Capítulo XVI
Durante la segunda noche, Erick y Agustín lograron ir a la cocina de la mansión por provisiones sin tener ningún percance, con ello podían mantenerse ocultos por algunos días más.
Agustín sabía los horarios tanto de los rondines de los pocos guardias que quedaban en la propiedad, como de los sirvientes, así como de las claves y códigos de las alarmas, por lo que les fue sumamente sencillo eludir todo eso; el único problema era que las mascotas seguían yendo en la mañana a la casa; en las noches, Erick los recibía y ellos se quedaban un rato, después les ordenaba irse, pero en la mañana, al ser su costumbre saludarlo, iban a buscarlo, pero él no podía atenderlos, ya que el entrenador siempre estaba con ellos a esa hora.
Por su parte, Alejandro estaba completamente fuera de sus cabales; la ira, la preocupación y el desasosiego habían logrado que ordenara que empezaran a buscar a Erick fuera de la ciudad, pues sus trabajadores ya la habían recorrido completa y no habían encontrado ni una seña de su esposo. Julián estaba casi igual que el rubio, pues a esa hora, seguramente Agustín ya habría hecho lo que más temía, pero esperaba que al menos se encontrara bien, aunque sin saber su paradero, no podía estar tan seguro.
La cuarta noche, Alejandro estaba en su oficina, con los codos en su escritorio y la mirada fija en su celular; ya no tenía a nadie más a quien hablarle, incluso, su padre y amigos habían empezado a movilizarse en otras ciudades, pero no sabía si encontraría a Erick y por primera vez desde que lo encontró, se sentía perdido, sin saber dónde podía estar.
Marisela entró a la oficina y se acercó al rubio — Alex — musitó —, necesitas ir a descansar.
—No sé dónde está — dijo con voz débil y sintiendo un nudo en su garganta —, no sé si está bien o no — estrujó su cabello —, ya no me importa si hizo alguna tontería, solo… ¡solo quiero saber que está bien! — confesó con desespero.
La castaña suspiró — lo sé — dijo condescendiente —, todos están haciendo su mejor esfuerzo por encontrarlos — señaló con calma —, Julián y Miguel volverán pronto, fueron a los complejos turísticos cerca de la playa, junto con un grupo de tus hombres — comentó con tranquilidad —, si no pudieron salir de la ciudad, seguramente fueron a las posadas turísticas, donde dieron algún nombre falso.
—Dudo que hayan ido a la playa — negó —, ya estamos a finales de noviembre y no es tiempo de ir allá, por lo que no hay suficiente gente para pasar desapercibidos…
—Lo sé — Marisela asintió —, pero no perdemos nada con intentarlo, ¿o sí?
Alejandro intentó sonreír, pero no pudo.
—Deberías ir a descansar — repitió la de lentes —, no lo has hecho bien durante las últimas noches, ¿quieres ir a la mansión?
—No — negó —, quiero estar aquí, por si algo ocurre — masajeó el puente de su nariz —, tengo aun ropa, pero mañana, envía a alguien por más, a casa.
—Deberías ir allá, los niños no te han visto, ni al señor Erick tampoco — comentó, recordando cómo se ponían sus mascotas, cuando la pareja salía y no podían llevarlos con ellos a los viajes —, seguro están inquietos.
—No estoy en mis cinco sentidos para atenderlos — suspiró.
—Te entiendo — Marisela asintió —, me aseguraré de enviar por tu ropa, pero ve a dormir un rato o al menos intentarlo.
—Está bien — Alejandro se incorporó —, pero, si encuentran algo…
—Te avisaré, lo prometo.
Alejandro se inclinó y besó la frente de la chica — gracias por tu ayuda, a pesar de tu situación — dijo con verdadera gratitud.
La castaña le sonrió — siempre que esté a mi alcance, voy a ayudarte, lo sabes… aunque Miguel quiere matarte por interrumpir mi año sabático — se burló.
—Lo sé… pero en cuanto encontremos a Erick, los compensaré a ambos, te lo aseguro.
En la casa de Julián, Erick y Agustín estaban acostados en la misma cama; ya habían cenado y habían pasado un rato con los canes, así que no tenían pendientes para esa noche, pero ninguno podía dormir.
—¿Señor Erick? — la voz fue un susurro.
—¿Sí? — preguntó Erick.
—¿Ya pensó lo que hará? — indagó Agustín con curiosidad.
El ojiazul suspiró; había pensado mucho esos días y aunque aún no disculpaba a Alejandro por lo que hizo, no podía culpar a ese ser que se estaba formando dentro de él. Se descubrió imaginando como sería un hijo de Alex, quizá con sus ojos, con su sonrisa y aunque le causaría mucho dolor de cabeza, pensó que incluso con su carácter sería adorable, pero lo que en el fondo más le emocionaba, era saber que era de ambos y eso le daba felicidad, aunque en un principio le causaba molestia decirlo. Movió las manos y acarició su vientre, por debajo de su ombligo.
—No es lo que deseaba — musitó Erick —, no es como si hubiera esperado esta situación — confesó —, pero… aunque me cause molestia pensar en lo que Alex hizo… yo lo amo, siempre lo he amado y le he perdonado todo, también le perdonaré esto, que fue un capricho suyo, que yo le negaba — sonrió tristemente —, por eso… no quiero lastimar a nuestro hijo — dijo con debilidad —, eso no me lo perdonaría…
Agustín intentó sonreír, pero no pudo — lo sabía.
El ojiazul mordió su labio inferior — ¿y tú, Agus? — preguntó con debilidad — ¿qué vas a hacer? ¿Aún piensas en deshacerte de…?
Agustín se movió, se puso boca arriba y pasó su antebrazo por la frente — quiero hacerlo — dijo con frialdad —, si pudiera, yo mismo lo arrancaría de mi cuerpo ahora mismo, sin dudar…
Erick tembló por esa manera tan fría da hablar de su amigo.
—Pero… también lo he pensado y entendí que si lo hiciera, me arrepentiría de ello — soltó el aire con cansancio —, tal vez no parezca, pero amo a Julián y en el fondo, creo que me entusiasma la idea de tener un alien con él — confesó —, solo que… tengo miedo…
—¿Miedo de qué?
—De no ser una buena madre… — respiró profundamente — no tuve un padre, mi madre nunca me quiso y mi padrastro no era una buena persona — contó con tristeza —, que tal si no soy una buena influencia tampoco para el ‘alien bebé’ que llevo dentro.
Erick sonrió — creo que serás una buena mamá — dijo con amabilidad —, solo tienes que ser tú mismo y será suficiente para tu ‘alien bebé’.
Agustín sonrió — gracias — respiró profundamente —, pero… ahora hay un problema
—¿Cuál?
—¿Qué les vamos a decir?
El ojiazul rió — bueno, técnicamente no hemos hecho nada malo — arrugó la nariz —, hemos estado en casa todo este tiempo, así que no nos pusimos en peligro, que es lo que a ellos más les molesta, ¿o no?
Su compañero sonrió — cierto… — suspiró — aun así, mañana que les hablemos, seguramente estarán enojados.
—¿Mañana? — Erick hizo un mohín — deberíamos dejarlos unos días más, realmente quiero desquitarme de Alejandro por lo que hizo y no se me ocurre otra manera.
Agustín ladeó el rostro — yo también quiero hacer sufrir a Julián — confesó.
—¿Señor Erick? — la voz fue un susurro.
—¿Sí? — preguntó Erick.
—¿Ya pensó lo que hará? — indagó Agustín con curiosidad.
El ojiazul suspiró; había pensado mucho esos días y aunque aún no disculpaba a Alejandro por lo que hizo, no podía culpar a ese ser que se estaba formando dentro de él. Se descubrió imaginando como sería un hijo de Alex, quizá con sus ojos, con su sonrisa y aunque le causaría mucho dolor de cabeza, pensó que incluso con su carácter sería adorable, pero lo que en el fondo más le emocionaba, era saber que era de ambos y eso le daba felicidad, aunque en un principio le causaba molestia decirlo. Movió las manos y acarició su vientre, por debajo de su ombligo.
—No es lo que deseaba — musitó Erick —, no es como si hubiera esperado esta situación — confesó —, pero… aunque me cause molestia pensar en lo que Alex hizo… yo lo amo, siempre lo he amado y le he perdonado todo, también le perdonaré esto, que fue un capricho suyo, que yo le negaba — sonrió tristemente —, por eso… no quiero lastimar a nuestro hijo — dijo con debilidad —, eso no me lo perdonaría…
Agustín intentó sonreír, pero no pudo — lo sabía.
El ojiazul mordió su labio inferior — ¿y tú, Agus? — preguntó con debilidad — ¿qué vas a hacer? ¿Aún piensas en deshacerte de…?
Agustín se movió, se puso boca arriba y pasó su antebrazo por la frente — quiero hacerlo — dijo con frialdad —, si pudiera, yo mismo lo arrancaría de mi cuerpo ahora mismo, sin dudar…
Erick tembló por esa manera tan fría da hablar de su amigo.
—Pero… también lo he pensado y entendí que si lo hiciera, me arrepentiría de ello — soltó el aire con cansancio —, tal vez no parezca, pero amo a Julián y en el fondo, creo que me entusiasma la idea de tener un alien con él — confesó —, solo que… tengo miedo…
—¿Miedo de qué?
—De no ser una buena madre… — respiró profundamente — no tuve un padre, mi madre nunca me quiso y mi padrastro no era una buena persona — contó con tristeza —, que tal si no soy una buena influencia tampoco para el ‘alien bebé’ que llevo dentro.
Erick sonrió — creo que serás una buena mamá — dijo con amabilidad —, solo tienes que ser tú mismo y será suficiente para tu ‘alien bebé’.
Agustín sonrió — gracias — respiró profundamente —, pero… ahora hay un problema
—¿Cuál?
—¿Qué les vamos a decir?
El ojiazul rió — bueno, técnicamente no hemos hecho nada malo — arrugó la nariz —, hemos estado en casa todo este tiempo, así que no nos pusimos en peligro, que es lo que a ellos más les molesta, ¿o no?
Su compañero sonrió — cierto… — suspiró — aun así, mañana que les hablemos, seguramente estarán enojados.
—¿Mañana? — Erick hizo un mohín — deberíamos dejarlos unos días más, realmente quiero desquitarme de Alejandro por lo que hizo y no se me ocurre otra manera.
Agustín ladeó el rostro — yo también quiero hacer sufrir a Julián — confesó.
Alejandro se encuentra completamente perdido y ya no sabe qué más hacer! Erick por su parte ya tomo una desición y Agus... ¡no pudo hacer nada contra su alien bebé tampoco! *o*
Eso sí, que los hagan sufrir un par de días más, Alex y Julián, se lo tienen bien merecido por cabrones! Que Erick y Agus se queden tranquilos, mientras los otros se vuelven locos! (qué mala soy XD)
Eso sí, que los hagan sufrir un par de días más, Alex y Julián, se lo tienen bien merecido por cabrones! Que Erick y Agus se queden tranquilos, mientras los otros se vuelven locos! (qué mala soy XD)
Comment Form is loading comments...