedidos, de que se estaba cansando, de que ya le dolía la mano, de que ya no sabía cómo hacer los dibujos (poses, letras, fondos), de que no iba a acabar, pero aun así, aceptaba más y más; realmente creo que fue una tontería, pero ¿Quién era yo para decirle algo? Obviamente nadie, por eso mejor callé.
En un momento, una chica nos compró, a mi esposo y a mí, dos pays y le regaló uno a ese chico; él le dijo a modo de “broma sarcástica”:
-No puedo aceptar productos de la competencia.
Y eso me hizo ponerme un poco mal, no solo triste, sino a la vez enojada.
No éramos competencia, yo no estaba dibujando, yo no estaba realizando el mismo trabajo que él; no digo que no puedo dibujar, simplemente digo que no éramos competencia en ningún sentido y creo, sin querer sonar presuntuosa, que aunque lo hubiera hecho (ponerme a dibujar y vender mi trabajo, no regalarlo) no hubiera sido de la misma manera que él, pues a mí me gusta hacer cosas con algo más de calidad, por eso no uso cualquier hoja, sino que uso opalina (hoja gruesa), para que no se maltraten los dibujos; coloreo con prismacolor, a pesar de saber que un buen artista, puede crear obras hermosas con cualquier color (no tienen que ser de marca), pero si lo hago es porque el acabado que yo les puedo dar con estos, es mucho mejor por ser un poco más suaves que otros y además; además, no menosprecio las bondades de las plumas, como él que dijo que un dibujo a pluma no se vería tan bien, pues se bien que, aunque yo no puedo usarla correctamente, con la puma se pueden hacer trabajos excepcionales y finamente, a mí me toma mucho más de quince minutos en hacer cualquier dibujo (hasta los chibis) y todo el mundo lo sabe (por eso me tardo mucho en dibujar algo).
Yo también fui joven, yo también fui estúpida y también prometí cosas que no podía cumplir, pero cuando maduras, cuando sabes lo que conlleva hacer cualquier clase de trabajo, conociendo tus alcances y límites, sabes hasta qué punto puedes aceptar “trabajo” que puedas cumplir y no quedar mal. Es obvio que uno quiere quedar bien con amigos y conocidos, pero hay que saber que no a todo el mundo le va a agradar el resultado, como a él, que uno de sus amigos no apreció su ‘arte’, como él esperaba, porque no era su estilo dibujar lo que él le pidió, pero si sabes que no es tu estilo, aclaras desde el principio “solo puedo hacer tal cosa…” no dices que sí a todo, a sabiendas que no puedes.
Pero bueno, esas son cosas que se aprenden mientras vas creciendo y madurando (yo lo aprendí a la mala también hace años).
Así, el domingo me puse a dibujar (aunque realmente no tenía ánimos), no soy buena dibujando animales, pero siendo chibi, me sería más sencillo; hice varios bocetos de Luna y al final, los pasé a una hoja y quedó lo que ven en la imagen. A pesar de todo, me sentí satisfecha con el resultado, más que nada porque era lo primero que dibujaba después de haber pasado muchos días deprimida, llorando, durmiendo, viendo a la nada o cuando mejor me iba, entrando a WoW y yéndome a un lugar escondido de todos, pasando horas pescando y pescando y pescando, hasta que me dormía.
El lunes, el sr. Osito se llevó el dibujo. Le había dicho que, como no me había puesto de acuerdo con la chica, pues no sabía que tamaño sería, no podía cobrarle una cantidad, así que ella lo viera y que le diera lo que considerara justo, por el tamaño de la hoja y la calidad del trabajo. Al final, El sr. Osito me llegó con 20 pesos (dos monedas de diez, lo que equivale a 1.07 Dlls) honestamente, eso me deprimió mucho; saber que mi trabajo valía eso para una persona que decía que le había gustado mucho, no fue una buena sensación.
Según la chica le dijo que, si yo pensaba que era poco, que él le dijera y a ver cuánto más me daba, pero le dije al sr. Osito que no le dijera nada, pues no quería que pensara que estaba mendigando, después de todo, en su conciencia lo hallaría. Además, sé que siendo un Fan Art, no debo cobrar, pues el personaje pertenece a alguien más y solo esa persona puede lucrar con la misma, pero si me sentí mal porque fueron horas de trabajo y dolor de espalda.
Pero he decidido no hacer más dibujos por encargo, a menos no en un buen tiempo, pues es lógico que mi arte no es lo suficientemente bueno u..u
La segunda cosa que me ocurrió, fue que el sr. Osito me compró rosas, para hacerme sentir mejor; me compró un ramillete de rosas y un par de rosales; eso me levantó un poco el ánimo, especialmente cuando los planté en mi jardín y él me ayudó (por mis rodillas, no puedo hacer mucho esfuerzo). Tenía mucho tiempo que quería rosas, pero no había podido comprar, por falta de dinero para esos pequeños lujos, ahora, creo que cada que salgo al jardín y veo las flores, me siento bien, aunque pronto se caerán u..u es lo malo de que no se llenen de rosas siempre.
Sé que les quedé mal con un Fic para San Valentin, pero aunque quedó a medias y quizá podría terminarlo, no creo que sea bueno subirlo ahora, ya que pasaron muchos días… tendrá que ser para el próximo año. Me disculpo por ello.
Ahora mismo, quisiera enfocarme en empezar a publicar algo largo el otro mes y trataré de poder cumplir esta vez con mis propósitos.
Muchas gracias a aquellos que llegaron hasta aquí y leyeron todo mi testamento, espero no haberlos aburrido y ojalá con esto, sea suficiente para que comprendan el por qué me desaparecí todo este tiempo (mírenlo por el lado positivo, no dejé ningún escrito a medias XD)
Un saludo y nos leemos luego.