Capítulo XVII
En cuanto Tariq confirmó lo de la semilla a Olafh y a los sacerdotes, el revuelo en el palacio no se hizo esperar. Se enviaron anuncios oficiales del estado del sumo sacerdote de la ciénaga, confirmando que el Dios Keroh pronto tendría su primer semilla; para todo el país, fue un honor que su ‘bosque’ fuera el segundo de los lugares sagrados en contar con dicha distinción.
Las siguiente semana, los presentes al pequeño pelinegro empezaron a llegar a montones, junto con visitantes de todos los niveles sociales.
La ciudad cercana al palacio Trallk, se saturo de visitantes; las posadas se llenaron y, obviamente, le daban prioridad a aquellos de sangre noble y que podían pagar cantidades altas de oro por una habitación. En el palacio, Olafh prohibió a los visitantes quedarse a pasar las noches, especialmente después de que algunos de ellos no respetaron la tranquilidad de Tariq y, con su constante acoso, le produjeran algo de ansiedad, algo que el peliverde no pudo perdonar y terminó echando a varios duques y sus familias de la propiedad; muchos dijeron que se quejarían, pero realmente no podían decir nada, ya que Olafh era el protector de Tariq y el pelinegro le daba toda la libertad de ordenar por él delante de las personas, porque Keroh confiaba también en ese hombre y sus cuidados hacia el niño.
Durante los días, el menor recibía no solo a gente de la nobleza, sino a peregrinos de poblaciones pobres que iban a rogar por ayuda y compasión, así que el niño oraba para que su Dios les ayudara; Tariq era de noble corazón y se sentía conmovido por esas personas que incluso, acampaban cerca de los terrenos de la familia Trallk, ya que no tenían a dónde más ir, por eso, él se compadecía de ellos con mayor facilidad. De igual manera, Olafh y los sacerdotes les proporcionaban a estas personas ayuda y comida, ya que sus cultivos empezaron a fructificar como nunca, para que ayudaran a aquellos por los que el niño rezaba.
Pero al llegar la primer luna, Tariq empezó a sufrir cambios de ánimo, estaba demasiado sensible y lloraba con facilidad; precisamente por esto, Keroh aceptó presentarle a sus hermanos, ya que el menor pensó que se avergonzaba de él por no saber comportarse como un sumo sacerdote. El rubio se sentía inquieto al no poder comprender a su pareja, ni a sus constantes cambios, ya que de un segundo a otro pasaba de estar con una gran sonrisa y completamente feliz, a llorar sin consuelo durante horas; pero de igual manera, tenía celos de que sus hermanos lo conocieran, así que, se los advirtió antes de que fueran a visitarlo.
La presentación fue muy sencilla y Nyrn fue el encargado de controlar a los otros once dioses, quienes se encontraban bastante interesados en el pelinegro, especialmente en sus ojos tan extraños y atrayentes; Keroh solo confiaba en su hermano mayor, sintiéndose completamente seguro, al saber que el otro rubio estaba felizmente casado con Skoll. Tariq se sintió mejor al conocer a los hermanos de su Dios y con ello, se quedó tranquilo y emocionado, pues pudo conocer más a la familia de Keroh.
Pero su felicidad y calma duró poco, pues al llegar a la segunda luna, empezó a devolver el estómago todas las mañanas y se sentía morir, pues la mayoría de los alimentos le daban asco y lo único que podía comer sin problemas, eran manzanas del árbol de Keroh y pan con miel. Sadry, junto con Hark y varias criadas, estaban al pendiente del niño todas las mañanas, ya que en algunas ocasiones, no alcanzaba a llegar al baño y temían que se lastimara al perder las fuerzas mientras se encontraba indispuesto.
Antes de la tercer luna, Keroh y Tariq tuvieron que dejar de intimar, limitándose solo a regar su semilla pues el menor se sentía incómodo, inquieto y sus pechos le dolían; Skoll ya les había dicho que eso era normal la primera vez que su cuerpo se preparaba para producir leche, pero siendo primerizos, ni Tariq, ni Keroh, ponían en práctica todo lo que el albino les decía. Precisamente por eso, noche a noche, Tariq lloraba en los brazos de Keroh y solo se calmaba después de que regaban su semilla, pues el Dios tenía que prometerle en incontables ocasiones que no lo dejaría, porque el menor parecía tener ese temor infundado, por no poder hacer el amor.
Por su situación, las visitas al sumo sacerdote se redujeron considerablemente, en espera de días en los que se sintiera mejor; aunado a ello, tenía pendiente la visita de la familia real, a quienes al parecer se les informó de la situación del niño y anunciaron que esperarían hasta que se encontrara en un estado más óptimo para su visita.
Al pasar la tercera luna, Tariq se sintió mejor al volver a intimar con Keroh; esa noche, después de semanas sin poder hacer el amor, el pequeño sacerdote no se contuvo y le exigió al rubio de una manera que lo sorprendió, ya que parecía insaciable. La deidad jamás se imaginó que su pareja podía ser mucho más sexy y sensual de lo que siempre era, aún y con su vientre abultado; el movimiento de su cadera, junto con su ardiente interior, parecían no quererlo dejar descansar hasta que quedara completamente ‘seco’ y casi fue así. Keroh sabía que si había podido complacer a su ‘panecito’ era solo porque era un dríade y ya tenía algo de experiencia, porque de haber sido como la primera vez, no hubiese podido hacerlo.
Además, el rubio descubrió el placer de beber la leche de su pareja y, por ello, entendió muchas cosas que Nyrn le explicó una vez que hablaron sobre los cambios de los portadores de la semilla; realmente disfruto de ese líquido blanco y extremadamente delicioso, además sentía que era algo que no solo le daba nutrientes a su semilla, sino también le daba energía a él.
En una semana, todo volvió a un estado relativamente normal, Tariq volvió a ser el niño tranquilo y dulce, aunque se notaba la diferencia y no solo por su cuerpo que mostraba sus cambios bajo las túnicas que usaba, sino porque se miraba radiante de dicha y felicidad.
-“Y… ¿cómo te sientes?” – Skoll estaba en el lago de Nyrn, observando a Tariq por el reflejo del agua.
-Bien – sonrió el niño, sentado en un tronco que Keroh había hecho para él, su vientre abultado se notaba claramente y sus manos rozaban por encima de la tela – como dijo, desde que empezó a tomar leche está mucho más tranquila – rió.
-“Si, es normal…” – sonrió el albino – “pero debes tomar las cosas con calma, aún faltan dos lunas…” – dijo seriamente – “debes cuidarte bien…”
-Lo haré, no se preocupe – dijo confiado – además, todos en el palacio me tratan con sumo cuidado…
-“Me imagino…” – el ojirrojo ahogó una risita, pues él ya había pasado por eso varias veces y sabía muy bien que las demás personas a veces exageraban en sus atenciones.
-Creo que exageran… ¿no crees bebé? – preguntó para su pancita – ambos estamos muy bien, el bebé está feliz, tranquilo y me deja dormir toda la noche y yo, ya he vuelto a comer de todo tipo de cosas para más nutrientes, así que no entiendo tanto su preocupación…
-“Bueno, es que una semilla es muy delicada…” – el peliblanco suspiró y acarició su pecho, justo donde tenía el recuerdo de su primer semilla, en ningún momento le había dicho a Tariq lo que había pasado con ella, pues no quería asustarlo, suponía que, si le decía que las semillas podían morir el niño se preocuparía.
-Pero, si está conmigo, yo no dejaré que le pase nada – aseguró.
Skoll sonrió tristemente – “es bueno que pienses así, pero, también, debes pensar que el futuro no está escrito, así que, no bajes la guardia, ¿de acuerdo?”
-Si usted lo dice, está bien – asintió el pelinegro y suspiró – pero realmente, ahora lo que me preocupa es la visita de la casa real – infló sus mejillas y arrugó la nariz.
-“¿Por qué?”
-Vendrán los próximos días y, aunque he estado aprendiendo los últimos meses de las ceremonias, no me siento del todo preparado para presidir una, yo solo – se mordió el labio y pasó las manos por su vientre, con algo de ansiedad.
Skoll rió – “no te preocupes…” – negó – “realmente, las familias reales poco saben de los canticos…” – se alzó de hombros – “así que, mientras tu no digas que te equivocaste, dudo que ellos se den cuenta si lo haces o no…”
-¿Usted mintió alguna vez?
-“Sí…” – asintió el ojirrojo – “cuando vino la familia real a conocerme, antes de que fuera sumo sacerdote…” – rió – “a pesar de que solo era un rezo sencillo porque el que presidía la ceremonia era alguien más, me equivoqué, pero ellos no se dieron cuenta…” – aseguró, aunque luego su mirada se entristeció – “pero, alguien si lo hizo… – suspiró, recordando como su padre lo había castigado por su pequeño e ínfimo error en aquella ocasión; con rapidez, sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos – “lo que quiero decir es que, no te preocupes tanto, todo saldrá bien…”
* * *
Keroh estaba un poco alejado de su árbol de vida, ya que había dejado a Tariq hablando con Skoll y él le pidió a Nyrn hablar en otro lado.
-Todo ya se calmó, como dijiste – sonrió el rubio menor, sentado sobre el caparazón de Jer, la enorme tortuga, que estaba flotando en la superficie de la ciénaga, cerca de una zona donde el agua era un poco más clara.
Muchas veces dejaba que Tariq hablara de cosas ‘de humanos’ con Skoll, porque él no entendía muchas cosas, especialmente eso de portar la semilla y, aprovechaba para hablar con su hermano.
-“Te lo dije…” – Nyrn suspiró – “los cambios pasan rápido, en cuanto la leche llega, la semilla se calma y su mamá también…” – se alzó de hombros, restándole importancia.
-Pero, siento que Tariq se ha estado portando extraño…
-“¿En qué sentido?”
-Bueno – se cruzó de brazos – no me molesta ni nada, pero me pide que lo haga cuatro o cinco veces, aparte del riego de semilla, o más si es que no se queda dormido…
-“Es normal…” – su hermano mayor asintió – “Skoll también se pone más deseoso cuando porta una semilla…” – aseguró – “pero no es algo en lo que no podamos cumplir…” dijo con toda tranquilidad.
-Sí, pero, ¿crees que sea malo para la semilla? Es decir, el movimiento y todo eso, qué tal si la desacomodamos y luego lo lastima o, no sé – apretó los mechones de cabello con sus manos – es que, creo que cuando lo hacemos, se olvida de ella.
-“Keroh, deja de preocuparte…” – el mayor negó – “la semilla está bien, mientras su mamá esté bien, nada malo va a pasar, ¿de acuerdo?”
El menor de los Dioses suspiró, su hermano tenía razón, pero no podía evitar preocuparse por su semilla y por Tariq.
-“Por cierto…” – el ojiverde suspiró – “Skoll me ha preguntado, pero como no te lo había dicho, no sé qué responderle…”
-¿Qué cosa? – preguntó el menor.
-“¿Qué piensa Tariq de su futuro?”
-Bueno, ya quedamos qué nos casaríamos cuando sembremos la semilla – dijo con orgullo.
El otro se sorprendió y negó – “¿estás seguro de eso?” – preguntó con un dejo de desconfianza.
-¡Claro! – una enorme sonrisa se dibujó en su rostro – él me dijo que es lo normal, que las parejas se casen y tengan hijos, pero yo no sabía así que no se lo propuse antes – explicó.
-“No, creo que no me entiendes…” – el ojiverde masajeó el puente de su nariz – “yo me refería a lo otro…”
-¿Qué cosa?
Nyrn levantó una ceja, esperaba que fuera una broma, pero realmente el gesto de confusión de su hermano le decía que no lo era.
-“Keroh… tienes presente que Tariq es un humano, ¿sí?”
-Obvio – sonrió el rubio – si no lo fuera no podría portar mi semilla o ¿sí?
El mayor pasó la mano por su rostro, Keroh no entendía lo que quería decirle, y quizá era el momento de bajarlo de su ‘nube’.
-“Keroh, realmente…”
-“Amor…” – la voz de Skoll interrumpió a Nyrn – “ya es hora de irnos…” – anunció, pues para ellos apenas empezaba a oscurecer y debían ir a visitar los árboles de sus retoños y recoger a Neyr, quien estaba con su abuela.
-“Hablamos luego…” – dijo el mayor para su hermano y se desvaneció la imagen.
Keroh se puso de pie, después de acariciar la cabeza húmeda de Jer y agradecerle por haber sido su asiento; con rapidez llegó al lado de Tariq y sonrió al ver como cabeceaba, parecía cansado y era normal.
-Vamos ‘panecito’ – dijo con suavidad para no asustarlo al despertar – hay que ir al palacio, ya es hora de que descanses.
-Tengo hambre – musitó y bostezó – ¿puedo llevarme unas manzanas?
Keroh le besó la frente – las que quieras…
* * *
-Todo ya se calmó, como dijiste – sonrió el rubio menor, sentado sobre el caparazón de Jer, la enorme tortuga, que estaba flotando en la superficie de la ciénaga, cerca de una zona donde el agua era un poco más clara.
Muchas veces dejaba que Tariq hablara de cosas ‘de humanos’ con Skoll, porque él no entendía muchas cosas, especialmente eso de portar la semilla y, aprovechaba para hablar con su hermano.
-“Te lo dije…” – Nyrn suspiró – “los cambios pasan rápido, en cuanto la leche llega, la semilla se calma y su mamá también…” – se alzó de hombros, restándole importancia.
-Pero, siento que Tariq se ha estado portando extraño…
-“¿En qué sentido?”
-Bueno – se cruzó de brazos – no me molesta ni nada, pero me pide que lo haga cuatro o cinco veces, aparte del riego de semilla, o más si es que no se queda dormido…
-“Es normal…” – su hermano mayor asintió – “Skoll también se pone más deseoso cuando porta una semilla…” – aseguró – “pero no es algo en lo que no podamos cumplir…” dijo con toda tranquilidad.
-Sí, pero, ¿crees que sea malo para la semilla? Es decir, el movimiento y todo eso, qué tal si la desacomodamos y luego lo lastima o, no sé – apretó los mechones de cabello con sus manos – es que, creo que cuando lo hacemos, se olvida de ella.
-“Keroh, deja de preocuparte…” – el mayor negó – “la semilla está bien, mientras su mamá esté bien, nada malo va a pasar, ¿de acuerdo?”
El menor de los Dioses suspiró, su hermano tenía razón, pero no podía evitar preocuparse por su semilla y por Tariq.
-“Por cierto…” – el ojiverde suspiró – “Skoll me ha preguntado, pero como no te lo había dicho, no sé qué responderle…”
-¿Qué cosa? – preguntó el menor.
-“¿Qué piensa Tariq de su futuro?”
-Bueno, ya quedamos qué nos casaríamos cuando sembremos la semilla – dijo con orgullo.
El otro se sorprendió y negó – “¿estás seguro de eso?” – preguntó con un dejo de desconfianza.
-¡Claro! – una enorme sonrisa se dibujó en su rostro – él me dijo que es lo normal, que las parejas se casen y tengan hijos, pero yo no sabía así que no se lo propuse antes – explicó.
-“No, creo que no me entiendes…” – el ojiverde masajeó el puente de su nariz – “yo me refería a lo otro…”
-¿Qué cosa?
Nyrn levantó una ceja, esperaba que fuera una broma, pero realmente el gesto de confusión de su hermano le decía que no lo era.
-“Keroh… tienes presente que Tariq es un humano, ¿sí?”
-Obvio – sonrió el rubio – si no lo fuera no podría portar mi semilla o ¿sí?
El mayor pasó la mano por su rostro, Keroh no entendía lo que quería decirle, y quizá era el momento de bajarlo de su ‘nube’.
-“Keroh, realmente…”
-“Amor…” – la voz de Skoll interrumpió a Nyrn – “ya es hora de irnos…” – anunció, pues para ellos apenas empezaba a oscurecer y debían ir a visitar los árboles de sus retoños y recoger a Neyr, quien estaba con su abuela.
-“Hablamos luego…” – dijo el mayor para su hermano y se desvaneció la imagen.
Keroh se puso de pie, después de acariciar la cabeza húmeda de Jer y agradecerle por haber sido su asiento; con rapidez llegó al lado de Tariq y sonrió al ver como cabeceaba, parecía cansado y era normal.
-Vamos ‘panecito’ – dijo con suavidad para no asustarlo al despertar – hay que ir al palacio, ya es hora de que descanses.
-Tengo hambre – musitó y bostezó – ¿puedo llevarme unas manzanas?
Keroh le besó la frente – las que quieras…
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