Capítulo XIX
Tariq despertó un par de horas más tarde, le dolía la cabeza y sentía su cuerpo pesado.
-Keroh… – musitó débilmente, moviendo la mano en el lecho, buscando el cuerpo de su pareja.
-Se fue hace un rato, dijo que tenía algo que hacer y volvería en la noche – anunció Hark, quien se acercó al lado del niño – ¿cómo te sientes? – preguntó con preocupación.
-Cansado – su voz apenas se escuchó – quiero una manzana – pidió.
-De acuerdo, pero siéntate…
El ojirrojo ayudó al menor a incorporarse, recargando su espalda en almohadones y después, le acercó la mesita para dejarle un par de manzanas en un plato. Cuando Tariq dio la primera mordida, se sintió más revitalizado y sonrió; siguió comiendo y con su mano libre, acariciaba su vientre insistente, pero su semilla parecía dormir, aunque era normal, a esa hora era poco activa, pues aún era de día, muy diferente a su actividad nocturna.
-Hace un momento, vino el emperador a preguntar como estabas, dijo que vendría después.
El pelinegro se mordió el labio y suspiró – aun… aun parece irreal – dijo con debilidad.
-¿Qué cosa? – indagó su amigo.
-Lo… lo que ocurrió.
El pelimorado empezó a reír y después se sentó en la orilla del colchón – realmente, yo estaba horrorizado – confesó – jamás imaginé que presenciaría algo así… Debo admitir, que nuestro Dios Keroh es… aterrador – se frotó los brazos con insistencia.
-No lo es – Tariq negó – es lindo, es dulce, es amable, es tierno y por sobretodo, muy inocente…
Hark levantó una ceja, y su mirada era de completa inconformidad por lo que el otro decía, para él, el rubio era todo lo contrario.
El pelinegro rió – sé que no lo parece, pero lo conozco, es así, solo que es algo impulsivo – suspiró – no tiene mucha noción de lo que es bueno o malo, ni de lo que es correcto o incorrecto para las sociedades humanas – lo disculpó – para él, es natural castigar a las personas si se portan mal, pero no sabe medirse…
-Bueno, es un Dios – dijo el ojirrojo con diversión – supongo que no sabe mucho de lo que nosotros pensamos o hacemos.
Tariq mordió su manzana y pasó el bocado – así es – asintió – pero, poco a poco lo entiende… realmente es como un niño – arrugó su nariz y sonrió, de solo imaginar a Keroh, pues desde que lo conoció, no había cambiado mucho, quizá, solo físicamente, pero su carácter seguía igual.
-Lo amas, ¿cierto? – Hark se sintió complacido de ver la sonrisa de su amigo.
El menor sintió que sus mejillas ardían y asintió – lo amo… los amo a él y a nuestro bebé – sus dedos rozaron su vientre por encima de la túnica.
-Por supuesto – el ojirrojo sonrió – no podemos olvidarnos del bebé… ¿cuánto falta para sembrar la semilla?
-Pues, acaba de pasar la tercer luna – respondió el niño – en dos lunas más…
-Y, ¿dónde lo harán? – preguntó con emoción – sería maravilloso poder ver el arbolito cerca del templo…
-Ah, pues… no lo sé – Tariq suspiró – realmente, no creo que a mi señor Keroh le agrade dejar al bebé en un lugar tan… accesible…
-Cierto – Hark bajó el rostro derrotado – y ya conociendo lo posesivo que puede ser, mejor no discutir con él.
Tariq sonrió, su amigo tenía una idea de Keroh un poco diferente a la de él, pero era por lo que había ocurrido ese día, así que él tendría que hacer que las personas cambiaran de opinión sobre el Dios de la ciénaga y que se dieran cuenta de lo bondadoso que podía ser.
* * *
Keroh había ido a su árbol de vida, para hablar con sus hermanos, debía avisarles lo que había hecho en el palacio, y sus razones para hacerlo, pues seguramente, en poco tiempo, todos sabían que, ‘el Dios de la ciénaga’ se hizo presente y mató gente.
Hizo la convocación y en poco tiempo, grandes nubes grises se hicieron presentes en la zona, la lluvia empezó a caer y de las doce cascadas que se formaron, una representación líquida de cada uno de sus hermanos, se hizo presente. Cada uno tenía un horario distinto, así que, como no había avisado con anterioridad, unos estaban dormidos momentos antes.
-¿Qué es tan importante que no quisiste esperar? – Nyrn fue el primero en “llegar” y se sentó en una de las rocas que Keroh había dispuesto para sus hermanos.
-Yo – el rubio menor bajó la mirada – es que… ah…
-No lo empieces a regañar – Raky llegó junto con Meryl.
-Sí, tú también haces reuniones imprevistas – dijo el peliverde a modo de protesta.
-Sí, pero yo soy el mayor, Meryl – se excusó Nyrn con media sonrisa.
-¡Oh vamos! – Lasden tomó su lugar – todos debemos admitir que, aparte de Nyrn, ninguno tiene nada importante que hacer…
-Dilo por ti – Elfry suspiró – yo tengo que cuidar mi bosque y me lo tomo en serio…
-Claro, el ir rastreando al mejor animal para comer es extremadamente importante, ¿cierto, hermano? – Derok se burló.
Elfry gruñó, pero no pudo refutarlo.
-Bueno, y qué haremos hoy, porque no veo a Tariq, así que no es algo que tenga que ver con él, ¿o sí? – Serif ladeó el rostro, levantando una ceja.
-Tiene que ver con él – admitió Keroh – pero es por otra cosa.
-Ese tono de voz no sonó nada, pero nada bien – Drif se preocupó por su hermanito.
-¿Pasa algo Keroh? – Yuol lo observó con seriedad, siendo ambos los más pequeños, antes tenían más en común, aunque la edad del ojirrosa era más cercana a la de Videk.
-Sí, te miras un poco, preocupado… – señaló Videk, entendiendo lo que Yuol quería decir.
-¿Algo le pasó a la semilla? – Elgrim hizo la pregunta con algo de recelo.
-No, no – Keroh sonrió nervioso – mi retoño está bien…
-Entonces, si Tariq está bien y la semilla también, ¿por qué pediste esta reunión? – Gralk seguía sin entender.
-Lo que pasa es que… hoy hice algo malo – confesó.
Nyrn respiró profundamente y se puso de pie – ¿qué hiciste? – preguntó con seriedad.
-Hoy… – el pequeño rubio bajó la mirada – hoy me hice presente ante muchos humanos en el castillo.
El silencio reinó por unos momentos y luego la risa de los otros dioses se hizo presente, confundiendo a su pequeño hermano.
-¿Qué? – preguntó Keroh.
-Keroh, desde que nos hicimos presentes en el bosque de Nyrn, no tiene nada de malo que nos vean – respondió Raky.
-Sí, solo que, no nos hacemos presentes porque no hay nada realmente importante, para hacerlo – Meryl lo secundó.
-Pero obvio que tú si lo tienes… – Nyrn tomó asiento una vez más – con Tariq como tu pareja, no tiene nada de malo que los humanos cerca de él te vean, si tú lo crees conveniente.
Keroh respiró más aliviado, pero aún faltaba lo otro.
-Pero… también, hice otra cosa.
-No creo que haya sido algo tan malo – Derok sonrió.
-Pues… hice que mis cocodrilos, Wilk y Welk, junto con sus hermanos, se comieran como a quince personas y mis serpientes y ranas venenosas, mataran otras doce o trece, no estoy seguro de la cantidad – confesó el menor rascando su cabello.
Sus hermanos se sorprendieron y se quedaron en silencio.
-Ah… no fue tan malo, ¿o sí? – preguntó Keroh con nervios.
-Mataste a más de veinte personas… – Drif seguía un poco aturdido.
-¿En un solo día? – Lasden no podía creer eso.
-Técnicamente fue como en unos quince o veinte minutos, pero sí – asintió.
-Espero que hayas tenido una buena razón – Yuol lo miró con seriedad.
-Yo también – la voz de Nyrn era seria.
Él había tenido deseos de matar, pero no lo hacía porque eso iba contra sus propios principios como dríades, quienes defendían la vida; aun así, admitía que tuvo deseos de eliminar a muchas personas y lo hubiera hecho con el padre de Skoll, de no ser porque los humanos que cuidaban del albino en aquel entonces, le prometieron darle un castigo ejemplar y, realmente, no lo decepcionaron.
-Es que… – Keroh suspiró – eran unos hombres que habían recibido dinero para matar a Tariq – dijo con aflicción – entonces, aunque intentara detenerlos, iban a seguir intentando, ya saben, son de esos que hacen cosas malas por dinero…
-Mercenarios – Gralk respiró profundamente – sí, son de la peor clase.
-Así que, pensé que darles un castigo, haría que nadie se atreviera a acercarse a mí ‘panecito’, de nuevo – se excusó.
-Tiene un punto – Videk miró a Nyrn, con seriedad, denotando que apoyaba la acción de su pequeño hermano.
-De acuerdo – el mayor asintió – no te reprenderé por ello, pero aunque lo hayas hecho, como sabes que la persona que lo ordenó, ¿no lo volverá a hacer?
-Porque esa mujer será castigada por el papá de Tariq – se alzó de hombros.
-¿Papá de Tariq? – Elfry interrumpió – creí que él no tenía familia.
-Es que no tenía, pero su papá apareció – Keroh se cruzó de brazos – es el emperador del país dónde vivo y además, recordé algunas cosas…
-Cosas, ¿qué cosas? – Serif frunció el ceño.
-Bueno, hace años, mi sacerdote Olafh hizo una oración por un bebé – sonrió – pero yo no puse mucha atención – bajó el rostro apenado – aun así, después, escuchaba la voz de una mujer que oraba para que protegiera a su hijo y, enviaba a algún espíritu etéreo a que cumpliera con la petición, porque estaba lejos.
-Es normal – Elgrim suspiró – a veces, personas que si creen en nosotros, están tan lejos, que solo de esa manera podemos ayudarlos…
-Sí, bueno, esa persona era la mamá de Tariq, pero yo no lo sabía…
-Entonces, desde que nació te lo encomendaron – Meryl lo miró con cansancio – y ¿jamás lo habías cuidado bien?
-Eso no habla bien de ti, Keroh – sentenció Raky con seriedad.
-Perdón… – dijo el rubio – es que a veces me aburren las cosas que me piden, pero desde hace poco pongo más atención, de verdad.
-Sí, desde que empezaste a madurar – dijo Drif con toda seguridad.
Nyrn negó – no puedo culparte porque eres aún muy pequeño y algo despreocupado, pero lo que hiciste estuvo mal, y, no me refiero a que tus animales maten humanos, porque es su naturaleza, aunque tú no se los ordenaras lo harían si fuese su necesidad… pero lo que sí hiciste mal, es no atender bien las plegarias de las personas…
-No volverá a pasar – aseguró el pequeño rubio.
-Eso espero – el ojiverde sonrió complacido – y ya no te preocupes, seguramente no volverán a amenazar a Tariq.
-Eso espero, porque no quiero que le pase nada – suspiró – en su momento no lo pensé, solo quería protegerlo – se excusó.
-Nyrn tiene razón, no ganas nada con estar así – Raky secundó a su hermano – y supongo que fue una reacción natural al intentar proteger a quien quieres.
-Pues sí… – Keroh asintió y sonrió.
-Además, tanto tu sacerdote como tu semilla están bien, eso es más que suficiente – Meryl le restó importancia, pues no comprendía el por qué tanto pesar por personas muertas, que ya se había establecido que eran malas.
-Por ahora están bien…– Lasden le sonrió tristemente.
-¿Cómo que, por ahora? – Keroh miró con desconfianza a su hermano.
-Bueno, es que, no sabes lo que vaya a ocurrir con tu semilla y su ‘madre’, o como lo vas a afrontar, ¿cierto? – Elgrim se alzó de hombros.
-¿Qué quieres decir? – el menor se sobresaltó por esas palabras.
Los doce dioses se miraron entre sí, parecía que Keroh no entendía la situación.
-¿Realmente no has pensado lo que sucederá después? – Yuol habló con seriedad.
-¿Qué cosa? – preguntó el más pequeño.
-Creo que no lo ha pensado… – Drif negó.
-Nos referimos a lo que sucederá cuando siembres tu semilla – Videk lo señaló – y ya faltan dos lunas para eso…
-Pues, la sembraré y esperaré a que el retoño nazca – sonrió con nervios.
-No, Keroh, ¿qué va a suceder con tu sacerdote? – especificó Elfry.
-Recuerda que los humanos no viven mucho tiempo… – Gralk se alzó de hombros.
-¡Pero Skoll sigue vivo después de tanto! – se defendió el rubio.
-Mi hermosa flor, sigue vivo por lo que sucedió hace más de ochenta años… – especificó Nyrn – eso no significa que todos los humanos puedan pasar por eso.
-¿Qué quieren decir? – la voz de Keroh tembló.
-Que tener una semilla también significa hacer un sacrificio, Keroh – la voz de Derok era seria y afligida.
-Sí, así como la primer semilla de Nyrn se sacrificó por sus padres, si quieres tener a tu sacerdote contigo, tendrás que sacrificar la tuya – sentenció Serif.
-No… – Keroh negó débilmente.
-O solo conformarte con tener una, máximo dos, y que Tariq muera en unos años más – Gralk terminó lo que sus hermanos querían que el menor entendiera.
-No quiero… – Keroh sintió que su pecho se oprimía,
-Keroh, sé que no es fácil afrontarlo – Nyrn habló serio – pero debes entender que así son las cosas…
-Pero… no… no quiero que sea así – sus ojos se humedecieron con rapidez – debe haber otra manera…
-Por ahora, no hay otra manera – Meryl negó.
-Lo único que sabemos es lo que pasó con la semilla de Nyrn y, hasta ahora, es la única manera de darle longevidad a un humano – Raky se cruzó de brazos.
-No es natural que un humano viva tanto – Drif miró fijamente a su hermanito para que entendiera lo que ellos querían decirle.
-Lo de Skoll, es porque está unido al árbol de vida de Nyrn, por su primer semilla – Elgrim hizo énfasis en sus palabras.
-Si la semilla se sacrifica, su ‘madre’ vivirá – dijo Videk con voz baja.
-Lo siento Keroh, pero es la única manera – Yuol suspiró.
El rubio respiró agitado, no había pensado en eso antes, pero si era de esa manera, tenía que tomar una decisión y posiblemente, ninguna de las dos le gustaría; además, no sería capaz de sacrificar a su semilla, pero tampoco quería perder a Tariq.
* * *
Comment Form is loading comments...