Capítulo V
Aidan estaba recostado en el contenedor, su larga cola estaba sobre su cuerpo, casi como un manto suave y entre sueños escuchaba música clásica de violín; Kharine había puesto música ambiental, para relajarlo. Mientras estaba ahí, no podía hacer nada más que escuchar música o ver televisión, pero una hora atrás el cansancio lo invadió, permitiéndole dormitar.
Zoltan estaba en un escritorio algo alejado de dónde se encontraba el menor, seguía revisando la grabación que había recibido de los miembros del escuadrón de su hijo y tratando de hallar el motivo, del por qué, algo tan insignificante como era el objeto electrónico que habían ido a recuperar, fuese tan importante para los renegados, que enviaron a un equipo tan grande y de personas bien entrenadas.
—¿Aún no encuentras nada? — preguntó la rubia, abrazando a su pareja por la espalda.
—No — negó el ojiverde y levantó el rostro —, pregunté a inteligencia y me dijeron que solo era un dispositivo de comunicación de largo alcance, que una empresa particular les había hecho y ellos lo iban a modificar con nuestra tecnología al recibirlo — explicó —, pero lo habían enviado de manera encubierta, porque no querían levantar sospecha de los enemigos.
—No les resultó muy bien — sonrió la leona y besó los labios del otro con amor —, deberíamos buscar en otro lado, quizá, alguien tenga más información fuera de la sección de inteligencia.
Zoltan sonrió cansado — que no te escuchen decir eso… sería un problema.
—¿Qué? ¿Qué piensen que los traicionamos? — ella entornó los ojos — a pesar de todo lo que hemos hecho, solo unos cuantos confían en lo que hacemos, en ocasiones, no sé si vale la pena sacrificar tanto por ellos.
El pelirrojo levantó el brazo y acaricio los mechones dorados de su esposa — es nuestro deber, ¿recuerdas? — la miró con ilusión — nuestro trabajo es difícil y nos hará sufrir, pero es necesario.
—Lo sé — Kharine suspiró —, lo sé bien…
Mientras sus padres estaban en lo suyo, Aidan empezó a respirar agitado, le dolía el pecho y finalmente sintió un escozor en su brazo derecho que lo hizo despertar.
—¡¿Qué pasa?! — abrió sus parpados y observó cómo sus dedos brillaban con intensidad.
Sin dudar, bajó la parte superior de su guante, observando como sus marcas tomaban un brillo intenso y las llamas empezaban a liberarse, sin que él pudiera controlarlas.
—¡Zoltan!
El grito del hurón alertó a los leones, ambos voltearon a ver dónde estaba el menor y corrieron hasta él, apreciando como su cuerpo se cubría de fuego completamente.
—¡Contrólate, Aidan! — ordenó el león al llegar a su lado y ver que los monitores de sus signos se estaban volviendo locos.
—¡No puedo! — gritó el ojirrojo con dolor — ¡Duele!
—¡Ábrelo! — exigió Kharine, al ver que el niño se quejaba como jamás había hecho, por el fuego que lo cubría — ¡Zoltan, ábrelo! — repitió con desespero e intentó ella misma abrir ese contenedor.
—¡No! — el pelirrojo la alejó — si lo abrimos, puede incinerar todo este lugar.
—¡Pero está sufriendo! — objetó ella con preocupación, ya que jamás había visto a su hijo así.
Aidan seguía gritando, mientras su cuerpo parecía convertirse en una figura de lava, cubierta de fuego en el exterior; cada aparato electrónico soltó chispas y las luces titilaban, mientras la energía eléctrica fallaba. Algunos objetos conectados a ese contenedor estallaron y las llamas iniciaron; Zoltan y Kharine las extinguieron con un simple movimiento de sus manos, pero el sistema contra incendios se activó y la alarma se detonó en todo el hospital.
Las sabanas dentro del contenedor, se incendiaron, liberando un humo negro, que cubrió todo el interior, evitando que se viera lo que estaba ocurriendo ahí.
De un momento a otro, las luces se apagaron y también, se apagó el fuego dentro del contenedor, a la par que calló la voz del ojirrojo.
* * *
Entre gritos, el pequeño hurón se abrazó a sí mismo «¡¿Por qué duele?!» se preguntó desesperado, ya que nunca había sentido dolor a causa del fuego.
«Esto no es nada, comparado a lo que tú haces que otros sientan…»
La voz se escuchó dentro de su mente y abrió los parpados, dándose cuenta que ya no estaba en el contenedor, sino en un lugar desconocido; alrededor todo era rojizo, anaranjado, amarillo y resplandeciente, como la lava en el interior de un volcán y el calor que lo envolvía, lo reconfortaba.
«Pero no te preocupes, aunque te duela, no te hará daño en realidad, eres fuerte y puedes soportarlo…» la voz parecía divertida «pero eso es solo el principio de las condiciones que debes cumplir…»
—¡¿Qué significa?! — preguntó el ojirrojo confundido, mirando a todos lados, porque solo escuchaba la voz, pero a pesar de que sabía quién era el dueño, no lo ubicaba.
«De ahora en adelante, tu cuerpo pasará por situaciones a las que no estás acostumbrado, pero no te preocupes, no serás el único…»
Frente al hurón, apareció una silueta cubierta de fuego. Lentamente tomó forma y mostró a un hombre joven, de cabello negro, piel morena, con orejas y cola de felino; ante eso el corazón del menor dio un vuelco.
—¡¿Él?!
Sus ojos observaron la muñeca izquierda de ese chico, que resplandecía con mayor intensidad y notó como en la misma, brillaban unas marcas iguales a las suyas, entonces se dio cuenta que tanto en su mano, como en su antebrazo, faltaban unas.
—¿Esas son…?
La gran bestia de rasgos felinos se formó con el fuego y una voz gutural conocida, dejó de estar solo en su mente y pareció retumbar en ese recinto — ahora, él comparte tú destino y tú, el de él…
—¿Qué quiere decir? — el rubio frunció el ceño, estaba completamente confundido.
—Dijiste que te harías responsable y es momento que lo hagas… — se colocó tras el cuerpo del pelinegro — de ahora en adelante, él y tú no pueden alejarse, se necesitan uno al otro, hasta que lo puedan sellar, como a ti — hizo un ademán, señalando el guante negro que el niño portaba.
Aidan observó su brazo, pero no comprendía — no lo entiendo, ¿para qué lo necesitaría?
—Para complementarse, por supuesto…
—Pero… ¿qué se supone que debo hacer? Él es solo un híbrido común — señaló el cuerpo del moreno.
—Ya no más — Sunne negó — ahora es un elemental.
—¡Eso es imposible! — el ojirrojo negó — está fuera de rango, ¡incluso de la tercera clase! — objetó con seriedad — aun cuando llegase a mostrar habilidades elementales, serán tan insignificantes, ¡que no servirá de nada!
La mirada del enorme ser, pareció denotar diversión — ¿insignificantes? ¿Le llamas insignificantes a tus propias capacidades?
—¿Las… mías? — el hurón tembló — ¿Qué tienen que ver mis habilidades con él?
—Ahora, él tiene parte de tu poder, pequeño Aidan…
Los ojos rojos se abrieron con sorpresa — ¡¿Por qué?!
—Porque querías salvarlo y era la única manera de hacerlo — respondió el otro, con un dejo de diversión.
—Pero… yo no sabía — el niño tembló —, no puede ser… ¡tiene que ser una broma!
—¿Broma? ¿Crees que soy de los que bromean?
El menor mordió su labio — tiene que haber una manera de evitarlo, de que me devuelva mi poder, ¡de que él no esté unido a mí!
—¿Por qué no quieres que esté unido a ti? ¿Acaso no te agradó cuando lo viste por primera vez hoy?
—Esto es diferente, ¡se trata de mí fuego! — objetó el rubio — tengo que recuperarlo, ¡debe haber una forma!
—Es posible que la haya — asintió el Dios.
—¿Cuál es? — preguntó de inmediato el niño.
—Lo tendrás que descubrir tú mismo, con el paso del tiempo… pero también tendrás muchas decisiones que tomar y tal vez, no sea tan fácil para ti, alcanzar lo que deseas.
—¡Eso no es justo!
—La justicia vendrá después — señaló el otro.
La figura atravesó el cuerpo del moreno y después, pareció correr hacia el menor; Aidan cerró los parpados y se preparó para lo que se avecinaba
* * *
El sistema contra incendios se apagó.
—¡Aidan! — Zoltan chasqueó los dedos y algunas pequeñas flamas se esparcieron por el lugar, como pequeñas velas flotantes, para permitirles ver, mientras que otros militares llegaban a esa enorme habitación con armas desenfundadas, mientras que otros mantenían posición de defensa, con sus manos brillando en tonos azules, claramente preparados para cualquier eventualidad.
—¡Aidan! — Kharine se acercó al contenedor, no se miraba nada dentro, porque estaba lleno de un humo negro, la rubia levantó el rostro buscando a su esposo — Zoltan… — dijo el nombre con un tono de súplica.
El león no lo dudo, corrió a su lado y abrió el contenedor; el humo salió de ahí y lentamente, una melena negra se alcanzó a notar. Todos los presentes, pudieron ver que el cuerpo de un hombre estaba sobre el rubio, aunque ambos estaban inconscientes y semidesnudos, porque sus ropas estaban quemadas de algunas partes; solo la pareja de leones notó las marcas conocidas de Aidan, pero que estaban en la muñeca izquierda del joven pantera, que apenas ese día habían conocido en las grabaciones de la misión de su hijo.
—¡¿Qué está pasando, Firesoul?! — preguntó un híbrido saiga, con peludas orejas, de largos cuernos segmentados, que había llegado con los demás.
—General Riverfall — el león respiró profundamente y se alejó unos pasos, a la par que su esposa se ponía frente al contenedor, tratando de no llamar la atención de los demás y cubrir la mano del moreno —, realmente, no lo sé.
—Me dijiste que mantendrías bajo control a tu hijo — reprochó el otro, pasando la mano por su cabello ceniciento — ¿y quién es ese?
—Está bajo control — asintió el pelirrojo — y ese chico es a quien Aidan ayudó, como se mencionó en el reporte — explicó con rapidez —, solo debo llamar al hermano de ese joven, quien se suponía, lo iba a llevar a su casa, para ver por qué ahora está aquí.
—¿Y cómo explicas el que se hayan reventado los focos y algunos aparatos eléctricos dejaron de funcionar? — preguntó el otro con frialdad.
—Un pequeño problema de intensidad de corriente, supongo — se alzó de hombros —, Johane, no me puedes culpar por eso, no somos aire para tener control eléctrico, ¿o sí?
—Zoltan — los ojos naranjas del aludido, observaron a su compañero con seriedad —, vas a hacer que me meta en problemas y no estoy dispuesto a perder ni mi rango, ni mi trabajo, por ti — lo señaló —, quiero una explicación, para poder darla a mi General de División.
—Se la daré yo — sonrió el león —, no te preocupes, después de todo, esto es problema de la división de fuego y yo, soy el General líder de la misma.
—Muy gracioso…
—Dime, ¿se afectó otra sección del hospital? — indagó el ojiverde, realmente tenía curiosidad de saber qué tanto había alcanzado a dañar ese despliegue de energía.
—No, solo fue esta habitación — respondió Johane —, pero al detonarse las alarmas contra incendios, tuvimos que tomar medidas.
—¿Tanto miedo tienen a que algo pueda ocurrir?
—Después de lo que pasó en la isla Danvall, ¿tienes el descaro de preguntar?
—Lo que ocurrió en la isla Danvall fue un accidente — Kharine lo miró con molestia —, nosotros perdimos más que ustedes — reprochó.
—General Kharine Firesoul — Zoltan le dirigió una mirada desaprobatoria a su esposa —, estamos en servicio, así que mantenga sus comentarios al mínimo.
La rubia apretó los puños y soltó el aire — sí, señor.
El elemental de agua suspiró — sé que ustedes perdieron más que nadie — dijo condescendiente para la rubia —, pero no pueden culparnos por temer que vuelva a ocurrir.
—No ocurrirá de nuevo, no aquí, en donde tú eres el que ordena — especificó el pelirrojo —, ahora, permítenos hacer nuestro trabajo.
—De acuerdo.
Johane dio media vuelta, dio una orden y todos los elementales de agua que habían acudido al llamado se retiraron de la habitación.
—Se quedará alguien afuera, vigilando — anunció el de cuernos —, sabes que es por protocolo.
—Lo sé.
Después de eso, el general salió y Zoltan esperó a que cerraran la puerta, para voltear a ver a su esposa, que aún estaba al lado del contenedor; había aprovechado el tiempo para acomodar a Dunkel al lado de Aidan y los dos seguían sin sentido, aunque estaban demasiado juntos, debido al tamaño de ese lugar, tanto que parecían abrazados uno con el otro, de una manera muy íntima.
—¡Dime que vi mal! — pidió el pelirrojo con algo de ansiedad y caminó hasta ella.
—No, no viste mal — negó ella con nervios y descubrió la muñeca del moreno —, son las marcas de Aidan — anunció en voz baja.
—¡Por Sunne!
La ojiverde negó — esto tiene que ser una broma, Zoltan, ¿por qué él?
—No lo sé, quizá son demasiado compatibles — respondió el león, revisando el brazo del hurón y encontrándose con que faltaban algunas marcas que conocía muy bien en él.
—¡¿Compatibles?! — la rubia puso un gesto de sorpresa y terror mezclados — es imposible tener un vínculo con alguien que no sea un primigenio, pensar que lo tiene con un híbrido no elemental… es… ¡absurdo!
—Tal parece que ya no es un simple híbrido — Zoltan suspiró y masajeó sus parpados.
Kharine cubrió su boca con ambas manos y negó — no me digas que…
—Sabíamos que Aidan había cometido una falta y que tendría consecuencias — anunció su pareja —, creo que son estas.
—¿Qué haremos ahora?
—Primero, hay que contactar con los demás, especialmente su hermano — señaló al moreno.
~ • ~ • ~
Vollmond había reunido a sus compañeros y estaban en la carretera, justo donde estaba su automóvil; no habían tardado en llegar, porque todos se encontraban en el cuartel anexo al hospital, llenando unos reportes.
—No hay rastros — señaló Lupus, volviendo a colocar la máscara en su lugar, había intentado percibir el olor de Dunkel pero fue imposible.
—No pudo desaparecer — Cyon negó —, ¡es imposible!
—Lo hizo — Linx estaba nervioso —, desapareció, frente a mis propios ojos.
—¿Crees que se inmoló? — los ojos purpuras miraron curiosos al rubio.
—No seas tonto — el peligris negó ante el comentario del mapache —, no es un elemental para que pudiese hacer algo así, además, eso dejaría más rastro de lo que hay e incluso, una inmolación habría incinerado todo el automóvil.
—Lupus tiene razón — asintió el felino —, eso no fue una inmolación, eso fue algo diferente.
—¡Chicos!
La voz de Sciry los interrumpió; el chico ardilla, junto a Ciner y Taury, estaban en un vehículo, que la rubia manejaba.
—Se detonó la alarma en el hospital — anunció el pelirrosa, cuando sus amigos se acercaron —, Eggar me avisó por una línea segura, porque es confidencial, solo para los agua.
—¿Qué alarma? — indagó Linx
—Incendio — respondió la koala con seriedad.
La palabra solo podía hacer alusión a una persona, su jefe.
—Lupus, conmigo, los demás, vayan con Taury — ordenó el lince y se encamino a su vehículo.
—¿Qué hay de tu hermano? — preguntó el mapache con seriedad.
—Recuerda nuestras prioridades — señaló el de ojos aqua y el otro solo asintió.
El lobo corrió, saltó por el cofre del auto y se subió al lugar del copiloto en el vehículo de Linx. Estaban iniciando la marcha, cuando los relojes de todos empezaron a brillar; era una llamada urgente. Lupus respondió desde el auto de Vollmond, mientras Sciry lo hacía desde el otro vehículo.
—“Escuadron Firesoul, ¿dónde están?” — la voz era de Zoltan.
—Vamos de regreso al hospital, señor — respondió el lobo con seriedad —, nos reunimos porque el hermano de Linx desapareció, pero nos enteramos de la alarma.
—“¿Se enteraron?...” — el león guardó silencio un momento, no quería indagar más, ya que si los miembros del escuadrón de su hijo, tenían informantes en otras secciones, mejor no estar enterado de esos asuntos — “…el hermano del Teniente Blauenacht está aquí, así que vengan de inmediato…”
—¡¿Ahí?! — el rubio se asustó — ¿cómo es posible que este ahí?
—“Lo explicaremos cuando lleguen, así que no tarden”.
La comunicación se cortó y Lupus fijo su mirada gris, en el rostro del otro — ¿qué crees que pasó?
—No lo sé… pero esto no me gusta.
~ • ~ • ~
Nota: Bien, les adelanté el capítulo, porque como expliqué en mi blog, no tengo control de lo que puedo o no hacer, mientras ando fuera de casa, en ocasiones no puedo tocar la compu y ahora si, ya que tengo trabajo en ella, pero no sé que pasará la otra semana, asíq ue si puedo, les publico el siguiente capítulo antes de que acabe el mes.
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