Capítulo IX
Dunkel aún se encontraba ensimismado en lo que acababa de ver, cuando llegó a una oficina en la mansión; ni siquiera se había percatado de cómo llegó a ese lugar, hasta que escuchó la voz de Zoltan.
—Joven Blauenacht, tome asiento por favor — hizo un ademán, señalando una silla, mientras él se sentaba en el enorme sillón tras el escritorio.
—¿Gusta un poco de té, café, algún refresco…? — preguntó Kharine con amabilidad — aunque por su cara, quizá quiera algo más fuerte — dijo con una sonrisa, ya que el moreno se notaba contrariado.
—Yo… quizá algo más fuerte — asintió el pelinegro.
—¿Vino? ¿Ron? ¿Coñac? ¿Whisky? ¿Tequila?
—Lo que sea, pero si no es molestia — una sonrisa tembló en los labios del ojiazul —, que sea rápido.
La rubia rió y empezó a servir en una copa algo de alcohol, mientras que en una taza preparó un café para su esposo.
—Supongo que lo que escuchó y observó en el gimnasio, fue un poco… perturbador — señaló el pelirrojo, mientras tomaba asiento —, nos hubiese gustado que Aidan fuera algo más “modesto”, pero como puede notar, es un niño algo impetuoso.
Dunkel asintió — se nota — su voz tembló.
Kharine le entregó una copa con algo de Whisky a Dunkel y después llevó la taza de café al lado de su esposo, para sentarse en la esquina del escritorio, con suma confianza.
—Antes de empezar, ¿tiene alguna pregunta? — dijo el pelirrojo, sujetando la taza y bebiendo el líquido oscuro con placer, dedicándole una mirada cariñosa a su esposa.
El joven pantera bebió todo el líquido de golpe y sintió que se calmaba un poco, así que tomó ánimos para poder hablar tranquilamente.
—Muchas en realidad… — respiró profundamente — eso que él hizo… ¿mi hermano?
—No — la leona negó —, es obvio que en unos días empezará a aprender sobre elementales y entenderá los alcances que los diferentes tipos tienen, así que es mejor que espere a eso, para que pueda entender esa manifestación y otras cosas.
—Sí, entiendo que hay diferentes tipos, su hijo me lo explicó en pocas palabras… — sentenció el moreno, observando el vaso vacío entre sus manos — pero, aun no entiendo… ¿yo dónde voy a encajar?
Los leones se miraron entre sí.
—Eso es algo que tenemos que descubrir — el pelirrojo respiró profundamente y dio otro sorbo a su café —, usted, joven Blauenacht, ya no es un híbrido normal — dijo de manera obvia —, pero no puede ser clasificado de ninguna manera, hasta que entendamos qué puede o no, hacer.
—Por eso tengo que entrenar y aprender, ¿no es así?
—Correcto — Kharine asintió.
El ojiazul guardó silencio un momento y luego levantó una ceja — de acuerdo, lo acepto, pero tengo una pequeña duda — apretó el puño —, ¿tiene que ser su hijo el que me enseñe? Realmente no creo que le caiga muy bien — «y ahora que lo conozco un poco más, él tampoco me agrada en lo más mínimo…» terminó en su mente, tratando de contener ese coraje que le provocaba pensar en el hurón.
—No puede ser nadie más — la rubia negó.
—Lamentablemente, los elementales activos de fuego, somos escasos — prosiguió su esposo —, en este país… bueno, en realidad, en Norteamérica — corrigió — hay tres escuadrones activos, de los cuales, solo uno tiene un primigenio como líder…
—Ese es Aidan — especificó la ojiverde.
Los ojos de Dunkel se abrieron con sorpresa.
—En el mundo — el león se recargó en su sillón —, hay en total 16 escuadrones activos de fuego con 6 o 7 elementos, aparte de ellos, hay 186 elementales asimilados que no tienen la fuerza de entrar en combate, así que realizan trabajos de oficina y el rango mayor al que solo unos cuantos puede alcanzar, es el de cabo, aunque los más débiles, aun siendo militares, no están activos — se alzó de hombros —, además hay 10 oficiales de alto nivel diseminados en países potencia, que no participan en misiones, sino que están en los cuarteles, informando a los generales supremos de ese elemento… nosotros — señalo a su esposa y a él.
—Eso es imposible — Dunkel negó —, la milicia es muy grande y…
—Mi esposo no ha dicho que la milicia solo son ellos — interrumpió Kharine —, además de elementales de fuego, existen los elementales de agua, quienes conforman la marina, la fuerza aérea está integrada de elementales de viento y las demás tropas militares, están conformadas por elementales de tierra — contó con naturalidad —, aproximadamente el 20 o 30 por cierto de cada elemento, se diversifica en otros servicios, como el médico, ingeniería, inteligencia, transmisiones y otros más.
El moreno paso la mano por su cabeza — ¿me está diciendo, que en el mundo, hay aproximadamente 300 elementales de fuego? ¡¿Nada más?! — preguntó con sorpresa.
—No — Kharine negó —, en la milicia, solo hay esa cantidad — aseguró la leona.
—¿Qué quiere decir?
—Hay muchos otros elementales, no solo de fuego — Zoltan prosiguió —, aunque ciertamente, los que no pertenecen a la milicia, son mayormente de nuestro elemento — admitió con pesar —, ellos no comparten la visión de la mayoría de nosotros, así que se han vuelto una amenaza, especialmente para las personas civiles — explicó con calma —, se hacen llamar…
—“Renegados” — completó el ojiazul con voz baja.
Los leones guardaron silencio un momento.
—Aidan te contó de ellos, ¿no es así? — la rubia se cruzó de brazos.
—Sí — asintió el pelinegro.
—Bien, no tiene caso ahondar en ese tema — Zoltan negó —, seguramente el Teniente Sidorov te explicará claramente lo que debes saber, todo a su debido tiempo.
—Pero, es por eso que no puede tener otro maestro, joven pantera — la rubia sonrió condescendiente, volviendo al tema principal —, eso sin contar, que no puede haber grandes distancias entre usted y Aidan, ya que no sabemos qué pueda ocurrir.
Dunkel se quedó unos minutos en silencio, asimilando todo lo que acababa de saber; era obvio que no tenía muchas opciones, por lo que no podía hacer nada más, que aceptar las ordenes. Finalmente masajeó sus sienes y respiró profundamente.
—De acuerdo… es solo que… su hijo es… complicado — habló entre dientes.
—Eso es porque no lo conoce — Kharine sonrió —, Kesito es un amor, solo hay que saber tratarlo — le restó importancia.
Zoltan miró a su esposa de soslayo y negó — en realidad, Aidan tiene su carácter — dijo con pesadez —, aunque ante híbridos normales tiene un carácter más amistoso, incluso infantil y sumamente encantador para algunos, como para mi esposa — señaló a la leona —, como militar, a pesar de que es el mejor en combate y habilidades, tratándose de algunas cuestiones como comportarse con otros elementales, puede llegar a ser testarudo, irreverente, desobediente y por más que intentemos controlarlo, no nos es posible, pues no podemos estar siempre a su lado y a pesar de su grado militar, en realidad, tiene mucha más autoridad que otros, gracias a sus méritos en batalla — especificó.
—¿Por eso necesitaban que alguien lo vigilara? — indagó el moreno — ¿por eso Dolev William me contrató?
—No — la ojiverde negó —, Dolev William te contrató, porque no confiaba, ni confía en Aidan para tener una vida de híbrido normal, así que quería a alguien lo vigilara y le entregara informes de sus actividades — suspiró —, pensó que eras el indicado, ya que fue Aidan quien firmó tu recomendación y creyó que te respetaba — rió.
Dunkel tenía un gesto de confusión, algo que no pasó desapercibido para Zoltan.
—Debido a su rango y estatus, pocos pueden plantarle cara en la milicia a Aidan — el pelirrojo ladeó el rostro —, muchos le tienen miedo y con un simple gesto suyo, salen corriendo — suspiró —, otros, como su equipo, lo respetan, admiran y quieren demasiado, como para llevarle la contraria…
—Así que lo consienten en cada uno de sus caprichos — dijo la rubia con diversión —, como permitirle desvelarse practicando violín, jugando videojuegos o simplemente saltarse clases en su escuela.
Dunkel dejó el vaso en el escritorio, coloco los codos en sus rodillas, se inclinó y paso las manos por su rostro «sabía que era un niño caprichoso…» pensó con algo de desespero.
—Cada vez me dan más motivos para querer alejarme de él — musitó el ojiazul, levantando la vista y mirando a los leones.
—Usted, joven Blauenacht — el león lo señaló —, es el único híbrido, que ahora es elemental, que le ha llevado la contraria.
—En más de una ocasión — añadió la leona.
—Porque es un niño y necesita que alguien le ponga límites — dijo con obviedad —, ahora mismo es como un animal salvaje, ¡que hace lo que quiere! — señaló con molestia, ya que él había tenido una educación estricta por parte de su madre —, lamento decir esto, pero no han sido buenos padres.
Los leones respiraron profundo.
—Es cierto — admitió Kharine —, no hemos sido buenos padres… en los últimos años, él nos perdió respeto y confianza — dijo con tristeza.
—Aidan dejó de confiar en nosotros — prosiguió Zoltan — y desde entonces, nuestra relación y su situación se ha vuelto más complicada, especialmente en cuestiones militares.
—¿Antes no era así?
—No — la leona negó —, todavía, hace cinco años atrás, éramos más unidos y él era más serio en todas y cada una de sus actividades…
«Cinco años…» la mente de Dunkel le dio una pista de lo que podía ser el motivo de esa ruptura familiar.
“…murió en un combate con renegados elementales, hace casi cinco años…”
—¿Esto tiene que ver con su hermana, Alice Firesoul? — preguntó con seriedad.
Los leones se irguieron de inmediato.
—¿Qué sabe de Alice? — preguntó el pelirrojo con recelo.
Dunkel sintió que había tocado un tema por demás sensible, pero ya no podía negar que estaba enterado de algunas cosas.
—Bueno… mientras me informaba en la escuela de su hijo, supe que eran hermanos de apellido y sus hijos adoptivos — señaló a la pareja —, pero Aidan me dijo que ella era militar también y había muerto, hace casi cinco años, al combatir con renegados, en una isla.
Ambos parecieron respirar aliviados.
—Es cierto — la ojiverde asintió —, la situación con Kesito empezó a complicarse debido a lo ocurrido en ese entonces, pero comprenderá que es un tema delicado — bajó el rostro —, tanto para él, como para nosotros…
—Entiendo — el moreno asintió —, pero aun así, no deben permitir que su hijo se salga de los límites.
Zoltan sonrió — es un poco complicado — comentó cansado —, nuestras responsabilidades son muy grandes y no podemos estar con él, generalmente ni siquiera estamos aquí en la mansión — confesó —, por ende, el tiempo que pasamos juntos es sumamente reducido y comprenderá, joven Blauenacht, que en una familia, si una figura de autoridad no se encuentra presente, no tendrá tampoco el poder, ni el derecho de regañar o castigar, algo completamente diferente en el trabajo.
—Pero parece que su hijo, tampoco los respeta como militares — señaló el moreno.
—Aidan tiene muchas libertades, por ser un primigenio con un poder inigualable — Kharine suspiró —, técnicamente, debería estar en nuestra misma jerarquía…
—La diferencia son los años de experiencia — el pelirrojo terminó su café y dejó la taza de lado —, como Aidan, en realidad es extremadamente joven a comparación, no solo de nosotros, sino de muchos primigenios que están en los altos mandos de la milicia y él es consciente de eso, pero aun así, debido a los problemas de antaño, no solo de hace cinco años, sino de toda la historia elemental, él ahora no confía en casi nadie…
—Su equipo y algunos otros a quienes entrenó, son los únicos en quien confía plenamente — terminó Kharine.
—Siento que solo dan excusas para justificarlo, pero realmente, no veo el por qué su actitud.
Los leones se miraron entre sí.
—Contarle todos los acontecimientos, así como detalles y cosas importantes, es imposible, joven Blauenacht — sonrió el león —, por ello, aprovechando las circunstancias de su nueva relación con Aidan, deseamos que lo conozca y usted mismo se genere su propia opinión, tanto de él, como de todos los elementales.
—¿No tengo opción? — indagó el moreno con frialdad —, significa que aparte de tener que soportar su actitud como mi “entrenador” — dijo la palabra con algo de sarcasmo —, ¿también tengo que soportarlo en la vida real? Es decir, ¿seguiré siendo su profesor en la escuela y deberé dejarle hacer lo que quiera? — su voz sonaba molesta, sentía mucha inconformidad con ello.
—¡Por supuesto que no! — Kharine negó —, esa es la razón del por qué estamos tan tranquilos.
Dunkel levantó una ceja y su rostro reflejó desconcierto — no entiendo.
—Cómo dijimos al principio, joven Blauenacht, usted es el único que lo ha enfrentado — sonrió con satisfacción — y deseamos que lo siga haciendo.
—¿Qué? — el ojiazul se irguió en su asiento.
—Sabemos que como militar, usted está bajo sus órdenes, eso nadie lo discute — la rubia se alzó de hombros —, pero Aidan tiene una vida de híbrido normal y tiene ciertas reglas sociales que acatar.
—Ahí es donde entra usted — Zoltan lo señaló.
—Sigo sin entender — Dunkel se sentía confundido.
—Nosotros — prosiguió el pelirrojo —, como le comentamos, no podemos estar al pendiente de nuestro hijo, por ello, queremos que usted se convierta en el tutor de Aidan, frente a la sociedad hibrida común.
La boca del morenos se abrió con sorpresa y parpadeó sorprendido — q… ¿qué? — repitió con voz débil.
—Usted es un felino, de una especie grande — sonrió la leona —, sabemos lo difícil que es estar bajo las ordenes de un pequeño mustélido — se burló —, pero queremos equilibrar la balanza de alguna manera.
—Así es — Zoltan asintió —, mientras usted lo obedece en la milicia, él, deberá obedecerlo fuera de la misma — sonrió con altivez —, en la escuela, en la casa, en la ciudad, en sus deberes… usted será responsable ante la sociedad y tendrá comunicación directa con nosotros, para mantenernos informados de su comportamiento — especificó —, sabemos cómo castigarlo para que entienda, así que, estamos seguros que aprenderá a comportarse, si usted no se deja amedrentar por él.
Dunkel sonrió, bajó la cabeza y pasó las manos por su cara, de manera cansada — si le hago la vida pesada, fuera de aquí, seguramente, él me hará la vida imposible en la milicia — sentenció con toda seguridad.
—¿Y eso le da miedo? — el león levantó una ceja.
Dunkel frunció el ceño, parecía como si lo estuviera retando.
—Véalo como un juego, joven Dunkel — la leona se cruzó de piernas —, un “estira y afloja” de poder — ladeó el rostro —, si él lo trata mal en la milicia, usted se desquita en la vida cotidiana.
—Eso sería muy infantil, justo como es él — objetó el ojiazul.
—‘El fuego, se combate con fuego’, joven Blauenacht — el ojiverde se burló —, muchos lo han enfrentado de otras maneras y todos han fallado, quizá, lo mejor es enfrentarlo en su mismo juego, ¿no lo cree?
Dunkel dudó — entiendo lo que dice — dijo con voz baja —, pero ‘el que juega con fuego, se quema’ — dijo con frialdad.
Kharine rió — ahora usted es un elemental de fuego — lo miró con picardía —, el fuego no le hará absolutamente nada…
El chico pantera se sorprendió de esas palabras, parecía que la leona quería decir algo más y no se refería al refrán que él había mencionado; era como si le dijera que cualquier cosa que intentara el pequeño hurón, no le ocasionaría ningún problema en realidad.
—Yo… no lo sé, tendría que pensarlo.
—No tarde mucho — el pelirrojo se cruzó de brazos —, especialmente porque, aunque hasta el lunes volverá a sus actividades normales, desde hoy, tendrá que vivir con él.
—¡Vivir con él! — el moreno se levantó de un salto.
—Sí —la rubia asintió —, no podemos dejar que se separen mucho, así que tendrá que vivir con él.
—No, no, no, ¡no! — negó y se acercó golpeando el escritorio con sus manos, aunque sin darse cuenta, éstas habían resplandecido y dejaron una marca en la madera, como si la hubiera quemado — no pienso vivir en esta casa — dijo con toda seguridad.
Los leones lo miraron con seriedad.
—No vivirán aquí, sino en el departamento de Aidan — señaló el ojiverde.
—Pero no se preocupe — la leona le restó importancia —, el departamento en el que vive Aidan es muy grande y…
—¡No me refiero a eso! — interrumpió el pelinegro — no quiero vivir en su territorio — dijo entre dientes —, se sentirá con derecho de ordenar y no podré objetar, ¡porque realmente así será! — gruñó.
Era bien sabido que las casas de los híbridos se consideraban “territorio” del más fuerte, por lo que a temprana edad, la mayoría de los hijos varones se independizaban de sus padres, para tener su propio territorio y no tener que depender de ellos, a diferencia de las féminas, que podían pasar su vida entera en casa de sus padres, a menos que contrajeran matrimonio.
Los leones se sorprendieron.
—Creo que tiene razón — comentó la rubia, mirando a su esposo —, no habíamos pensado en eso.
—Esto será un problema — dijo el león entre dientes.
Sabían que si los enviaban a un departamento de la milicia o incluso, aunque compraran uno nuevo, Aidan se sentiría como el dueño y Dunkel no podría hacer nada para contradecirlo, a pesar de ser mayor.
—Si tenemos que vivir juntos, entonces, que él vaya a mi departamento — sentenció el ojiazul.
Zoltan y Kharine se miraron entre sí.
—Ah… ¿qué tan grande es su departamento? — preguntó la rubia.
—¿Por qué? — indagó el moreno con precaución.
—Aidan tiene varias actividades y necesita algo de espacio — señaló el león.
—Pues… tiene dos recamaras, aunque una no tiene muebles — se alzó de hombros —, sala cocina y comedor, están en la misma zona, pero es amplia — le restó importancia —, tengo un baño completo, con tina y un pequeño estudio, donde practico guitarra, así que es…
—Muy pequeño — comentó la ojiverde.
Dunkel se sorprendió; para él, su departamento le parecía grande, aunque comparado con esa mansión, lógicamente no era nada.
—Aidan no lo tomará muy bien, especialmente si tendrá que llevar solo lo imprescindible.
—¿Qué tantas cosas puede tener ese niño? — indagó el moreno con curiosidad.
Los leones suspiraron, algo que no le agradó al otro.
—Yo me encargaré de su mudanza — Kharine sonrió nerviosamente.
—¿Segura? — su esposo la miró con inquietud.
—Por supuesto — asintió un poco más confiada —, sé lo que necesita en realidad, así que, iré a su departamento, empacaré esas cosas y las llevaré a la dirección del joven Dunkel, pero ordenaré que lo demás se quede ahí, acomodado — especificó, a sabiendas que lo que encontraría sería un desastre —, por si es necesario usarse después — le guiñó un ojo al león.
—De acuerdo — el pelirrojo asintió.
—Termina de hablar con él — señaló al moreno —, iré a hacer eso y que la mudanza quede antes de que anochezca, para que no pueda objetar.
La leona bajó del escritorio, se despidió con un beso en los labios de su esposo y caminó a la salida.
Dunkel se mantuvo de pie, aún estaba asimilando todo; eran demasiadas cosas para un solo día.
—Bien, joven Blauenacht…
La voz de Zoltan, sacó de su ensimismamiento a Dunkel.
—Antes de pasar a otros detalles como sus nuevas prestaciones, paga y demás — sonrió divertido —, déjeme entregarle esto…
El pelirrojo abrió una gaveta de su escritorio y extrajo una caja metálica, en color rojizo con amarillo, con unos grabados que simbolizaban llamas y en la tapa, tenía una animal que parecía un felino, envuelto en fuego. El pelirrojo empujó la caja por encima de la superficie del escritorio y la acerco a Dunkel.
—Esto normalmente se entrega en una ceremonia importante, pero debido a lo irregular de su caso, espero no se moleste de recibirlo de esta manera.
El ojiazul frunció el ceño y sujetó la caja — ¿qué es?
—Su CIE — respondió el león con rapidez —, de esta manera, cualquier militar sabrá que está bajo las ordenes de elementales de fuego, especialmente de mi esposa y mías — especificó —, ya que está dado de alta como nuestro subordinado directo.
Dunkel contuvo la respiración y sus manos temblaron; no sabía que era una CIE aun, pero ahora tenía una. Sabía lo que eso representaba, por fin era un miembro de la milicia como siempre deseó; sentía la boca seca, sus manos temblaban y sudaban, pero se obligó a moverse, para abrir la pequeña caja.
Cuando abrió el contenedor, se encontró con un reloj de manecillas, que ni siquiera se movían, a pesar de que parecía un objeto caro; la sorpresa se reflejó de inmediato en su rostro y luego pasó a un gesto confundido.
—Esto… — sacó el reloj y lo miró con recelo —, ¿esto es una CIE? — preguntó aun con dudas.
Zoltan rió — no — negó —, eso es el contenedor de su Cédula de Identificación Elemental — señaló —, nombrada CIE por las siglas — explicó con paciencia —, póngaselo — ordenó.
Dunkel no estaba muy convencido, pero decidió hacer lo que le dijeron; dejó la caja en el escritorio y se puso el reloj, justo donde usaba normalmente el suyo, en su mano derecha. En cuanto cerró el broche, el objeto se adecuó a su mano, brilló un momento y las manecillas empezaron a moverse, mientras la forma cambiaba ligeramente, convirtiéndose en un reloj más al gusto del moreno; aparecieron coronas alrededor de la caja del reloj y Dunkel se sintió curioso al darse cuenta que los pequeños botoncitos tenían colores y tamaños diferentes, además, en el bisel había varios números que no correspondían a las horas, mismas que estaban marcadas en la esfera, con pequeñas piedras brillantes.
—¿Para qué son todos estos botones? — preguntó el moreno con un dejo de emoción.
—Las instrucciones están en la caja — sonrió el león —, pero lo más importante que debe saber hacer, es usar la corona más grande — ladeó el rostro —, adelante, hágalo.
Dunkel no dudó, extrajo el pequeño botón y lo hizo girar, en ese momento, un pequeño holograma se proyectó desde la caratula de cristal, frente a él; parecía una hoja y en la parte superior, había un código alfanumérico de 17 dígitos, más abajo contenía una imagen suya, su información básica y entre ella, tenía el apartado de jefes directos, donde estaban los nombres de los leones.
—Cuando un elemental le pida que muestre su CIE, debe hacer eso — comentó el pelirrojo con diversión —, así sabrán quién es y a quién debe rendirle cuentas, por lo que si ocasiona algún problema, todos sabrán que deben comunicarse directamente con nosotros.
—Así que esto es la CIE — dijo el moreno con sarcasmo —, ahora entiendo por qué no se puede poner en una carpeta — se burló de lo que le había ocurrido semanas atrás —, ¿y qué es este número con tantos ceros? — indago sobre los números que estaban en el bisel.
—Esa es la cantidad de poder que muestra en este momento — indicó Zoltan —, debido a que está sellado, como Aidan, ese número debe mantenerse entre cien y mil — añadió —, se debe leer desde el doce, donde está la marca como una llama, hacia las manecillas y termina en el mismo doce.
«Ahora entiendo por qué tantos ceros» pensó el moreno, al darse cuenta que ese reloj tenía para llegar a un numero de doce dígitos y para él solo había un mísero 352 en ese momento.
—No debe quitarse ese reloj mientras esté en activo o en alguna misión — prosiguió el pelirrojo —, por medio del mismo, puede recibir llamadas, mensajes y notificaciones…
—¿Llamadas?
—Sí — asintió el ojiverde —, es casi como un teléfono inteligente, pero solo para elementales — se alzó de hombros —, de igual manera, es uno de los pocos que tiene la manera de comunicarse directamente con mi esposa y conmigo — levantó la mano izquierda y mostró su reloj en la muñeca —, por lo que debe tener cuidado con él, ¿entendido?
—Está bien… normalmente me quitaba mi reloj para dormir o bañarme, pero supongo que este me lo puedo dejar puesto siempre.
—Si lo desea, puede cambiar de contenedor — el león le restó importancia —, puede elegir un anillo, un dije, una pulsera o cualquier accesorio, incluso un arete — comentó con diversión, señalando con un ademán, la oreja izquierda del otro.
Dunkel instintivamente pasó la mano por su oreja; no sabía que se notara su perforación, pues tenía unos años que ya no se colocaba nada en ella — es de cuando era más joven y…
—No tiene que explicarme nada — el ojiverde negó —, nosotros no somos tan exigentes en ese sentido — sonrió de lado —, usted puede hacer lo que desee, mientras no afecte a su desempeño.
—¿De verdad?
—Sí.
—Entiendo… y ¿puedo cambiar esto por otra cosa? — señaló el reloj en su mano.
—Por supuesto — Zoltan asintió —, solo que hacer el cambio tomaría un par de días — sentenció —, tendríamos que solicitar el objeto a otros elementales, debido a que todos los fuego preferimos un reloj, siempre nos entregan de ese tipo de contenedores, es como una tradición — se alzó de hombros —, pero no se le puede obligar a usar algo que le incomode.
“…todos los fuego…”
«Ahora yo también soy uno de ellos…» pensó el moreno con algo de emoción.
—Creo que me quedaré con el reloj — sonrió, mostrando un colmillo —, es bastante cómodo y tiene estilo.
—Siendo así… — el león se incorporó y sujetó la caja que el moreno había dejado en el escritorio —, todo lo que necesita saber sobre el reloj, está aquí.
El pelirrojo abrió la caja, sacó el soporte donde estuvo antes el reloj y extrajo del fondo un pequeño libro, de no de más de diez centímetros de largo, pero algo grueso, el cual entregó a Dunkel.
—Es mejor que lo lea de inmediato, ya que ese objeto no es un juguete y debe tratarse con cuidado — lo miró con suspicacia —, tiene que saber usarlo para que Aidan no lo agarre desprevenido, especialmente con los uniformes.
—¿Uniformes?
—Sí, los uniformes — repitió —, como elemental, necesita uniformes adecuados para distintas situaciones — señaló con calma —, para presentarse en las instalaciones militares, para alguna reunión, en operaciones encubiertas y especiales, el cual es el más importante, porque es el adecuado para que le ayude no solo a controlar su habilidad, sino a potenciarla y otros uniformes más, así como ropa normal.
El ojiazul abrió el libro y observó el extenso índice que abarcaba varias páginas.
—Cada vez me doy cuenta que hay demasiadas cosas que deberé aprender rápidamente… — ladeó el rostro —, empezaré a leerlo de inmediato, ahora que tendré tiempo, porque supongo que ya no tengo que presentarme a la estación de policía…
—No — Zoltan negó —, a su anterior trabajo ya no, pero sí debe presentarse a la escuela de Aidan.
—¿Por qué?
El león sonrió divertido — le dijimos que no se puede separar mucho de él, así que debe seguir siendo profesor en la misma.
El moreno suspiró — bien, supongo que seguiré llamándome Ikem Oliveira un tiempo más…
—No — el otro negó —, desde hoy, todos en la institución, saben que usted es militar, que estaba trabajando encubierto para proteger a mi hijo, por eso, ambos salieron “heridos” — hizo el ademan de las comillas con sus dedos —, en el atentado al centro comercial, el lunes.
Dunkel sintió que le echaban un cubetazo de agua fría.
—¡¿Por qué?! — preguntó sorprendido — se supone que trabajaba encubierto, nadie tenía que saber quién era…
—Eso ya no tiene importancia — el pelirrojo se alzó de hombros —, las personas seguramente se imaginan que Aidan, por ser mi hijo, necesita que lo vigilen y con lo ocurrido en el centro comercial, nadie dudará de que necesita a alguien cerca, para “protegerlo” — dijo la palabra con burla.
—Parece que tiene todo solucionado — Dunkel no se sentía feliz de saber que su identidad había sido expuesta, pero ya no podía hacer nada.
—La mayoría de las cosas, sí, están solucionadas — asintió el león —, pero aún queda otra cosa que discutir.
—¿Sobre qué?
—Ahora que trabajará como militar, aparte de encargarse de la vida de mi hijo, para hacerlo una persona de bien, necesito que haga ciertas investigaciones en su escuela — el ojivede recargó los codos en el escritorio —, de carácter confidencial.
La manera tan seria en que el león hablo, puso en alerta al joven pantera, quien se irguió de inmediato.
—Entonces, me imagino que esto no lo debe saber su hijo, ¿me equivoco?
Zoltan rió — joven Blauenacht, parece que no le ha quedado claro — el pelirrojo levantó una ceja —, Aidan lo va a entrenar, por lo que estará bajo sus órdenes solo en las prácticas y en caso de hacer alguna misión, pero de ahí en más, usted trabaja directamente con mi esposa y conmigo — se señaló con el pulgar —, por lo que ninguna de las ordenes que nosotros le demos, a menos que digamos lo contrario, debe conocerlas el pequeño Keso.
Dunkel sintió como un escalofrío recorrió su columna vertebral; no le gustaba la manera de hablar del león, pero él debía hacer lo que ya sabía, solo seguir ordenes, aunque eso no quitó que pensara que debido a esa confidencialidad que pedían los señores Firesoul, era la razón del por qué su hijo no confiara del todo en ellos.
~ • ~ • ~
Nota: Lamento la tardanza, realmente se me había olvidado que debía actualizar XD ajaaja Pero bueno, ya solo queda un capítulo más y elepílogo, para terminar con esta primera parte de la historia de Kesito. Espero que al menos estén disfrutándola; el otro lunes seguro actualizo el capítulo X, ¡Nos leemos!
Comment Form is loading comments...