Capítulo VI
Aidan se arrebujó contra la tibieza que sentía. Le agradaba el calor, era sumamente confortable, incluso más que abrazar a su almohada, sus peluches o su propia cola, por lo que tenía renuencia a apartarse, pero a pesar de ello, su cuerpo le exigía cambiar de posición; intentó moverse, aunque al sentir que algo lo sujetaba y no se lo permitía, empezó a reaccionar.
Un bostezo fue el preludio a su despertar cotidiano; movió sus brazos y talló sus ojos, luego posó su mirada roja en lo que tenía enfrente. Parpadeó sorprendido, pensó que soñaba y con curiosidad, sus dedos tocaron la piel morena, de los pectorales marcados que tenía a un par de centímetros de su rostro, mismos que se apreciaban debido a la abertura de una bata de hospital. Al constatar que era real, sus mejillas se tiñeron de rojo y levantó el rostro, viendo primero unos mechones de cabello negro y después, el gesto apacible de cierto sujeto que le había ocasionado muchos problemas en su misión, quien lo tenía sujeto entre sus brazos, de una forma que parecía íntima.
—¡¿Qué?! — el menor se incorporó de un salto y se dio un golpe en la cabeza, contra la parte frontal del contenedor — ¡mierda! — gritó y empezó a sobar su cabeza, manteniéndose un poco erguido, gracias a uno de sus codos.
—No hagas escándalo — musitó el moreno entre sueños —, aún quiero dormir, pero puedes irte a tu casa sola — prosiguió con voz pastosa ante la mirada atónita del rubio —, ya sabes dónde está la salida — abrazó la cola del otro, como si fuese una almohada —, cierra al salir — finiquitó, restregando el rostro contra el pelaje suave.
La boca del niño se abrió con sorpresa «¡¿pero qué clase de bruto, animal, imbécil, dice algo así en la mañana?!» pensó con incredulidad, tratando de salir de su asombro.
—¡¿Qué es lo que te crees, idiota?! — por fin, la voz del hurón se escuchó.
Ante la voz chillona, el pelinegro entreabrió un parpado, miró al otro y sonrió de lado — debí estar muy ebrio anoche, ni siquiera recuerdo cómo nos conocimos — bostezó —, pero eres bonita, al menos mi buen gusto no se deteriora cuando bebo — se burló —, aunque tu voz es demasiado chillona para mi gusto, parece de niña — se quejó —, aun así, fue una sola noche, nada más, vuelve a tu casa y déjame en paz.
El ojirrojo apretó los puños, conteniendo el deseo de golpearlo — ¿quieres volver a la realidad, animal? — preguntó entre dientes — no soy chica, ¡y mucho menos me conquistaste en una de tus juergas! — especificó con ira.
“no soy chica…”
Esa frase hizo eco en el mayor, quién abrió los parpados de inmediato y al darse cuenta que no estaba en su cama, se incorporó de un salto, pero debido a un fuerte golpe que se dio al chocar contra algo, volvió a quedar acostado.
—¡Puta madre! — gritó con dolor y pasó la mano por su frente.
—Acabo de constatar que si dice malas palabras, profesor Oliveira — el hurón entrecerró los ojos —, o debo decir, ¿Dunkel Blauenacht?
El moreno lo miró con seriedad, a pesar de que seguía sobando su frente — ¿dónde estoy? — preguntó intrigado — ¿por qué estás a mi lado? — pasó saliva, sintiéndose nervioso, ya que reconoció al niño y sabía que no solo no era una mujer, sino que era menor de edad — ¿y cómo sabes mi nombre real?
Aidan entrecerró los ojos — ahora sé varias cosas de ti, aunque quizá no las que debería — reprochó, pensando que el otro era de los que gustaban de tener múltiples parejas sexuales de una noche, ya que esa era la impresión que le acababa de dar —, pero eso es lo de menos — soltó el aire por la nariz, de manera molesta —, quieres decirme, ¿qué demonios haces tú en mi contenedor?
—Tú… ¿contenedor?
—Oh, ya despertaron — la voz amable de Kharine se escuchó, iba entrando a la habitación —, pensé que tardarían un poco más en hacerlo.
«Wow…» los ojos azules repasaron la figura de la leona, que se delineaba a través del uniforme militar de falda; Dunkel gustaba mucho de las féminas, pero específicamente, cualquier hibrida felina era su perdición.
—¿Cómo se sienten? — preguntó la ojiverde con interés.
—Ahora muy bien — sonrió el moreno, de manera seductora.
Aidan entornó los ojos — ¿qué hace él en mi contenedor? — preguntó con rapidez.
—Ah, sobre eso, debido a los acontecimientos recientes, tu padre decidió que era mejor que se quedaran ahí — señaló la rubia, haciendo unos mechones de cabello para atrás de su hombro —, es por precaución y para mantener a los demás elementales tranquilos.
—¿Elementales? — musitó Dunkel confundido.
—¡¿Qué?! ¡¿Cuáles acontecimientos?! — preguntó el menor, ignorando a su acompañante — se supone que todo había quedado resuelto.
—Ayer, hubo un accidente — anunció ella, caminando a revisar los monitores —, te saliste de control e incendiaste las sabanas.
Tanto Aidan como Dunkel, se sorprendieron por esas palabras, aunque cada uno por razones distintas.
—¿Incendiar? — preguntó el ojiazul en un murmullo.
—Pero no te preocupes, ya las cambiamos y también los cambiamos de ropa — sonrió la ojiverde —, estaban casi desnudos y no era correcto que durmieran así.
«¡¿Desnudos?!» Dunkel estaba atónito, especialmente porque la mujer hablaba muy calmada.
—Pero esto no es posible, Kharine, se supone que aquí dentro no debería poder externar mis poderes, además, si eso ocurrió, ¡él está en peligro a mi lado! — el rubio señaló a Dunkel con el índice.
—No, no comprendes — su madre negó —, es mejor dejarlos juntos, porque anoche, cada vez que intentamos separarlos, las marcas de ambos empezaban a brillar y el fuego se hacía presente.
—¿Marcas? — los ojos azules repararon en unos símbolos extraños que tenía en su muñeca izquierda.
—¡No es posible! — el pequeño hurón pasó las manos por su cara — entonces no fue un sueño — dijo con cansancio.
—¿Tienes algo que decirnos? — la voz varonil lo hizo levantar el rostro; Zoltan iba llegando.
Dunkel sintió un escalofrío en su espalda; había tenido encuentros con otros grandes felinos antes, incluyendo otros leones, pero aunque sabía que podía llegar a enfrentarlos sin problema, por su condición de jaguar, ese que tenía enfrente tenía una presencia demasiado fuerte y su instinto le dijo que tuviera cuidado, así que prefirió guardar silencio y escuchar atentamente, para tratar de entender su situación.
Aidan suspiró — se supone que no debo hablar de él — dijo con un tono de obviedad, para dar a entender que se trataba de lo que habían hablado el día anterior.
—Hagamos una excepción por hoy — el león se cruzó de brazos —, ¡habla! — ordenó fríamente.
El niño gruñó y estrujó los mechones de su cabello — está bien — suspiró —, nuestro querido Dios, Sunne, me “castigó” — respondió con desagrado —, al parecer, al intentar salvar a este idiota, le compartí, por error — especificó —, un poco de mi habilidad primigenia — sonrió con sarcasmo.
Zoltan respiró profundamente y masajeó sus parpados, mientras Kharine pasaba los dedos por su frente, masajeando hasta sus sienes; aunque se habían imaginado algo así, no estaban del todo preparados para la confirmación de sus sospechas.
—¡Pero hay una manera de recuperarla! — anunció el niño con ilusión.
—¿Ah, sí? ¿Cuál? — preguntó el pelirrojo con escepticismo.
—No lo sé — respondió el hurón con un tono derrotado —, según Sunne, debo averiguarlo yo.
—Esto es un problema — Kharine se cruzó de brazos.
—¡Por supuesto que lo es! — señaló su esposo —, ellos no van a poder salir de ahí hasta que esto se arregle.
—¡¿Qué?! ¿Quedarme aquí con este imbécil? — preguntó el ojirrojo con molestia — ¿Por qué? Yo puedo controlarme, ¡siempre lo he hecho! Solo necesito mi guante y ya — señaló su brazo cubierto.
—¡¿Y no has pensado en él?! — Zoltan señaló a Dunkel con desdén — no pienses que permitiremos que un híbrido sin entrenamiento, que ni siquiera era un elemental antes, salga a la calle con tu poder latente, ¡¿sabes lo que puede ocurrir verdad?!
—¡Entonces déjenlo encerrado a él solo!
—¡Él también reacciona si no está cerca de ti! — señaló el ojiverde con ira contenida —, o están juntos ¡o tal parece que cualquiera de los dos puede mandar al infierno la ciudad!
Aidan quiso objetar pero no pudo, por lo que el silencio reinó, fue en ese momento que Dunkel se atrevió a hablar.
—Disculpen — sonrió el moreno de manera nerviosa —, pero en realidad, tengo muchas dudas y cada vez me siento más perdido, porque nada tiene sentido para mí.
—¡Es cierto! — Kharine sonrió condescendiente —, es notorio que eres un completo ignorante de la situación, así que lo pondré en términos simples — movió la mano frente a ella y ésta se cubrió de fuego, ante el desconcierto del moreno —, nosotros somos elementales, específicamente, somos híbridos con habilidades de fuego — aclaró — y ahora, tal parece que tú también lo eres, aunque sea difícil de creer y entender — terminó apagando las llamas con un grácil movimiento de su muñeca.
—No es posible — negó el pelinegro —, es un truco de magia, ¿verdad?
—¿Magia? — el hurón sonrió con sarcasmo — ingenuo.
—La magia son trucos baratos de híbridos que no saben la verdad — Zoltan habló seriamente —, un elemental se toma muy en serio sus habilidades, por eso son militares, porque necesitan un entrenamiento especial que dura años solo para controlarlas y algunos no pueden hacerlo completamente, jamás.
—Militares… — esa palabra hizo que Dunkel pensara en su hermano — no, no es posible, Vollmond, mi hermano, es militar y él no hace esas cosas.
—El teniente Vollmond Blauenacht es uno de los elementales de fuego, clase 2, más avanzados que hay en activo — Kharine asintió —, por ello, es el segundo al mando de uno de los tres escuadrones de fuego que hay en este país.
Dunkel se quedó atónito ante esa aclaración; sabía que su hermano era reconocido en la milicia, a pesar de solo ser teniente, pero no sabía qué tanto.
“…es imposible que alguien pueda crear fuego de la nada, ¿verdad? … no entiendo de qué hablas…” las palabras que su hermano le había dicho cuando él externó sus dudas, lo inquietaban.
—Pero… él… mi hermano… dijo que no entendía de lo que hablaba, cuando le mencioné lo del fuego… en el centro comercial…
—Te mintió — Aidan suspiró —, es nuestro trabajo mantener esto en secreto y obviamente, Volmy iba a mentirte sin problemas, si con eso te callaba sin necesidad de llegar a otros extremos.
Dunkel levantó una ceja ante el apodo que el niño usó para su hermano — entonces… ¿todo fue real? — se atrevió a preguntar.
—Todo, cualquier cosa que hayas visto, lo fue — especificó el pelirrojo.
—Pero… vi hielo, no…
—Hay cuatro elementos — prosiguió el león —, fuego, agua, tierra y viento, pero cada uno de ellos puede potenciarse a otra cosa o en su defecto, ramificarse según componentes o estados.
—Tú tuviste el infortunio de encontrarte con potenciadores de agua — prosiguió Kharine —, que lo que hacen es convertirla en hielo.
Era demasiada información para Dunkel, pero aun así, intentaba entenderla; su mano fue instintivamente a su pecho y levantó la bata que portaba, observando su cicatriz, entendiendo que el frío que recordaba, realmente había sido una estaca de hielo que lo atravesó.
El ojiazul pasó saliva — si fue real… tú… tú dijiste que eras capitán — miró al hurón — ¿tú puedes hacer algo de eso?
—Sí, soy capitán, pero aquí no puedo usar mi habilidad — negó el rubio —, o se supone que no debería — obvió —, este contenedor — dio unos golpecitos al cristal —, está hecho de un material, formado por magma cristalizado que ha pasado por un proceso especial, todo para contenerme — entornó los ojos —, aunque parece que ya está tan viejo, que no lo hace bien — reprochó entre dientes, debido a lo que Kharine le había dicho con anterioridad.
—Es posible que tengas razón — Zoltan asintió —, pero no te preocupes, ya se está preparando uno nuevo.
—Uno más grande, para que quepan ambos — acotó Kharine con una sonrisa divertida.
—¡¿Juntos?! — la voz de Dunkel y Aidan se escuchó a la vez.
—¡¿Están locos?! — prosiguió el menor con terror.
—¿Crees que es manera de hablarme, Aidan? — preguntó el león con seriedad.
—¡Por supuesto! — respondió el ojirrojo con autoridad — No importa si me lo ordenas, ¡se trata de mí! No me puedes obligar a compartir cama con un desconocido, ¡que a leguas se nota que es un depravado!
—¡Ey! ¿Quién te crees para decir eso? — objetó el pelinegro — ni siquiera me conoces.
—No, pero suficiente tengo con lo que me dijiste al despertar — el hurón lo miró con desconfianza —, “ya sabes dónde está la salida, cierra al salir, fue una sola noche, vuelve a tu casa y déjame en paz” — soltó cada frase con algo de desprecio.
—Pensé que estaba con alguna compañera de sexo — se excusó el moreno.
Para los híbridos adultos era muy normal compartir lecho con diferentes parejas para calmar sus deseos sexuales, incluso era común hacerlo sin estar en su periodo de celo; jamás había problemas en que cualquier híbrido tuviera sexo casual con alguien que acababa de conocer y no volver a verse después de ese encuentro, no era algo mal visto en la sociedad a menos que se vincularan con alguien. El vínculo era el compromiso formal, antes del matrimonio y si existía, ninguno de los implicados podía relacionarse con otros, aunque algunos híbridos dominantes podían romper los vínculos si existía la posibilidad de haberse equivocado al hacerlo.
—Pero ni aunque me pagaran te pondría una mano encima — Dunkel hizo un gesto de repugnancia —, eres un varón, un niño — especificó — y nada agraciado he de decir.
—¡Eres un imbécil!
—¿Con esa ‘boquita’ comes? — preguntó el ojiazul sarcásticamente.
—¡Oh, cielos! — Kharine puso la mano en su mejilla — y yo que pensé que se llevarían muy bien, después de como durmieron abrazaditos toda la noche.
—¡Estaba inconsciente! — dijeron a la vez y voltearon a verse, asustados de haber dicho lo mismo.
—Al menos parecen muy sincronizados — sonrió Zoltan con diversión.
—Sí, en el fondo son tal para cual — rió Kharine.
—Por ahora, nada podemos hacer — suspiró el pelirrojo —, así que mientras solucionamos esto, se quedarán ahí.
—No, espera, ¡Zoltan! — Aidan lo miró con suplica —, no me puedes hacer esto, te juro que me portaré bien — el ojiverde lo miró con incredulidad —, esta vez, sí me portaré bien — especificó el menor —, pero no me puedes dejar en este contenedor de nuevo — su rostro mostró verdadera aflicción —, lo odio — dijo con tristeza y sus ojos se humedecieron —, ¡por favor! — pidió con voz quebrada —, no lo hagas — una lágrima rodó por su mejilla, así que se limpió la humedad de inmediato, no quería llorar, mucho menos que otros lo vieran así.
El mayor suspiró, no le gustaba ver al niño tan desesperado por estar en esa situación, especialmente porque sabía que detestaba estar encerrado ahí, aunque cuando era por cortos periodos, lo aceptaba de manera resignada.
Zoltan caminó hasta ponerse al lado de ese enorme contenedor de cristal y puso la mano sobre el mismo — buscaremos la manera de que no te quedes ahí mucho tiempo — prometió —, pero entiende que ahora es necesario, los otros primigenios están desconcertados y especialmente, se encuentran temerosos de lo que pueda ocurrir — explicó con calma —, además, debemos buscar algo que lo controle a él — señaló a Dunkel —, anoche, intentamos ponerle uno de tus guantes y separarlos, pero no funciona porque no es como tú, por lo que necesitamos buscar algo más y no sabemos cuánto tiempo ocuparemos — eso era algo frustrante para él, así que se imaginaba lo impotente que se sentiría Aidan al saber que no había opciones —, pero tu escuadrón está ayudando a buscar soluciones, junto con otros miembros de fuego, así que, ten un poco de paciencia, ¿sí?
El pequeño hurón no respondió; bajó el rostro, se recostó dándole la espalda a Dunkel y se abrazó a su cola, misma que le cubrió el rostro.
El león apretó los parpados y se alejó del contenedor — Kharine — se acercó a su pareja —, encárgate, yo debo ir a ocuparme de otras cosas.
La leona entendió que iría a buscar soluciones, ya que era obvio que así como ella, su esposo no podía ver a ese niño sufrir y quería que fuera libre, como se lo prometieron tiempo atrás.
—Sí — la ojiverde asintió.
El pelirrojo salió de la habitación y Kharine se acercó al contenedor, al lado de donde estaba Dunkel, quien observaba todo, en silencio.
—Entonces, Dunkel, ¿deseas comer algo? Supongo que tienes algo de apetito porque ya es hora de comer, ¿me equivoco?
El moreno sonrió cansado, le dolía la cabeza, trataba de dar sentido a todo, pero se sentía perdido — sí, gracias, señorita… ah… no sé su nombre aún y me gustaría saberlo para agradecer correctamente su ayuda — dijo con un dejo de galantería.
—No le coquetees a mi “madre”, si no quieres que Zoltan te arranque la cabeza y la meta por tu trasero con tanta rapidez, que tu cerebro aun estará consciente cuando tus ojos vean tus propias entrañas — la voz de Aidan se escuchó con frialdad, a pesar de que era en un tono apagado, por el pelaje de su cola.
—¡¿Madre?! — preguntó el ojiazul con sorpresa.
La rubia rió divertida, no solo por la reacción de Dunkel, sino por las palabras de Aidan; siempre le alegraba que el niño le dijera mamá o madre, sin importar en qué contexto lo hiciera.
—Sí, yo soy la madre de Aidan y Zoltan, mi esposo, es su padre.
El ojiazul recordó lo que Vivi le había dicho de esa familia «se ve muy joven para que haya sido madre también de Alice, debe haber un error…», aunque ahora, con lo que sabía, posiblemente había otros miembros de la familia Firesoul y realmente, Aidan no era hermano de la renombrada violinista.
—Disculpe, aún no asimilo las cosas — pasó saliva —, realmente sí, tengo un poco de hambre, ¿señora Firesoul? — dijo el apellido con algo de duda, porque no sabía si era el correcto.
—De acuerdo, ¿tienes preferencia por alguna comida en específico? — preguntó amable la ojiverde, era mejor no explicar mucho más, seguramente el moreno aun necesitaba poner en claro sus ideas.
—Carne — respondió el otro de inmediato —, cualquier carne está bien.
—Carne será… ¿y tú, Kesito? — dijo el apodo de su hijo con cariño, aunque era un apelativo que él adoptó fuera de su hogar y la milicia, sabía que era algo que lo hacía sentir bien.
—No comeré hoy — dijo el menor con un tono serio, pero un sonido de su estómago lo sorprendió, igual que a su madre.
—¿Qué fue eso? — preguntó la ojiverde con susto.
El niño bajó la cola y con su índice picó su vientre — no… no sé — musitó y un nuevo gruñido se escuchó.
—Aunque trates de decir que no comerás, es obvio que tu cuerpo tiene hambre — suspiró el ojiazul con media sonrisa.
—¡¿Qué?! — dijeron ambos rubios con sorpresa, consiguiendo llamar la atención del otro.
—¿Qué ocurre? — indagó Dunkel, curioso por esa reacción.
—No es posible — Aidan negó —, yo no puedo tener eso… es absurdo… es mentira, ¿verdad? — buscó la mirada de Kharine.
—¡Oh, cielos! — ella se cubrió la boca — ¿estás seguro que es hambre?
—¿Por qué? — el ojiazul seguía sin comprender a los otros dos.
—¡Por qué yo no puedo tener hambre! — respondió el ojirrojo, un tanto alterado.
—¿Por qué no? — insistió el moreno.
—El hambre es una necesidad fisiológica — respondió Kharine con voz baja —, Aidan y algunos otros elementales, como su padre y yo… no tenemos esas necesidades en realidad.
—¡¿Qué?! — Dunkel abrió los ojos con sorpresa — ¿Qué hay de ir al baño? ¿Dormir? ¡¿Tener sexo?!
—Comer, solo lo hacemos por costumbre — sonrió ella con nervios —, pero no es una necesidad en realidad y por lo tanto, tampoco ir al baño — habló lentamente, dándose cuenta que Dunkel sí lo necesitaba —, el tiempo que dormimos, depende de los genes del híbrido que usemos como contenedor — puso la mano en su pecho —, pero realmente no necesitamos dormir y si estamos en servicio, podemos prescindir de ello — siguió con su explicación —, el sexo, podemos tenerlo cuando tenemos una pareja, pero no es algo que necesitemos, porque nuestra unión es más emocional y espiritual.
—Tiene que estar bromeando — el moreno estaba estupefacto por ello —, ¿me está diciendo que al decir que no nos dejarán salir, se refiere a que tampoco podré ir al baño?
—Bueno… no — una risita nerviosa escapó de los labios de la rubia —, pero puedes usar una sonda, un botecito, un cómodo, un orinal o algo así.
Dunkel sintió que el alma se le escapaba de su cuerpo — ¡eso jamás! — dijo con seguridad, no iba a permitir que mancillaran su orgullo — ¡prefiero no comer!
—Si no comes, necesitarás intravenosas — Kharine fijó la mirada en su hijo — y tú también por lo que veo.
—¡¿Qué?! — el niño se asustó — No, ¡tiene que ser un error! No, no, ¡no! — pataleó con desespero — ¡no puedo ser igual que un híbrido normal! — puso un gesto de terror y sus manos estrujaron su cabello — no puede ser que tendré que hacer esas cosas tan sucias y asquerosas…
Su mente le hizo recordar cuando aprendía sobre la vida en ese mundo, el asco y horror que tuvo, al saber que los híbridos y animales normales, acudían al baño normalmente, después de ingerir alimentos y que su cuerpo los procesaba, pero estaba feliz de saber que él no necesitaba hacer eso, aunque en ese momento, todo parecía indicar que tendría que pasar por esa situación también.
—No — dijo con voz débil — ¡devuélveme mi poder! — se giró y de manera desesperada, sujetó a Dunkel del frente de la bata — ¡Devuélveme mi vida! ¡Devuélveme mi futuro! — exigió con voz chillona, a pesar de que intentó que se escuchara seria.
—No… sé… cómo… ¡hacerlo! — dijo el moreno en varias pausas, mientras el niño lo levantaba y azotaba contra esa extraña cama, una y otra vez.
—Tranquilo, cariño, ¡no te alteres! — pidió su madre — voy… voy a hablar con tu padre, para ver qué podemos hacer, ¿de acuerdo? Dame un minuto.
Aidan soltó a Dunkel y empezó a llorar — ¡esto es una pesadilla! — pensar en lo avergonzado que estaría si llegaba a tener un vínculo y cómo sería hacer algo intimo con alguien, estando en esa situación, lo aterraba —, es peor que la muerte — dijo con terror y se dejó caer contra la cama.
—Auch… — dijo el moreno, mientras sobaba su cabeza, estaba aturdido por tanto movimiento.
—Voy a inmolarme — anunció el rubio con tono dramático —, prefiero desaparecer de este mundo, a vivir de esta manera…
—¡Por Sunne! ¡¿Estás loco, Aidan?! No seas tan drástico, mantén la calma, ¿sí?, primero buscaré una solución y… supongo que la comida tendrá que esperar — se excusó Kharine.
—Por favor… hágalo rápido — pidió él mayor, que tampoco sabía cuánto tiempo su cuerpo iba a aguantar, no solo sin comer, sino sin ir al baño.
La rubia se encaminó a la puerta y salió momentos después, dejando a la pareja completamente a solas, al menos físicamente, ya que eran monitoreados por cámaras.
El silencio reinó por un momento, hasta que Dunkel se atrevió a hablar.
—Eso ha sido… más sorprendente para mí, de lo que debería serlo para ti — miró al otro de soslayo —, no sé por qué te pones así, pero yo soy el que está más perdido en esto que tú.
El hurón quiso decirle muchas cosas, pero su razón le dijo que estaría hablando con una pared, así que solo hizo un gesto de cansancio y le dio la espalda — no lo entenderías — dijo con voz débil.
—Tal vez no y menos si no me lo explican — gruñó el moreno y levanto su mano izquierda, para observarla con detenimiento, especialmente esas extrañas marcas que ostentaba en su muñeca.
Dunkel era zurdo, así que ese brazo siempre lo tenía libre de cualquier cosa, por si lo necesitaba, pero ahora sabía que el otro niño usaba su guante para ocultar unas marcas parecidas, quizá él terminaría haciéndolo también.
—¿Qué se supone que debo hacer? — preguntó como si estuviera hablando solo — ¿Qué hace un elemental en sí, además de ser militar? — levantó una ceja — Ni siquiera sabía que esa palabra fuese para referirse a algo real… puedo decir que ni siquiera sabía que existía dicha palabra — especificó —, pero no sé qué es lo que signifique en sí… ¿voy a ser como tú? — miró al rubio de soslayo — ¿sin necesidades fisiológicas? — un estremecimiento lo cimbró, él gustaba del sexo, no podía pensar en pasar un periodo largo de tiempo sin actividad sexual, aún sin estar en celo y menos tener que esperar a hacerlo hasta que encontrara a una pareja estable.
—No creo que eso te pase — gruñó el niño —, mientras que tú me pasaste solo debilidades, yo te pasé mi fuego — rascó su cabello con desespero —, tienes un arma a tu disposición, mientras que yo… solo me hice… normal — terminó en un susurro, sintiéndose derrotado por un momento.
—Fuego — el ojiazul aún no podía creer que podía hacer algo así, aunque recordaba vagamente que su mano se había cubierto de fuego el día anterior — ¿Podré prender fogatas o algo así? — dijo escéptico y un tanto burlón — Necesito entender esto a profundidad — tendría que salir de ese lugar para empezar a experimentar —, quizá debo preguntarle a Vollmond, para que me diga qué puedo o no hacer, no vaya a ser que incendie mi casa, tengo muchos recuerdos valiosos — una idea loca cruzó su mente —, aunque podría quemar todos los reportes que debo llenar en la estación y decir que fue un accidente — sonrió.
Aidan lo escuchaba y cada palabra que el otro decía, lo llenaba de coraje; él había pasado mucho tiempo practicando y aprendiendo a manejar sus habilidades, por lo que escuchar al idiota ignorante que ahora poseía parte de ellas, hablando de esa manera y restándoles importancia, le enfurecía. El niño apretó los puños, su rostro estaba rojo, por lo que las marcas bajo sus ojos resaltaban más y su respiración se había agitado; se giró completamente y para sorpresa del mayor, lo sujetó del pecho, moviéndolo con facilidad, dejándolo de lado, pero frente a él, mirándolo a los ojos.
—Puede que el fuego que aún me queda, no pueda externarse debido a este contenedor — siseó el menor —, ¡pero mis demás habilidades son completamente funcionales! — especificó —, así que mejor cállate, si no quieres acabar con mi poca paciencia y te rompa el cuello, para de una vez probar ¡si así me devuelves lo que me pertenece y yo vuelvo a estar completo!
Dunkel se sorprendió por un momento, pero estaba acostumbrado a tratar con gente temperamental, él mismo era uno de ellos y durante años trabajó para controlarse él mismo y enfrentar su propio carácter, sí que no se dejó intimidar.
—¿De verdad quieres matarme? — sonrió de lado — si así fuera, en primera no me habrías salvado, ¿o sí? — preguntó con sorna — hay algo que recuerdo vagamente — levantó una ceja —, es a ti, hincado a mi lado, diciendo que ahora soy tu responsabilidad, así que no creo que te atrevas a contradecirte, ¿me equivoco?
El hurón se asustó, pero luego sacudió la cabeza, volviendo a la realidad — si te salvé, fue por Vollmond, es por él que estás vivo — señaló con sarcasmo —, así que agradece que aprecio demasiado a tu hermano, porque de no haber sido pariente suyo, estarías muerto en este momento.
—¿Aprecias a mi hermano? — el ojiazul frunció el ceño — ¿Por qué?
Aidan entorno los ojos — porque es parte de mi escuadrón — respondió soltando el agarre de la bata el mayor —, yo soy su jefe inmediato.
“…le pediré ayuda a mi jefe, ha andado de buen humor y si él firma, puede que tengas una oportunidad de entrar…”
Esas habían sido las palabras de su hermano tiempo atrás y tal parecía que ahora podía ver a la persona que le ayudó a entrar a la milicia.
—Tú… ¿tú firmaste mi recomendación? — preguntó aun sin creerlo.
—Sí… irónico, ¿no? Yo mismo causé mi propia desgracia — sonrió cansado y se movió hasta quedar completamente recostado en la camilla —, de haber sabido que te convertirías en un problema para mí, jamás le habría hecho el favor a Volmy.
—¿Volmy?
—Así le digo, de cariño — el ojirrojo se alzó de hombros.
—¿Cariño? — Dunkel arrugó la nariz — ¿desde hace cuánto lo conoces?
—Eso no te incumbe — el menor se cruzó de brazos e hizo el rostro hacia el lado contrario de dónde el moreno estaba.
—Sí, me incumbe, porque tus padres dijeron que él era Teniente y tú eres Capitán — especificó —, ¿cómo es posible que un niño de catorce años, tenga más rango que alguien de veintinueve?
El hurón pasó la mano por su rostro y rió — eres un imbécil si crees que en la milicia la jerarquía se da por edad — suspiró —, la jerarquía se obtiene por habilidades, estudio y especialización que se tenga — explicó escuetamente —, tu hermano, aunque sea un elemental innato prodigio, jamás podrá tener la habilidad de un primigenio como yo — se señaló con poco interés.
—¿Primigenio?
—Ah, olvido que hablo con un verdadero ignorante — el rubio entornó los ojos —, ¿por qué crees que soy tan diferente a ti? ¿Por qué crees que ahora tengo que cubrir necesidades que antes no tenía?
—Pensé que… por ser elemental — respondió el otro, aunque no se sentía muy seguro de su respuesta.
El hurón soltó el aire con cansancio — así que, según tu lógica, ¿tu hermano tampoco debe tener necesidades, porque es un elemental?
—Pues… sí — asintió el moreno.
—¡Ño! — dijo con voz infantil el menor y haciendo un puchero —, es como si estuviera hablando con un verdadero idiota.
—¡No me insultes! — exigió el pantera — esto es algo que apenas hoy acabo de saber, ¡mínimo deberías tenerme algo de paciencia!
El rubio lo miró de reojo — de acuerdo — respiró profundamente —, te trataré como si fueras un cadete de cinco años…
Dunkel entrecerró los ojos — eres menor que yo, deberías tenerme un poco más de respeto.
—El respeto se gana — objetó el menor —, además, muchos cadetes de esa edad, ya saben lo que apenas te voy a explicar.
—¡¿Tan pequeños?! — el moreno se sorprendió.
—Sí, ahora, ¡déjame hablar! — regañó — hay diferentes tipos de elementales, yo soy un primigenio — se señaló con la mano —, los primigenios son elementales que nacen de su propio elemento en estado salvaje — dijo secamente —, esto normalmente se denomina como catástrofe natural, entre más fuerte sean, los primigenios tienen más poder, aunque este se divide entre los que nacen de las mismas — suspiró —, cuando llegan a cierto grado de maduración, toman forma de un híbrido y empiezan a actuar como se espera de ellos, por eso no necesitan comer o… — un escalofrío lo recorrió — otras cosas, pero es complicado explicarte a detalle sobre eso, así que pasemos a lo más sencillo…
—De acuerdo — Dunkel sentía que el niño solo lo dejaba con más dudas, pero esperaba ir llenando los vacíos, poco a poco.
—Tu hermano, así como la gran mayoría, son elementales de segunda clase, a quienes conocemos como “innatos” — respiró profundamente —, son híbridos que en los primeros cinco años de vida, demuestran que tienen habilidades elementales por herencia — anunció con poco interés — y finalmente están los de tercera clase, a quienes llamamos “asimilados”, que son en cantidad pocos, porque ellos son híbridos que en su adolescencia muestran habilidades elementales, pero son tan débiles que no valen la pena, aun así, la milicia los recluta, para que no ocasionen problemas en la sociedad.
Dunkel masajeó sus sienes «demasiada información…» pensó con desagrado, pero debía aprenderla, porque si quería indagar más, eso le serviría como base.
—Dijiste que Vollmond es un “innato” — señaló el moreno — pero, no entiendo eso de la “herencia”.
—Típico de alguien que no sabe nada — Aidan negó —, debo corregirme, eres peor que un cadete de preescolar — su voz era como un insulto —, la situación de tu hermano, significa que alguien de tu familia, en antaño, nació de la unión de un primigenio y un híbrido común — explicó con lentitud —, quizá fue cuando los híbridos fueron creados y los primeros elementales primigenios aparecieron en la faz de este mundo o tiempo después, antes de que hubiera tantos problemas.
—¡¿Ustedes se reproducen así?! — se sorprendió.
—Ya no — Aidan negó —, esas uniones se prohibieron hace milenios, pero los genes primigenios se mantienen aún en la sangre de híbridos y de ahí, salen las segundas y terceras clases.
El silencio reino una vez más Dunkel trató de pensar en su situación y la de su hermano.
—¿Por qué Vollmond se hizo elemental y yo no? — miró de soslayo al rubio — somos hermanos.
El ojirojo rió — no todos los miembros de una familia, que tiene ancestros elementales, pueden exteriorizar sus habilidades — lo miró de soslayo —, eso es porque sus antepasados no hicieron una selección pura, es decir, no se unieron a elementales, sino a híbridos normales y el gen no se despierta en todos — añadió con seriedad —, hay híbridos elementales que solo se unen a elementales, para asegurar que toda su descendencia sea elemental — se alzó de hombros —, algunos creen que es discriminación hacia híbridos comunes, pero tener una sangre pura es bueno, para asegurar que haya elementales en el mundo.
Poco a poco el ojiazul entendía su situación; alguien en sus antepasados había sido un elemental y él no tuvo la suerte de convertirse en uno.
—Por eso Vollmond sí es un elemental — musitó el ojiazul —, porque él heredo ese ‘gen’.
—¡Bingo! — asintió el niño —, tu hermano es muy fuerte y alcanzará el rango más alto para los de segunda clase en la sección de fuego, que es Coronel, aunque para eso pasarán cien años seguramente — rió.
Dunkel miró al niño con desaprobación — aunque no sé cómo funciona, no creo que le sea difícil a Vollmond alcanzarlo — lo defendió, sintiéndose ofendido de que el otro menospreciara a su familia.
—Yo no estoy diciendo que le sea difícil alcanzarlo — el rubio lo miró de soslayo.
—Dijiste que “pasarán cien años”, cómo si no creyeras que lo logrará.
Aidan empezó a reír y negó — tu sí que eres tonto — pasó la mano por su cabello —, en serio, al decir cien años, es porque es el tiempo mínimo requerido para que alcance ese rango, ya que debe pasar muchos exámenes y misiones elementales — explicó.
—Por favor… nadie vive ese tiempo — sentenció el moreno, pero al ver la mirada del niño se sobresaltó —, ¿o sí?
—Un elemental vive mucho tiempo, si no muere en combate, pueden ser hasta inmortales, especialmente los primigenios — suspiró —, ¿no te has dado cuenta que tu hermano no parece envejecer?
Dunkel parpadeó varias veces — no — negó —, casi no nos vemos…
—Claro que casi no se ven — el rubio sonrió cansado —, los elementales, con el paso del tiempo, se alejan de su familia ordinaria, para que no se den cuenta que ellos siguen igual que cuando tenían entre veinte y veinticinco años, que es cuando se detiene su envejecimiento — fijó su mirada en el techo.
«¿Por eso sus padres se ven tan jóvenes? Entonces si pueden ser los mismos padres de Alice…»
—Tarde o temprano — prosiguió el menor —, ibas a dejar de ver a tu hermano y no volverías a tener contacto con él, de hecho, en máximo seis años, habría ocurrido eso — especificó —, cuando llegan a los treinta y cinco, es la última vez que ven a sus familias, al menos a la mayoría de sus parientes, ya que sus padres siempre están enterados de lo que son sus hijos y pueden verlos ocasionalmente.
—¡¿Mis padres lo saben?!
—Ellos fueron los que permitieron que tú hermano entrara a la milicia desde que era casi un bebé, ¿crees que no están enterados?
Dunkel se quedó sin palabras y por la impresión sintió que le faltaba el aire; pasó el brazo por sus ojos y suspiró. No sabía si sentirse mal, de que su familia no le hubiera tenido confianza para decirle la verdad o aceptar que así debía ser.
El silencio reinó por casi un minuto, hasta que Dunkel habló de nuevo.
—Siempre quise entrar a la milicia — confesó, llamando la atención del rubio
—¿Por qué querías entrar? — preguntó el menor con curiosidad.
—Porque mi hermano estaba dentro — sonrió mostrando un colmillo —, Vollmond era mi modelo a seguir, cuando era pequeño era como mi héroe, porque se suponía que era un genio, ya que lo aceptaron en el colegio militar a temprana edad — explicó — y cuando empecé a crecer, se convirtió en un desafío personal alcanzarlo e incluso, superarlo.
—¿Acaso no sabías que no podías entrar? ¿No te rechazaron en los exámenes de admisión?
—Muchas veces — sonrió el ojiazul con tristeza —, pero jamás entendí por qué no me aceptaban a pesar de mis calificaciones perfectas, de mi alto rendimiento en los deportes, de los distintos cursos que tomaba para intentar alcanzar mi sueño… incluyendo esos en los que Vollmond me decía que me podían servir.
—Tu hermano no debió darte falsas esperanzas — el ojirrojo movió su cola y empezó a pasar los dedos por el blanco pelaje —, si no muestras habilidades elementales, no puedes ser miembro de la milicia, es un requisito indispensable, por eso no te daban la oportunidad.
Dunkel sonrió — pero ahora se supone que las tengo, ¿no?
—No te hagas muchas ilusiones — Aidan lo miró con molestia —, en cuanto encuentre la manera de recuperarlas, no dudaré en hacerlo y quedarás fuera de nuevo — aseguró.
—Sabiendo lo que sé, no creo que me quieran dejar de lado — el ojiazul se sentía confiado —, no les convendría que hablara, ¿verdad?
—¿Eso es una amenaza? — la sonrisa del menor, consiguió que el moreno temblara, tenía un dejo de maldad que no se imaginó que un niño podía mostrar — hay maneras de borrarte la memoria y tengo un especialista en mi equipo, que lo haría en menos de lo que te imaginas y sin que te des cuenta — restregó el rostro contra la punta de su cola —, para ti, serían como sueños o recuerdos tan borrosos, que dudarías de tu propia existencia y posiblemente, los demás dudarían de tu cordura, algo que te afectaría para tener una vida normal y no quieres eso, ¿o sí?
El moreno pasó saliva — Vollmond no lo permitiría — habló con seguridad —, soy su ‘hermanito’.
—Vollmond es parte de la milicia — Aidan lo miró con indiferencia —, su antigua familia, incluyéndote, están por debajo de sus obligaciones y prioridades actuales, así que, no, él no movería un solo dedo por ti, si tu intentas hacer algo contra nosotros y si se lo ordenan, él mismo te enviaría al infierno — dijo con diversión —, eso te lo aseguro.
Dunkel no creía eso; Vollmond era su hermano y lo quería mucho como para hacer algo así. Pero tratar de la familia, le causó curiosidad.
—Alice Firesoul…
Con el nombre, el rubio lo miró con susto.
—Me dijeron que era tu hermana — prosiguió el pelinegro —, aunque según mi fuente, ambos eran adoptados — especificó —, ¿ella también era…?
El hurón giró el rostro — sí, ella era una elemental y parte de la milicia también — suspiró.
—¿Es cierto que murió?
—Sí — respondió el niño con frialdad.
—Dices que los elementales no mueren a menos que sea en combate… ¿eso significa que murió trabajando?
Aidan se abrazó a su cola — murió en un combate con renegados, hace casi cinco años — su voz se hizo un murmullo —, en la isla Danvall.
—No me suena ese nombre… — Dunkel dudó, realmente no recordaba haber escuchado ese nombre nunca, pero tenía algo más en que enfocar su curiosidad en ese momento — ¿me explicarás qué son los renegados?
—No tiene caso que lo sepas — acotó el rubio dándole la espalda.
—¿Por qué no?
—Porque nunca serás un militar en activo — el menor lo vio por encima del hombro —, así que es imposible que te los vuelvas a encontrar, mucho menos a enfrentarlos — sonrió con sarcasmo —, pero si quieres saber, los renegados son elementales que quieren acabar con los híbridos comunes, como tú — lo señaló con un ademan del rostro.
Los ojos azules se abrieron con sorpresa — ¡¿por qué?!
—Porque los consideran basura — Aidan respondió indiferente —, creen que solo están robando oxígeno y que los híbridos elementales, por sus habilidades, son el siguiente nivel evolutivo y por ende, los no elementales deben extinguirse — suspiró —, no les importa hacer cualquier cosa para alcanzar su meta, aunque para eso, tengan que acabar con el noventa por ciento de la población mundial…
—Entonces, los renegados quieren que solo existan los primigenios y elementales — Dunkel dio por hecho esa situación.
—No — el hurón negó —, la gran mayoría de los primigenios, tampoco somos de su agrado.
—¡¿Por qué?! — el mayor se incorporó un poco — también tienen poderes, ¿no es así?
Aidan lo miró por encima del hombro y le sonrió con tristeza — sí, pero nosotros debemos proteger la vida de todos, incluso de idiotas como tú, así que por ello, somos sus enemigos también, aunque hay primigenios que apoyan la causa renegada — dijo con desdén —, pero todos saben que no pueden destruir a los demás con facilidad y por ello, los renegados están dispuestos a destruir el mundo de ser necesario.
El moreno no entendía esa lógica, pero no pudo indagar más, ya que el sonido de la puerta se escuchó, Kharine llegó con paso rápido y Dunkel entendió que debía dejar esa charla que tenían, para después; a pesar de todas las respuestas que Aidan le dio, tenía más dudas que antes.
—Bien, creo que Zoltan y yo, encontramos una solución.
—¿Cuál? — preguntaron ambos con rapidez.
—Serán trasladados a otro lugar, donde hay más control, para que al menos, puedan ir al baño — sonrió nerviosa —, pero tendrán que seguir unas reglas especiales, hasta que preparemos el contenedor más grande, solo que debido a lo que ahora sabemos de ambos, los planes se modificaron un poquito y posiblemente hasta mañana tengan un poco más de libertad.
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Nota: Este es el último capítulo del mes, aun no sé cuando regreso a casa, pero seguramente será la otra semana, así que posiblemente, el viernes o sábado les publique el otro capítulo.
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