Capítulo III
Taury, una joven híbrido bovina, era la que se encargaba de transportar a todo el equipo siempre; normalmente era muy despistada, pero cuando se trataba de su trabajo, se enfocaba tanto que podía cambiar un poco su personalidad, por lo que Aidan confiaba en ella para que los sacara de cualquier situación. Desde antes de que incluso el hurón llegara a la misión, ella había preparado la manera de salir de la zona, así que tenía sus tiempos calculados, tanto para una misión tranquila, como para cualquier contingencia; en cuanto recogió el paquete principal, cruzó casi todo el estacionamiento hasta estacionarse frente al punto donde recogería a sus compañeros, justo en el momento en que la barrera desaparecía completamente.
Sciry se subió en el asiento de copiloto, que normalmente ocuparía su jefe y los demás se subieron en la parte trasera. Apenas se acomodaron, cerraron la puerta y la chica pisó el acelerador; todos los que iban en la parte trasera, se quitaron las máscaras, Taury y Sciry siguieron con ellas, porque iban en la parte delantera y no querían que alguna cámara de seguridad los identificara.
—¡No respira! — anunció Linx, su hermano seguía sin responder —, tampoco tiene pulso.
—Cinco minutos — dijo la koala con rapidez.
—¿Cinco minutos? — preguntó el rubio sin entender.
—Déjalo en el suelo — indicó y el otro le obedeció de inmediato.
Taury escuchó a sus compañeros y gritó desde su lugar, a sabiendas lo que Ciner podía ocupar — ¡esto se pondrá feo, así que espero que no necesites que maneje con precaución!
—Tú maneja, ¡yo me encargo de él! — gruñó la koala, que de inmediato se movió a un lado del moreno y empezó a darle RCP, para intentar revivirlo; primero debía dar las maniobras de ventilación-compresión cardiacas adecuadas, antes de pasar a su ‘as bajo la manga’
La joven con cuernos de vaca manejó hacia la salida, virando de manera rápida e imprevista, evitando lastimar a las personas que se le atravesaban, por lo que en el interior, todos a excepción de ella que traía el cinturón, se movían por la inercia. Con un chasquido, hizo explotar una valla perimetral para salir por ahí y no tener que pasar por la rampa de acceso, que seguramente estaría bloqueada; el fuego empezó a extenderse por la zona afectada y la gente se apartó, permitiendo que la gran camioneta oscura saliera sin problemas y se alejara por la calle, esquivando a los demás vehículos y pasándose algunos altos.
—Epinefrina, ¡rápido! — ordenó la pelimorado.
Su amigo Cyon era el único que podía identificar todos y cada uno de los químicos entre sus cosas, así que él fue el que se movió hasta una orilla de la camioneta y buscó en una mochila que le pertenecía a la koala; de inmediato, encontró el medicamento y le pasó un pequeño frasquito a la par que una jeringa.
—Sigue — dijo la de ojos naranjas para Linx.
Todos habían aprendido primeros auxilios, así que el rubio se apresuró a seguir con lo que su compañera había iniciado. Ciner por su parte, rompió el tapón de la ampolleta, sacó la jeringa de su envoltura y tomó la dosis del líquido transparente con la jeringa; ni siquiera se preocupó por el alcohol o algo más, el tiempo apremiaba y debía actuar de inmediato si quería ayudar al hermano de su compañero.
—¡Muévete!
Linx apartó sus manos y fue cuando ella clavó la aguja en el torso al moreno, suministrando el medicamento y retirando la aguja de inmediato.
Los ojos azules se abrieron de golpe y tomó una bocanada de aire, aunque se escuchó como un gran jadeo; sus manos se movieron con desespero y su cuerpo también reaccionó de esa manera.
—Sujétalo — pidió la koala al otro.
Con rapidez, Linx lo sujetó con firmeza — ¡tranquilo Dun!, calma, estoy aquí, hermanito.
El pelinegro parecía completamente desorientado; pero había reaccionado, así que era un gran avance.
Mientras Linx se hacía cargo de Dunkel, Ciner se giró hacia Lupus, que mantenía sujeto al hurón con fuerza, para evitar que se golpeara debido a los movimientos del automóvil; el ojirrojo estaba sin sentido, su respiración era irregular y había empezado a sudar, algo que jamás había pasado.
—Nunca lo había visto así — señaló Cyon con preocupación.
—Está muy mal — gruñó Lupus —, ¿puedes hacer algo? — preguntó para la chica de ojos naranjas.
—Es un primigenio — ella apretó los puños —, no es igual.
Sciry tenía su computadora encendida, para verificar las noticias y estar al tanto de lo que ocurría en el centro comercial — las cosas se pusieron feas — miró de reojo a su compañera que manejaba —, ya llegaron los militares, así que empezarán a limpiar el desastre, pero somos blanco de los policías porque pueden identificar la camioneta.
—En el próximo túnel, que es el más largo, la camuflaré — anunció la vaca desde su lugar, mientras tecleaba varias cosas en una mini computadora que tenía en el tablero —, cambiara el color y algunos detalles de la carrocería, también las placas, así que nos los quitaremos de encima sin problemas.
—Eso no importa en este momento — regañó Cyon, asomándose por entre los dos asientos — ¡necesitamos ayudar al jefe!
—Iremos al hospital que está detrás del cuartel — prosiguió la chica, entrando al túnel que había dicho y con ello, bajó un poco la velocidad, para no levantar sospechas —, le avisé a mi hermana que tenemos una urgencia y dijo que nos dará prioridad.
—¿Eso debería hacernos sentir mejor? — preguntó el pelirrojo con molestia.
—Normalmente agradecen su ayuda — la chica frunció el ceño, aunque no se notó, porque aparte de la máscara que le cubría la parte inferior del rostro, portaba unas enormes gafas negras, mismas que tenían en sus cristales unos aditamentos digitales que le permitían conducir mejor y concentrarse —, quítense los trajes — ordenó, ya que estaban por salir del túnel y debían parecer normales.
Todos obedecieron y cada uno usó reloj que detonaba su cambio, para que sus trajes desaparecieran tan rápido como cuando se los ponían. Taury y Sciry también se quitaron sus uniformes, pero la chica, quien tenía el cabello rubio, se dejó las gafas.
—No me quejo de su ayuda — el mapache respiró profundamente—, pero hoy nos enfrentamos a renegados de agua, lo que menos quiero, es ver a otros “insípidos” — dijo la palabra a manera de insulto.
—Lamentablemente, Kaji, la mayoría del departamento de salud, por no decir todos, son agua — especificó el joven de cabello rosa — y que la hermana de Angy sea una de las mejores ahí, a pesar de que aún es teniente, nos beneficia, ya que en este momento, su novio no nos sirve de mucho — suspiró.
—¡Ey! — la chica vaca lo miró de soslayo — él es de inteligencia, como tú, Niky, así que no es que no sirva, solo que esto no está dentro de su campo.
—¡Dejen de discutir! — el grito del lobo, desde atrás, los sorprendió — en este momento, nos apremian cosas más importantes, así que hagan algo útil.
—¿Y qué se supone que hagamos, Rik? — Kaji se giró — Ery ya dijo que no se puede hacer nada — señaló a la koala.
La aludida miró a su compañero con furia, una mirada que lo hizo temblar, se notaba molesta y frustrada por la situación.
El peligris suspiró — solo, cállense… no es un buen momento — miró de soslayo a su compañero, quien aún tenía a su hermano en brazos —, ¿cómo está tu hermano, Voll?
—Inquieto — respondió con frialdad, ya que tenía problemas para controlarlo —, pero no parece consiente del todo.
—Técnicamente estuvo muerto por más de diez minutos — Kaji levantó una ceja —, debes agradecer que fue dentro del campo, de lo contrario, no la habría contado.
—Lo sé — asintió el rubio —, pero aunque me alegra que esté vivo… me preocupa lo que hizo el jefe — miró con preocupación al hurón.
—Sí — el ojigris lo secundó —, seguramente lo castigarán por eso.
—Y a nosotros también… — Vollmond cerró los parpados y su mente le trajo el recuerdo de los gritos de los híbridos inocentes que habían dejado atrás.
~ • ~ • ~
En la entrada del hospital, Angy no se detuvo, ya que antes de llegar ingresó un código que le dio acceso libre; la pluma se levantó en el momento en que la camioneta llegó a escasos metros de ella y no hubo pérdida de tiempo, por lo que ingresó de inmediato, yendo a la parte de urgencias y se estacionó en la rampa. Todos bajaron con premura y la rubia le dio a Niky un pequeño objeto para que se lo entregara a su hermana; en cuanto los mayores descendieron cargando a los pacientes, algunos híbridos se acercaron con unas camillas, aunque una de ellas era como un contenedor semi cilíndrico que parecía de cristal, cerrado completamente. Mapache y Koala cerraron las puertas de la camioneta y Angy se alejó para estacionarla y no obstruir esa zona.
Una joven de lentes, ojos azules y cabello blanco, ondulado, con unos cuernos de borrego y unas orejas caídas presionó un botón y el contenedor se abrió — Firesoul, aquí — dijo señalando el interior.
—¿Por qué? — indagó el lobo de manera desconfiada.
—Los generales Firesoul lo pidieron así — respondió con calma, manteniendo los parpados medios —, no objetes órdenes superiores — acomodó sus gafas —, de tus superiores — hizo énfasis, ya que los elementales se regían por líderes de su propio elemento y no de otros.
El ojigris rechinó los dientes; aunque haya dicho que eran órdenes de los generales de fuego, no podía estar seguro de que fuera verdad, pero como dijo la chica, no podía objetar.
El lobo introdujo a Aidan dentro del contenedor y lo cerraron de inmediato. Dos sujetos corrieron al interior del edificio llevando la carga sobre una camilla, mientras la albina se acercaba a la otra camilla, donde Vollmond había dejado a su hermano.
—¿Qué le pasó a él?
—Paro cardiaco — respondió la koala.
—Audry — Niky se acercó a ella —, Angy me dijo que te diera esto.
La ojiazul sujetó el pequeño objeto y suspiró — ¿de verdad es un civil?
El pelirosa asintió y acomodó sus gafas con nervios.
—Bien, llévenlo a observación — ordenó para los camilleros, que se retiraron de inmediato.
Vollmond quiso seguirlo, pero la borrega se lo impidió.
—Ustedes deben acompañarme a otro lado, pero esperaremos a mi hermana — sacó su celular y conectó el pequeño objeto que recibió momentos antes.
Se abrió de inmediato un programa y una nota apareció; los ojos azules se abrieron con sorpresa y luego miro al equipo con susto.
—¡¿Estuvo muerto por más de diez minutos?! — preguntó en voz baja.
—Dentro del campo — asintió el joven lince —, más el tiempo que Ery tardó en revivirlo.
—¡Oh, señor del agua! — suspiró ella —, debemos descartar alguna secuela — ladeó el rostro y con su mano, acercó una solapa de su uniforme a la boca —, al felino, llévenlo a análisis, que le hagan una tomografía y una resonancia, también radiografías del tórax y un electrocardiograma, antes de que la Mayor Falatell lo revise, debe tener esa información a la mano.
—Estoy aquí — anunció Angy al llegar, quitándose las gafas especiales.
—Deberías dejártelas — dijo su hermana con seriedad.
—Oh, no, estoy bien sin ellas — sonrió la rubia.
—Lo dudo — negó la borrega y dio media vuelta —, síganme, los generales Firesoul quieren hablar con ustedes.
—¿Por qué? — preguntó Vollmond con seriedad.
—Porque quieren una explicación de lo que ocurrió allá y supongo que de lo que vieron en las grabaciones confidenciales.
—¡¿Grabaciones?! — el peligris volteó a ver a Niky, mostrando sus colmillos, denotando su molestia.
Kaji alejó al al de lentes de su compañero y se puso en medio, sabía que el lobo tenía un temperamento muy agresivo cuando estaba preocupado y no quería que el chico que le gustaba saliera herido, menos por alguien de su mismo equipo.
—Lo siento — el joven ardilla se encogió de hombros —, saben que debo tener un respaldo sobre las misiones para los superiores y ésta, en específico, ellos la vieron en tiempo real, por eso no pude hacer nada para evitarlo.
—Rik — Ery sujetó al lobo del brazo —, es su trabajo — lo miro con seriedad, evitando que dijera algo más.
El silencio reinó y todos siguieron a la albina por los pasillos.
~ • ~ • ~
En una gran oficina, un par de híbridos esperaban.
Siendo que había elementales de fuego activos en la milicia, tenían libertades de estar ahí en caso de que hubiera contratiempos; otros elementales no se podían encargar directamente de los que no eran de su elemento, por ello todos tenían un convenio y el director de ese hospital, que era un primigenio de agua, les había dejado a solas, porque no le correspondía estar ahí, al ser un asunto de otra sección.
Al llegar a la puerta, Audry tocó y esperó a que le permitieran el paso; ella solo abrió y les hizo un ademán a quienes la seguían para que ingresaran, pero su hermana, que iba al final, se tropezó antes de entrar.
—Por eso te dije que te dejaras las gafas — musitó la ojiazul, a sabiendas que su hermana era muy despistada y por ello, debía tener a la mano objetos con los cuales enfocarse.
—Perdón — sonrió la rubia y siguió su camino.
La albina negó y cerró; ella no podía quedarse en esa reunión, así que iría a revisar al híbrido pantera, antes de entregar las novedades correspondientes a su jefa inmediata.
El pequeño grupo caminó por el enorme recinto y llegaron hasta estar frente a una enorme mesa, donde dos grandes felinos esperaban; un león de larga melena pelirroja, con destellos amarillos y una leona con cabello dorado, tan largo como el de su esposo, pero menos abundante; eran los Generales Zoltan y Kharine Firesoul, respectivamente; los ojos verdes de ambos miraron con seriedad a los jóvenes que tenían enfrente y ellos llegaron realizando su saludo marcial.
—Descansen — ordenó Zoltan con seriedad.
Los seis se pusieron en posición de descanso de una manera perfectamente sincronizada y mantuvieron su mirada hacia el frente; el león miró a su pareja de soslayo y esta chasqueó los dedos, colocando una barrera alrededor, como una cúpula de fuego y dentro de la misma, un campo elemental especial, para que nada, ni nadie, pudiera verlos o escucharlos.
—Teniente Sidorov — Zoltan habló con voz grave —, aquí tiene el video que entregará al departamento de inteligencia — puso una pequeña memoria en la superficie de la mesa y la movió hacia enfrente, acercándola al otro.
El joven ardilla asintió, dio un par de pasos, sujetó la memoria y la guardo en su bolsillo, mientras sacaba la que él llevaba, dejándola a cambio y volviendo a su lugar.
—Queremos recordarles que lo que vieron — prosiguió Kharine —, es confidencial y de un nivel de secreto del más alto rango, en la sección de fuego — señaló con seriedad.
—En el reporte que entregarán a los demás departamentos, harán constancia que siete renegados de agua — el pelirrojo hizo énfasis en el número, para que entendieran que no contarían al último —, los atacaron durante la misión, por lo que tuvieron que responder dicho ataque y eliminarlos, esos fueron los cuerpos que se encontraron — sentenció —, uno de ellos hirió de muerte a Dunkel Blauenacht, quien estaba ahí por seguir con una orden del Teniente Coronel Dolev William, quien será penalizado por inmiscuir a un híbrido sin entrenamiento, en un trabajo elemental — explicó a grandes rasgos —, debido a ello y siguiendo con nuestra primera ley militar, de salvar a cualquier híbrido no elemental, que se vea inmiscuido en nuestras batallas, el capitán Aidan Firesoul, tuvo que usar su poder para salvar su vida y es por ello que ambos están en el hospital, a la espera de un diagnóstico, ¿alguna pregunta?
—¡No, señor! — respondieron al unísono.
—Perfecto — la leona asintió —, confiamos en que esto lo manejarán adecuadamente, justo como todo lo que tiene que ver con Aidan.
—¡Sí, señor! — respondieron con rapidez.
—Ahora — Zoltan se puso de pie —, antes de que se retiren a la sala de espera, necesitan saber algo más — el tono de voz que usó, puso en alerta a los presentes —, especialmente, porque es posible que lo ocurrido hoy, sea el detonante para un enfrentamiento con los renegados, que no se podrá evitar de nuevo…
~ • ~ • ~
Casi una hora después, Vollmond llegó a la habitación donde tenían internado a Dunkel; la hermana de Angy estaba ahí, acompañada de un híbrido caballo y una mujer cebra.
—¡¿Cómo está?! — preguntó el rubio, con algo de ansiedad.
—Estable, no te preocupes — respondió la borrega de inmediato.
—No se debe dar información del paciente, a personas que no son familiares o jefes directos, teniente Darigavay.
—Con todo respeto, Mayor Falatell, pero él teniente Blauenacht, es hermano del paciente — especificó la ojiazul.
Los ojos oscuros de la Mayor, repasaron de pies a cabeza al recién llegado. Vollmond suspiró; sabía que nadie creía eso, debido a lo diferente que eran él y su hermano.
—Dunkel es mi hermano menor, padece melanismo desde el nacimiento y es debido a la herencia de mi madre, quien tuvo un ancestro, Pantera Onca Negra — explicó de inmediato.
La cebra lo miró con desconfianza, revisó el expediente y al constatar el apellido, dio por sentado que era cierto lo que le acababa de decir.
—Teniente Blauenacht, usted es parte del escuadrón Firesoul, ¿cierto? — preguntó con algo de desagrado.
—Sí, Mayor.
—Siendo así, quiero que me explique la situación — la pelinegra se cruzó de brazos.
—¿Qué situación?
—Lo que ocurrió exactamente en combate, porque al parecer, realizaron procedimientos no permitidos en un híbrido no elemental — negó y le dio una mirada rápida al moreno, que seguía durmiendo en la cama —, su hermano llegó con claros signos de varios impactos en su cuerpo, la ropa que portaba tenía al menos cuatro rasgaduras grandes en su tórax — señaló —, pero está perfectamente — dijo con escepticismo —, solo tiene una cicatriz en el pecho que, por el tamaño, debió ser una herida profunda — levantó una ceja —, más al realizarle todos los estudios, su órganos están en perfecto estado y funcionando correctamente, así que quiero saber, ¿qué ocurrió con exactitud?
El joven lince respiró profundamente — con todo respeto, pero los procedimientos que el escuadrón Firesoul realiza en sus misiones, son confidenciales y no puedo revelarlos a menos que me lo ordenen — especificó —, ¿acaso esto que me solicita, es una orden, Mayor?
—Sí, lo es — sentenció ella, irguiéndose y mirándolo de manera desafiante.
Vollmond entrecerró los ojos y realizó un saludo marcial — Mayor, según el artículo primero, párrafo 1, de la primera sección del código militar, le recuerdo que un elemental solo acata órdenes de los superiores de su mismo elemento, por lo que legalmente, su orden no es válida y puedo guardar silencio sin que esto sea considerado desacato, a menos que realice la petición a mi superior, el capitán Firesoul o en su defecto a un elemental de fuego de rango inmediato superior y ellos me ordenen, directamente, que responda su pregunta.
La mujer apretó los puños — fuego — dijo con desprecio —, a pesar de solo ser unos cuantos, no aprenden cuál es su lugar.
Con rapidez, la cebra salió de la habitación y el caballo la siguió de inmediato; Audry respiró profundamente y caminó hasta Vollmond.
—No le dije que estuvo muerto — musitó —, espero que hayan solucionado eso o seré yo la que se meterá en problemas.
El de ojos aqua sonrió, sabía que Audry les estaba haciendo ese favor a pesar de lo que arriesgaba; era una de los pocos elementales de agua en los cuales podían confiar plenamente.
—Gracias…
La albina asintió y se retiró de la habitación, dejando a Vollmond con Dunkel; el rubio caminó hasta la cama y se sintió más tranquilo de ver a su hermanito en perfecto estado, aunque tenía un suero y algunos otros aparatos monitoreándolo. Su mano se movió y apartó la tela de la bata que el moreno portaba, observando la cicatriz en su pecho; sabía lo que había pasado, pero no sabía que ocurriría después y ahora, tendría que tomar precauciones.
—Eso estuvo cerca, Dun — masajeó sus sienes —, pero debo agradecer que el jefe te haya salvado, aunque no sé si eso, a la larga, haya sido lo mejor.
~ • ~ • ~
Nota: Debido a lo ocurrido con anterioridad, que les adelanté capítulos cuando tenia un calendario donde iba a empezar a publicar el 14 de febrero, he tomado la decisión de que esta historia se irá actualizando de manera semanal, especialmente porque el fin de semana saldré de viaje y no podré estar al pendiente de ella y es necesario terminar un especial que esta a medias para que la entiendan mejor, el cual, seguramente saldrá en marzo, cuando vuelva de mi viaje.
Lamento los inconvenientes y nos leemos luego.
Lamento los inconvenientes y nos leemos luego.
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