Capítulo XIII
Después de hablar con Luciano, Alejandro bajó al estacionamiento del edificio donde vivía su ex trabajador, con Julián y Miguel tras él. Estaba un poco decepcionado, ya que Luciano no sabía nada de Agustín, mucho menos de Erick; por su parte, Julián se sentía algo tranquilo de saber lo mismo, pues así se aseguraba que Agustín no se había puesto en contacto con Luciano.
Los tres se subieron al automóvil y el rubio pasó las manos por su rostro, suspirando frustrado.
—Los llevaré al hotel, para que duerman — señaló Miguel.
—No — negó el ojiverde —, no quiero dejar de buscar, el tiempo es crucial en este momento.
—Especialmente para mí — secundó Julián, quien estaba seguro que Agustín no iba a dudar tanto como Erick, en hacer algo con su situación.
Miguel respiró profundamente — no pueden seguir buscando así — señaló —, están exhaustos, es tarde y ¡necesitan descansar! — regañó —, entiendo su desespero, yo estaría igual si mi esposa estuviera en esa situación, pero no sirve de nada si no tienen la cabeza fría para pensar — masajeó sus parpados —, los demás ya se dividieron el trabajo y seguirán buscando, así que cualquier cosa, nos avisarán, pero deben dormir, aunque sea un par de horas.
Alejandro dudó, pero sabía que Miguel tenía razón; solo se estaba desgastando y no podía pensar con claridad, por lo que era mejor tomar un descanso.
—De acuerdo… pero solo serán un par de horas y volveremos a salir.
Miguel miró de soslayo a Julián y el castaño asintió — está bien — aceptó también con cansancio, aunque sabía que su amigo tenía razón, no podía tomarlo con calma.
—Vamos…
Miguel emprendió el viaje hacia el hotel, mientras Alejandro y Julián se sumían en sus pensamientos, temiendo que las cosas se hubiesen salido de control por su culpa.
Era entrada la noche, cuando Erick despertó, tenía ganas de ir al sanitario, así que se puso de pie y caminó hasta ahí; después de hacer sus necesidades, salió con sigilo y se encaminó a la cama, aunque al pasar al lado del sillón donde Agustín estaba durmiendo, lo escuchó respirar agitado e incluso, parecía sollozar.
—¿Agus? — preguntó con voz baja, creyendo que estaba despierto, pero no recibió respuesta, así que se acercó, se acuclilló al lado del sillón y puso la mano en el hombro de su amigo — Agus — dijo con voz más audible.
El otro despertó de golpe y se incorporó, sentándose de inmediato volteando a todos lados, respirando con dificultad y con el corazón acelerado; Erick se asustó, especialmente al ver que estaba sudando.
—¿Te sientes mal? — preguntó con preocupación.
Agustín no respondió, solo pasó las manos por su rostro e inhaló profundamente, tratando de controlar su respiración.
—Lo siento — dijo al fin el menor —, yo… es que en ocasiones… sufro de pesadillas — confesó con voz baja.
Erick se sorprendió por esa confesión, pero se mantuvo serio, debía tratar de entender cómo se sentía Agustín, especialmente por la situación; se incorporó y se sentó al lado del otro — ¿siempre duermes tan mal?
Agustín negó — no — respondió —, duermo tranquilo cuando Julián está conmigo — musitó con vergüenza.
Erick sonrió — entiendo… — asintió, él no sufría de pesadillas, pero era cierto que cuando Alejandro compartía lecho con él, dormía mucho mejor — sé que no soy Julián, pero puedo hacerte compañía, si quieres.
—¡¿Cómo?! — preguntó Agustín, asustado.
Erick se sorprendió por esa reacción y luego se asustó también, imaginando lo que su amigo había pensado.
—¡No! — negó con efusividad — Me refiero a dormir — especificó de inmediato —, no a otra cosa, ¡claro que no!
Agustín se quedó estático y luego sonrió apenado — lo siento — dijo con nervios —, perdón, es que… nunca he… dormido con nadie más, aparte de Julián — se excusó, pasando la mano por su cabello.
Erick rió nervioso — está bien, no te preocupes — mordió su labio —, entiendo que sea algo extraño para ti, si no has compartido la cama con nadie más, pero no pienso en nada más que hacerte compañía, te lo aseguro, jamás pesaría algo diferente — señaló con toda sinceridad —, es decir, eres un chico atractivo, pero… no te ofendas, Agus, solo… no eres mi tipo.
El menor rió — sí, lo mismo pienso, señor…
El ojiazul se sintió más tranquilo y se puso de pie — entonces, ven — le ofreció la mano —, es mejor que duermas en la cama.
Agustín aceptó la mano y ambos fueron a la cama; cada uno se recostó en una orilla, cubriéndose con mantas distintas y poco después, ambos volvieron a dormir.
Durante la noche, Agustín se inquietaba y Erick se daba cuenta, ya que sentía como se estremecía, escuchaba como gimoteaba y su respiración se agitaba; era obvio para el ojiazul que los sueños que el otro tenía, no eran nada agradables y no se imaginaba qué podía hacerlo sufrir en sueños, pero sólo podía tratar de ayudarle. Erick estiraba la mano y sujetaba la del otro con suavidad, tallando los dedos con infinita delicadeza; eso era suficiente para que Agustín no se sintiera solo y se calmara, pero también, en un acto reflejo, ejercía presión en la mano que lo sujetaba, como si inconscientemente necesitara algo a que aferrarse, para estar seguro.
Así, ambos durmieron sujetos de la mano, para hacerse compañía.
—¿Agus? — preguntó con voz baja, creyendo que estaba despierto, pero no recibió respuesta, así que se acercó, se acuclilló al lado del sillón y puso la mano en el hombro de su amigo — Agus — dijo con voz más audible.
El otro despertó de golpe y se incorporó, sentándose de inmediato volteando a todos lados, respirando con dificultad y con el corazón acelerado; Erick se asustó, especialmente al ver que estaba sudando.
—¿Te sientes mal? — preguntó con preocupación.
Agustín no respondió, solo pasó las manos por su rostro e inhaló profundamente, tratando de controlar su respiración.
—Lo siento — dijo al fin el menor —, yo… es que en ocasiones… sufro de pesadillas — confesó con voz baja.
Erick se sorprendió por esa confesión, pero se mantuvo serio, debía tratar de entender cómo se sentía Agustín, especialmente por la situación; se incorporó y se sentó al lado del otro — ¿siempre duermes tan mal?
Agustín negó — no — respondió —, duermo tranquilo cuando Julián está conmigo — musitó con vergüenza.
Erick sonrió — entiendo… — asintió, él no sufría de pesadillas, pero era cierto que cuando Alejandro compartía lecho con él, dormía mucho mejor — sé que no soy Julián, pero puedo hacerte compañía, si quieres.
—¡¿Cómo?! — preguntó Agustín, asustado.
Erick se sorprendió por esa reacción y luego se asustó también, imaginando lo que su amigo había pensado.
—¡No! — negó con efusividad — Me refiero a dormir — especificó de inmediato —, no a otra cosa, ¡claro que no!
Agustín se quedó estático y luego sonrió apenado — lo siento — dijo con nervios —, perdón, es que… nunca he… dormido con nadie más, aparte de Julián — se excusó, pasando la mano por su cabello.
Erick rió nervioso — está bien, no te preocupes — mordió su labio —, entiendo que sea algo extraño para ti, si no has compartido la cama con nadie más, pero no pienso en nada más que hacerte compañía, te lo aseguro, jamás pesaría algo diferente — señaló con toda sinceridad —, es decir, eres un chico atractivo, pero… no te ofendas, Agus, solo… no eres mi tipo.
El menor rió — sí, lo mismo pienso, señor…
El ojiazul se sintió más tranquilo y se puso de pie — entonces, ven — le ofreció la mano —, es mejor que duermas en la cama.
Agustín aceptó la mano y ambos fueron a la cama; cada uno se recostó en una orilla, cubriéndose con mantas distintas y poco después, ambos volvieron a dormir.
Durante la noche, Agustín se inquietaba y Erick se daba cuenta, ya que sentía como se estremecía, escuchaba como gimoteaba y su respiración se agitaba; era obvio para el ojiazul que los sueños que el otro tenía, no eran nada agradables y no se imaginaba qué podía hacerlo sufrir en sueños, pero sólo podía tratar de ayudarle. Erick estiraba la mano y sujetaba la del otro con suavidad, tallando los dedos con infinita delicadeza; eso era suficiente para que Agustín no se sintiera solo y se calmara, pero también, en un acto reflejo, ejercía presión en la mano que lo sujetaba, como si inconscientemente necesitara algo a que aferrarse, para estar seguro.
Así, ambos durmieron sujetos de la mano, para hacerse compañía.
Erick y Agus merecen un poco de descanso y Alex y Julián, merecen más castigo, muajajaja XD Ok, que Alex no se entere de esto o se enojará conmigo XD
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