Capítulo XI
Después de la sencilla ceremonia, los invitados degustaron una exquisita comida, mientras el ambiente era amenizado por los músicos. Luís, Daniel Víctor y Lucía, les hicieron unos pequeños regalos, que eran más que nada simbólicos; Ivan, David, Julián, Miguel y Marisela, también les hicieron regalos de ese tipo, puesto que conocían muy bien a Alejandro y sabían que cualquier cosa que le dieran a la pareja, sería algo que no necesitarían.
Por su parte, el padre de Alejandro les regaló un viaje a Canadá.
—¿Canadá? —preguntó Alejandro al recibir el sobre, con todo lo necesario para ese viaje.
—¡Por supuesto! —asintió su padre con una amplia sonrisa—. En ese país se permite la gestación subrogada para parejas homosexuales, así que pueden ir y empezar con los trámites ¡de inmediato!
Erick abrió los ojos con sorpresa y miró a su esposo con miedo; ellos aún no habían hablado sobre la fecha para eso.
Alejandro gruñó y devolvió el sobre— aun no tendremos hijos, nos esperaremos un tiempo, ya te lo había dicho —especificó.
—¡Yo no tengo mucho tiempo! —dijo el hombre con seriedad.
—No vamos a hablar de eso hoy, ¡me acabo de casar!
—De acuerdo, ¡Marisela! —Diego miró a la castaña, que estaba comiendo al lado de Miguel y ella se incorporó de inmediato.
—Dígame, señor De León.
—Prográmame una reunión mañana, con mi hijo, para hablar de su futura paternidad.
Marisela levantó una ceja, pero no le quedaba de otra más que aceptar— como di…
—¡No! —interrumpió Alejandro.
—¡¿Cómo qué no?! —su padre levantó la voz
Erick se dio cuenta que eso se podía salir de control, así que sujetó el brazo de su esposo con suavidad— amor, tómalo con calma —pidió con una sonrisa condescendiente—, recuerda que le prometimos a tu papá, ver lo de tus herederos.
Alejandro respiró profundamente, no quería discutir con su padre ese día, así que solo iba a postergar esa situación— me tomaré unos días de descanso —anunció con seriedad—, así que si quieres hablar de eso, espérate al otro mes, ¿de acuerdo?
Diego de León entrecerró los ojos— de acuerdo, pero quiero que hablemos de eso empezando febrero —lo señaló con el índice.
Alejandro entornó los ojos— Marisela, programa una reunión con mi padre, el primer día hábil de febrero, cuando vuelva a mis vacaciones.
—Está bien, señor —sonrió la castaña y volvió a su lugar.
El padre de Alejandro se alejó, sintiéndose satisfecho y volvió con su esposa.
—Alex —Erick miró al rubio con nervios—, no hemos hablado de eso y yo no creo que sea bueno hacerlo tan pronto…
Alejandro lo besó en los labios, callando las réplicas de inmediato; cuando se alejó, le sonrió y colocó la frente contra la de su esposo.
—Tranquilo, Conejo, encontraremos la manera de darle largas —dijo con diversión—, no creas que quiero compartirte con alguien más, tan pronto.
Por su parte, el padre de Alejandro les regaló un viaje a Canadá.
—¿Canadá? —preguntó Alejandro al recibir el sobre, con todo lo necesario para ese viaje.
—¡Por supuesto! —asintió su padre con una amplia sonrisa—. En ese país se permite la gestación subrogada para parejas homosexuales, así que pueden ir y empezar con los trámites ¡de inmediato!
Erick abrió los ojos con sorpresa y miró a su esposo con miedo; ellos aún no habían hablado sobre la fecha para eso.
Alejandro gruñó y devolvió el sobre— aun no tendremos hijos, nos esperaremos un tiempo, ya te lo había dicho —especificó.
—¡Yo no tengo mucho tiempo! —dijo el hombre con seriedad.
—No vamos a hablar de eso hoy, ¡me acabo de casar!
—De acuerdo, ¡Marisela! —Diego miró a la castaña, que estaba comiendo al lado de Miguel y ella se incorporó de inmediato.
—Dígame, señor De León.
—Prográmame una reunión mañana, con mi hijo, para hablar de su futura paternidad.
Marisela levantó una ceja, pero no le quedaba de otra más que aceptar— como di…
—¡No! —interrumpió Alejandro.
—¡¿Cómo qué no?! —su padre levantó la voz
Erick se dio cuenta que eso se podía salir de control, así que sujetó el brazo de su esposo con suavidad— amor, tómalo con calma —pidió con una sonrisa condescendiente—, recuerda que le prometimos a tu papá, ver lo de tus herederos.
Alejandro respiró profundamente, no quería discutir con su padre ese día, así que solo iba a postergar esa situación— me tomaré unos días de descanso —anunció con seriedad—, así que si quieres hablar de eso, espérate al otro mes, ¿de acuerdo?
Diego de León entrecerró los ojos— de acuerdo, pero quiero que hablemos de eso empezando febrero —lo señaló con el índice.
Alejandro entornó los ojos— Marisela, programa una reunión con mi padre, el primer día hábil de febrero, cuando vuelva a mis vacaciones.
—Está bien, señor —sonrió la castaña y volvió a su lugar.
El padre de Alejandro se alejó, sintiéndose satisfecho y volvió con su esposa.
—Alex —Erick miró al rubio con nervios—, no hemos hablado de eso y yo no creo que sea bueno hacerlo tan pronto…
Alejandro lo besó en los labios, callando las réplicas de inmediato; cuando se alejó, le sonrió y colocó la frente contra la de su esposo.
—Tranquilo, Conejo, encontraremos la manera de darle largas —dijo con diversión—, no creas que quiero compartirte con alguien más, tan pronto.
Mientras los invitados degustaban la comida, Alejandro y Erick fueron al jardín del hotel, dónde se tomaron varias fotos; al día siguiente, tenían otra cita con el fotógrafo, para tomarse fotos en otros lugares especiales de la ciudad y además, en su luna de miel, recorriendo Europa, se tomarían muchas más. Por eso, el rubio había mandado hacer los distintos trajes nupciales para su esposo, ya que quería que el ojiazul vistiera de muchas maneras, solo para él.
Después de las fotos, la pareja volvió a la recepción.
El primer baile como esposos fue un momento mágico para Erick. Sentía que estaba entre nubes y todo alrededor desapareció; solo estaban Alejandro y él en ese lugar, siendo guiados por los acordes de esa canción que tanto les gustaba a ambos, en un ritmo más lento. Erick sentía la mano de su esposo en la cintura y la otra sujetándole la mano con suavidad; los ojos de ambos se miraban fijamente y el pelinegro sentía que desfallecería por ver esa sonrisa que Alejandro le dedicaba solo a él.
El rubio se inclinó y le habló al oído— ¿feliz, Conejo?
—Tanto, que podría morir de felicidad… —respondió el ojiazul con ilusión, recargándose contra el pecho de su esposo, apreciando el olor de su perfume.
—Eso no sería bueno —se burló Alejandro—, no me puedes dejar viudo cuando apenas nos casamos.
Erick apretó el agarre en la mano y hombro de su esposo, soltó una risita nerviosa— no te librarás de mi tan fácil, Alejandro…
—Esa amenaza me gusta…
Después del primer baile, ambos pasaron a la mesa dónde estaba el pastel, que había sido decorado de manera sobria y perfecta, coronado por unas figuritas de cristal, con forma de conejo y león, enmarcadas por un corazón y algunas flores.
—¿Te gusta la figura?
—¡Es hermosa! —admitió el ojiazul.
—Fue difícil elegir una —Alejandro entrecerró los ojos—. Me diste el trabajo más difícil.
—Seguramente le ordenaste a alguien más que lo hiciera —se quejó Erick.
—Te juro que esto lo hice yo personalmente —sujetó la mano izquierda de su esposo con suavidad y le besó los dedos, cerca de los anillos—, igual que me encargué de los anillos —confesó—. Son especiales para ti, no cualquiera podría darte gusto como yo y no quiero que uses o te gusten cosas que otros hagan para ti.
—Eres tan celoso —el ojiazul se mordió el labio inferior—, pero admito que me encanta que seas tan posesivo conmigo…
Alejandro se inclinó y besó a Erick en los labios, antes de partir el pastel.
El inicio de la fiesta como tal, fue después de los brindis; todo el mundo quería decir algunas palabras para la pareja, algunos de manera seria, como Diego de León, otros por su parte, bromeaban, como los amigos de Alejandro y Erick.
Aunque Erick se sintió avergonzado, según la tradición, debía lanzar el ramo, así que lo hizo, aunque claro, no era el ramo original, sino un segundo hecho especialmente para esa situación. Ante el evento, Marisela se quedó con el premio; cuando la castaña lo tuvo en sus manos, le lanzó un beso a Miguel, quien solo rió divertido; era obvio que pronto se casarían.
Por su parte, Alejandro no quiso hacer el ritual de la liga, no porque Erick no estuviera usando una en ese momento, que sabía lo hacía, sino porque no quería que nadie tuviera una prenda usada por su esposo. Por esa razón, enfrente de todos, se quitó la corbata Ascot que portaba y la enrolló de una forma particular y para hacer más atractiva la oferta, puso un cheque con una jugosa cantidad entre la tela, que firmó ahí mismo, antes de anudarla.
Ante la expectativa de ganar dinero, todos los varones presentes se apresuraron a buscar obtener la recompensa, especialmente Víctor. Miguel no necesitaba ese dinero, pero sabía que, quien ganara la corbata, tendría que bailar con Marisela, así que se decidió a obtenerla costara lo que costara, ya que no iba a permitir que su prometida bailara con nadie más.
De esa manera, Miguel obtuvo la corbata, pero como gesto de buena voluntad, le dio el cheque a Víctor, quien era el más decepcionado por no haberlo obtenido, además de que casi lo ganaba, de no haber sido por el otro.
La fiesta, el baile y la algarabía siguió por varias horas, incluso llegó el momento de cenar, pero los novios se despidieron de quienes lo acompañaron y se retiraron a sus aposentos.
Al llegar frente a la puerta, Alejandro sujetó a Erick en brazos.
—No tienes que hacer esto —se burló el ojiazul, pero sujetó a su esposo por el cuello.
—No me quites la ilusión —Alejandro besó la sien de su pareja—, además, se supone que es una tradición para atraer buena suerte…
Erick rió, pero no quería negarle nada a su esposo ese día, así que se dejó llevar.
El rubio llevó hasta la alcoba a su esposo y cuando entraron, Erick se sorprendió por el decorado; flores, velas, globos, cortinas de encaje y un sin número de detalles, adornaban todo el lugar, de manera romántica. Cuando él había salido de ahí, no había nada, así que era obvio que lo prepararon mientras estaba en la recepción.
Alejandro depositó a Erick sobre el lecho, sobre cientos de pétalos rojos y después de alejar el ramo, que el pelinegro aun sujetaba, se recostó sobre él. La mirada de ambos se cruzó y el silencio reinó.
Erick estaba ansioso por lo que Alejandro le pudiera hacer, incluso, deseaba que se apresurara, pero el otro se mantenía inmóvil, observándolo con una tenue sonrisa en los labios.
—Por fin… —dijo en un murmullo—. Eres completamente mío, Conejo…
Erick sonrió y le pasó las manos por la nuca— siempre lo he sido, Alex… siempre…
—Lo sé —Alejandro rozó la mejilla de su esposo con la nariz—. Pero estoy tan feliz, que me da miedo que esto sea un sueño, despertar mañana y no tenerte a mi lado…
—No es un sueño… —Erick busco los labios de su esposo—. Estoy aquí, contigo —dio un beso delicado— y nunca más me apartaré de ti, recuérdalo…
—Lo sé… siempre juntos —musitó el ojiverde, besando delicadamente a su esposo.
—Pase lo que pase… —terminó Erick, antes de perderse en las caricias que Alejandro le prodigaba.
Después de las fotos, la pareja volvió a la recepción.
El primer baile como esposos fue un momento mágico para Erick. Sentía que estaba entre nubes y todo alrededor desapareció; solo estaban Alejandro y él en ese lugar, siendo guiados por los acordes de esa canción que tanto les gustaba a ambos, en un ritmo más lento. Erick sentía la mano de su esposo en la cintura y la otra sujetándole la mano con suavidad; los ojos de ambos se miraban fijamente y el pelinegro sentía que desfallecería por ver esa sonrisa que Alejandro le dedicaba solo a él.
El rubio se inclinó y le habló al oído— ¿feliz, Conejo?
—Tanto, que podría morir de felicidad… —respondió el ojiazul con ilusión, recargándose contra el pecho de su esposo, apreciando el olor de su perfume.
—Eso no sería bueno —se burló Alejandro—, no me puedes dejar viudo cuando apenas nos casamos.
Erick apretó el agarre en la mano y hombro de su esposo, soltó una risita nerviosa— no te librarás de mi tan fácil, Alejandro…
—Esa amenaza me gusta…
Después del primer baile, ambos pasaron a la mesa dónde estaba el pastel, que había sido decorado de manera sobria y perfecta, coronado por unas figuritas de cristal, con forma de conejo y león, enmarcadas por un corazón y algunas flores.
—¿Te gusta la figura?
—¡Es hermosa! —admitió el ojiazul.
—Fue difícil elegir una —Alejandro entrecerró los ojos—. Me diste el trabajo más difícil.
—Seguramente le ordenaste a alguien más que lo hiciera —se quejó Erick.
—Te juro que esto lo hice yo personalmente —sujetó la mano izquierda de su esposo con suavidad y le besó los dedos, cerca de los anillos—, igual que me encargué de los anillos —confesó—. Son especiales para ti, no cualquiera podría darte gusto como yo y no quiero que uses o te gusten cosas que otros hagan para ti.
—Eres tan celoso —el ojiazul se mordió el labio inferior—, pero admito que me encanta que seas tan posesivo conmigo…
Alejandro se inclinó y besó a Erick en los labios, antes de partir el pastel.
El inicio de la fiesta como tal, fue después de los brindis; todo el mundo quería decir algunas palabras para la pareja, algunos de manera seria, como Diego de León, otros por su parte, bromeaban, como los amigos de Alejandro y Erick.
Aunque Erick se sintió avergonzado, según la tradición, debía lanzar el ramo, así que lo hizo, aunque claro, no era el ramo original, sino un segundo hecho especialmente para esa situación. Ante el evento, Marisela se quedó con el premio; cuando la castaña lo tuvo en sus manos, le lanzó un beso a Miguel, quien solo rió divertido; era obvio que pronto se casarían.
Por su parte, Alejandro no quiso hacer el ritual de la liga, no porque Erick no estuviera usando una en ese momento, que sabía lo hacía, sino porque no quería que nadie tuviera una prenda usada por su esposo. Por esa razón, enfrente de todos, se quitó la corbata Ascot que portaba y la enrolló de una forma particular y para hacer más atractiva la oferta, puso un cheque con una jugosa cantidad entre la tela, que firmó ahí mismo, antes de anudarla.
Ante la expectativa de ganar dinero, todos los varones presentes se apresuraron a buscar obtener la recompensa, especialmente Víctor. Miguel no necesitaba ese dinero, pero sabía que, quien ganara la corbata, tendría que bailar con Marisela, así que se decidió a obtenerla costara lo que costara, ya que no iba a permitir que su prometida bailara con nadie más.
De esa manera, Miguel obtuvo la corbata, pero como gesto de buena voluntad, le dio el cheque a Víctor, quien era el más decepcionado por no haberlo obtenido, además de que casi lo ganaba, de no haber sido por el otro.
La fiesta, el baile y la algarabía siguió por varias horas, incluso llegó el momento de cenar, pero los novios se despidieron de quienes lo acompañaron y se retiraron a sus aposentos.
Al llegar frente a la puerta, Alejandro sujetó a Erick en brazos.
—No tienes que hacer esto —se burló el ojiazul, pero sujetó a su esposo por el cuello.
—No me quites la ilusión —Alejandro besó la sien de su pareja—, además, se supone que es una tradición para atraer buena suerte…
Erick rió, pero no quería negarle nada a su esposo ese día, así que se dejó llevar.
El rubio llevó hasta la alcoba a su esposo y cuando entraron, Erick se sorprendió por el decorado; flores, velas, globos, cortinas de encaje y un sin número de detalles, adornaban todo el lugar, de manera romántica. Cuando él había salido de ahí, no había nada, así que era obvio que lo prepararon mientras estaba en la recepción.
Alejandro depositó a Erick sobre el lecho, sobre cientos de pétalos rojos y después de alejar el ramo, que el pelinegro aun sujetaba, se recostó sobre él. La mirada de ambos se cruzó y el silencio reinó.
Erick estaba ansioso por lo que Alejandro le pudiera hacer, incluso, deseaba que se apresurara, pero el otro se mantenía inmóvil, observándolo con una tenue sonrisa en los labios.
—Por fin… —dijo en un murmullo—. Eres completamente mío, Conejo…
Erick sonrió y le pasó las manos por la nuca— siempre lo he sido, Alex… siempre…
—Lo sé —Alejandro rozó la mejilla de su esposo con la nariz—. Pero estoy tan feliz, que me da miedo que esto sea un sueño, despertar mañana y no tenerte a mi lado…
—No es un sueño… —Erick busco los labios de su esposo—. Estoy aquí, contigo —dio un beso delicado— y nunca más me apartaré de ti, recuérdalo…
—Lo sé… siempre juntos —musitó el ojiverde, besando delicadamente a su esposo.
—Pase lo que pase… —terminó Erick, antes de perderse en las caricias que Alejandro le prodigaba.
Bien, eso es todo de la boda de Alex y Erick, ampliada.
Quiero que sepan que el originakl, solo constaba de cierta pequeña parte del capítulo 10 y parte de este capítulo 11; todo lo demás se le agregó después.
En su momento me entró la “melancolía” y me puse a escribir la boca de la nada, pensando en que sería una "Chibi Historia", pero cómo muchas otras cosas, se me salió de control y este es el resultado.
Espero que lo disfruten, yo por mi parte, lloré en los votos T..T pero me encantó.
Quiero que sepan que el originakl, solo constaba de cierta pequeña parte del capítulo 10 y parte de este capítulo 11; todo lo demás se le agregó después.
En su momento me entró la “melancolía” y me puse a escribir la boca de la nada, pensando en que sería una "Chibi Historia", pero cómo muchas otras cosas, se me salió de control y este es el resultado.
Espero que lo disfruten, yo por mi parte, lloré en los votos T..T pero me encantó.
Significado de los anillos
El anillo de compromiso: Está hecho de oro blanco, porque es el material que más le gusta a Alejandro y lo considera una marca de propiedad sobre Erick. Su diseño tiene un aire vintage (con pétalos), ya que en un anillo de compromiso, significa dulzura, además de evocar al amor puro y natural que siempre permanecerá.
Tiene una sola piedra, redonda, que es un zafiro, porque es la piedra que a Alejandro le recuerda los ojos de Eric; el zafiro es considerado la piedra del éxito, la verdad y la sabiduría; es una sola piedra, lo que significa la unión de dos en uno. Siendo que el zafiro es de color azul, implica lazos estrechos, felicidad y bienestar.
El aro, en la parte inferior del anillo, son dos líneas paralelas, que se entrelazan hacia la parte donde está el engarce y los pétalos; las dos líneas, significan el camino tanto de Alejandro como de Erick, mientras estuvieron separados, pero al final, antes o después, terminarán entrelazados, además, esta forma significa eternidad.
Anillos de Matrimonio.
Los anillos son una mezcla de oro blanco y amarillo; el oro blanco es el que más le gusta a Alejandro y el amarillo a Erick.
Ambos tienen dos tipos de aro. El de Alejandro, tiene dos líneas de oro blanco, en acabado satinado, lisas, sobrias y elegantes, mientras que el de Erick tiene una sola; estas líneas simbolizan estabilidad, seriedad y compromiso. El anillo de Erick, tiene dos aros entrelazados en oro amarillo, mientras que el de Alejandro, tiene uno solo; estos aros, significan amor eterno.
Cada anillo tiene un único diamante redondo, ya que la piedra significa rectitud, voluntad de triunfo firmeza y perfección.
El anillo de compromiso: Está hecho de oro blanco, porque es el material que más le gusta a Alejandro y lo considera una marca de propiedad sobre Erick. Su diseño tiene un aire vintage (con pétalos), ya que en un anillo de compromiso, significa dulzura, además de evocar al amor puro y natural que siempre permanecerá.
Tiene una sola piedra, redonda, que es un zafiro, porque es la piedra que a Alejandro le recuerda los ojos de Eric; el zafiro es considerado la piedra del éxito, la verdad y la sabiduría; es una sola piedra, lo que significa la unión de dos en uno. Siendo que el zafiro es de color azul, implica lazos estrechos, felicidad y bienestar.
El aro, en la parte inferior del anillo, son dos líneas paralelas, que se entrelazan hacia la parte donde está el engarce y los pétalos; las dos líneas, significan el camino tanto de Alejandro como de Erick, mientras estuvieron separados, pero al final, antes o después, terminarán entrelazados, además, esta forma significa eternidad.
Anillos de Matrimonio.
Los anillos son una mezcla de oro blanco y amarillo; el oro blanco es el que más le gusta a Alejandro y el amarillo a Erick.
Ambos tienen dos tipos de aro. El de Alejandro, tiene dos líneas de oro blanco, en acabado satinado, lisas, sobrias y elegantes, mientras que el de Erick tiene una sola; estas líneas simbolizan estabilidad, seriedad y compromiso. El anillo de Erick, tiene dos aros entrelazados en oro amarillo, mientras que el de Alejandro, tiene uno solo; estos aros, significan amor eterno.
Cada anillo tiene un único diamante redondo, ya que la piedra significa rectitud, voluntad de triunfo firmeza y perfección.
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