Capítulo XV
En la tarde, Agustín y Erick estaban en la habitación; Erick leía un libro que había encontrado en los estantes de Julián y Agustín jugaba en su consola.
Aunque el ojiazul mantenía su mirada en el libro, su mente estaba en otro lado. Repasaba lo que había ocurrido en el hospital y lo que Alejandro le había dicho.
“…yo pedí que te quitaran los anticonceptivos… yo quiero un hijo contigo…”
Suspiró.
Erick sabía que Alejandro quería tener un hijo, pero él no se sentía capaz para ser una buena madre; sabía que su condición lo permitía y también, que su suegro esperaba un nieto, ya que solo al enterarse que era fértil, las rencillas con su esposo terminaron, pero no sentía que pudiera con esa responsabilidad
Disimuladamente, bajo la mirada y observó su vientre, «¿qué debo hacer?» pensó con inquietud y de inmediato, algunos momentos con Alejandro llegaron a su mente.
Tal vez el rubio tenía un carácter difícil, era demasiado duro y frío con la mayoría de las personas, pero con él era atento, cariñoso y complaciente, aunque era algo sobreprotector, pero sabía que lo hacía porque lo amaba con tal intensidad que deseaba en todo momento su seguridad; sabía que lo que más temía Alejandro, era que volviera a pasar por algo que lo lastimara.
Estaba consciente de todo lo que Alex hacía por su bien y para garantizar que no le ocurriera nada, porque debido a sus actividades, estaba en constante peligro, pero aun así, se esmeraba por cumplir sus caprichos de tener una vida algo normal, como ir al cine o de paseo, relativamente a solas; le era imposible poner en duda todo lo que Alejandro sentía por él, debido a que se lo demostraba, no solo en la cama, sino en cualquier lugar, a cualquier hora y ante cualquier persona, ajena o no, a su círculo, pero aun así, le había molestado que tomara una decisión como la de tener un hijo, sin consultarle.
«Fue egoísta…» acusó en su mente, haciendo un mohín, pero él se había enamorado de Alejandro y lo conocía mejor que nadie; el rubio era egoísta, posesivo y dominante, pero aun con esas cualidades tan negativas, lo amaba con locura.
«Yo también fui egoísta…» suspiró, «sabía que él deseaba un hijo desde el principio, pero no quería perder mi autonomía, ni mi independencia…» bajó la mirada, «sé que, tener un hijo, implica que todo mi tiempo será para él y todo lo que yo soy, como mis pinturas, mis escritos, los cachorros, todo, deberá quedar en segundo término…», masajeó sus sienes y apretó los labios, «debimos haberlo hablado, pero cuando él tocaba el tema, siempre lo evadí…» soltó el aire con lentitud, «estuvo mal que actuara sin decirme, pero si me esperaba, yo nunca me decidiría…» aceptó, «no es que no quiera un hijo nuestro…» pasó la mano por su vientre, «es solo que… no me siento listo… lo siento…» se disculpó, «tú no tienes la culpa que yo también fuera egoísta y sé que hice mal en decir que no te quería, fue solo la ira del momento…» aceptó con vergüenza, «también sé que no debí huir así, pero papá necesita entender que no debe actuar constantemente de esa forma, no siempre lo perdonaré…» negó y luego sonrió, «bueno, supongo que algún día, realmente me opondré a él, pero creo que esta no será la ocasión… »
Mientras Erick seguía en su monólogo personal, Agustín dejó de lado la consola donde jugaba; miró al techo un momento y luego ladeó el rostro, observando cómo su jefe parecía seguir leyendo, pero su mano derecha acariciaba insistente su vientre.
«No hará nada…» pensó Agustín y sonrió; realmente le hacía sentir bien saber eso, pues no imaginaba que Erick pudiera hacer algo contra su hijo.
«En cambio yo…» bajó la mirada y suspiró, «no te pongas cómodo…» pensó, «eres un parásito y en unos días más, dejarás ese lugar» amenazó mentalmente, «tu estúpido padre va a aprender que no tiene control sobre mí, al menos no fuera de la cama…» pasó la mano por su rostro y luego subió hasta sus mechones, estrujándolos con desespero, «no puede ser, ¡ahora le hablo a este alien!» quiso gritar, pero se contuvo, «¡estúpido Julián! » se giró, dándole la espalda a Erick, para que no se diera cuenta de su estado, «¡Jamás te perdonaré esto!»
Aunque el ojiazul mantenía su mirada en el libro, su mente estaba en otro lado. Repasaba lo que había ocurrido en el hospital y lo que Alejandro le había dicho.
“…yo pedí que te quitaran los anticonceptivos… yo quiero un hijo contigo…”
Suspiró.
Erick sabía que Alejandro quería tener un hijo, pero él no se sentía capaz para ser una buena madre; sabía que su condición lo permitía y también, que su suegro esperaba un nieto, ya que solo al enterarse que era fértil, las rencillas con su esposo terminaron, pero no sentía que pudiera con esa responsabilidad
Disimuladamente, bajo la mirada y observó su vientre, «¿qué debo hacer?» pensó con inquietud y de inmediato, algunos momentos con Alejandro llegaron a su mente.
Tal vez el rubio tenía un carácter difícil, era demasiado duro y frío con la mayoría de las personas, pero con él era atento, cariñoso y complaciente, aunque era algo sobreprotector, pero sabía que lo hacía porque lo amaba con tal intensidad que deseaba en todo momento su seguridad; sabía que lo que más temía Alejandro, era que volviera a pasar por algo que lo lastimara.
Estaba consciente de todo lo que Alex hacía por su bien y para garantizar que no le ocurriera nada, porque debido a sus actividades, estaba en constante peligro, pero aun así, se esmeraba por cumplir sus caprichos de tener una vida algo normal, como ir al cine o de paseo, relativamente a solas; le era imposible poner en duda todo lo que Alejandro sentía por él, debido a que se lo demostraba, no solo en la cama, sino en cualquier lugar, a cualquier hora y ante cualquier persona, ajena o no, a su círculo, pero aun así, le había molestado que tomara una decisión como la de tener un hijo, sin consultarle.
«Fue egoísta…» acusó en su mente, haciendo un mohín, pero él se había enamorado de Alejandro y lo conocía mejor que nadie; el rubio era egoísta, posesivo y dominante, pero aun con esas cualidades tan negativas, lo amaba con locura.
«Yo también fui egoísta…» suspiró, «sabía que él deseaba un hijo desde el principio, pero no quería perder mi autonomía, ni mi independencia…» bajó la mirada, «sé que, tener un hijo, implica que todo mi tiempo será para él y todo lo que yo soy, como mis pinturas, mis escritos, los cachorros, todo, deberá quedar en segundo término…», masajeó sus sienes y apretó los labios, «debimos haberlo hablado, pero cuando él tocaba el tema, siempre lo evadí…» soltó el aire con lentitud, «estuvo mal que actuara sin decirme, pero si me esperaba, yo nunca me decidiría…» aceptó, «no es que no quiera un hijo nuestro…» pasó la mano por su vientre, «es solo que… no me siento listo… lo siento…» se disculpó, «tú no tienes la culpa que yo también fuera egoísta y sé que hice mal en decir que no te quería, fue solo la ira del momento…» aceptó con vergüenza, «también sé que no debí huir así, pero papá necesita entender que no debe actuar constantemente de esa forma, no siempre lo perdonaré…» negó y luego sonrió, «bueno, supongo que algún día, realmente me opondré a él, pero creo que esta no será la ocasión… »
Mientras Erick seguía en su monólogo personal, Agustín dejó de lado la consola donde jugaba; miró al techo un momento y luego ladeó el rostro, observando cómo su jefe parecía seguir leyendo, pero su mano derecha acariciaba insistente su vientre.
«No hará nada…» pensó Agustín y sonrió; realmente le hacía sentir bien saber eso, pues no imaginaba que Erick pudiera hacer algo contra su hijo.
«En cambio yo…» bajó la mirada y suspiró, «no te pongas cómodo…» pensó, «eres un parásito y en unos días más, dejarás ese lugar» amenazó mentalmente, «tu estúpido padre va a aprender que no tiene control sobre mí, al menos no fuera de la cama…» pasó la mano por su rostro y luego subió hasta sus mechones, estrujándolos con desespero, «no puede ser, ¡ahora le hablo a este alien!» quiso gritar, pero se contuvo, «¡estúpido Julián! » se giró, dándole la espalda a Erick, para que no se diera cuenta de su estado, «¡Jamás te perdonaré esto!»
Todo parece indicar que Erick no hará nada malo... pero Agus no quiere dar su brazo a torcer, aún así ¡ya le empezó a hablar al 'alien'!
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