Capítulo XII
Los siguientes días, Derok y Naü pasaban juntos la mayor parte del día, platicando, conociéndose, hablando de lo que hacían y lo que les gustaba. El castaño le contó lo que ocurría con su familia, le habló como lo trataban los demás, especialmente su hermano y la deidad se daba cuenta que eso entristecía al menor; solo había una persona de la que el niño hablaba con cariño, ilusión, respeto y añoranza, su abuelo.
Una semana después, Miley volvía al bosque de Nyrn, pues Naü ya se encontraba en perfecto estado y aunque sabía que necesitaba un siervo que lo cuidara, ella tenía una responsabilidad mayor con Skoll, el pequeño Neyr y los demás retoños, pues le había jurado lealtad a la familia Eroim de Nyrn y no podía faltar a esos votos; Naü se despidió de ella y le aseguró que la extrañaría, pues nunca había conocido a una chica como ella y realmente le había agarrado cariño.
Ese mismo día, el castaño conoció a Skoll, pero el menor estaba tan nervioso que tartamudeaba al hablar con el albino, quien trataba de hacer que se sintiera cómodo; por alguna extraña razón, a Naü le daba la impresión que el ojirrojo tenía un aura sumamente pacífica y como le hablaba con suavidad, le recordaba a cuando era más pequeño y su madre le hablaba cariñosamente, para que no tuviera miedo. El de lentes también conoció a Neyr, el pequeño hijo de Nyrn y le pareció un niño adorable.
-“¿Tu eres el novio de mi tío Derok?” – preguntó el pequeño rubio con una gran sonrisa consiguiendo que Naü se sofocara y empezara a reír nerviosamente.
-Sí, es mi novio – respondió su tío.
-“¿Y cuándo tendrán semillas?” – indagó emocionado el niño, pues para él, que su tío tuviera novio, significaba que habría más arbolitos, como sus hermanos y él les enseñaría todo lo que un dríade debía saber, cuando los fuera a visitar, por ser el mayor.
-Ah… – el castaño pasó saliva – aún falta un poquito para eso – dijo nervioso.
Casi a la par que conoció a la familia de Nyrn, conoció a Tariq y una vez más, el de lentes se puso nervioso, aunque el pelinegro le dijo que no debía ser tan formal con él, pues eran casi de la misma edad.
Naü se sintió aceptado aunque sabía que la prueba difícil sería conocer a los hermanos de Derok pues aun no sabía si era el adecuado para su Dios y tenía miedo de decepcionarlo después, dejándolo a mal con los demás; el mayor se dio cuenta de sus temores así que les dijo a sus hermanos que lo presentaría en la boda de Keroh con Tariq, para que fuese en persona. Además, quería aclarar una situación antes con Naü, pues el niño, al presentarse ante Skoll y Tariq, no lo hizo con el apellido Kalzan, sino con el apellido Zadga y quería buscar el momento para preguntarle la razón.
Mientras tanto, en el palacio, Moriza y su esposo, se encargaban de todo de la manera más digna posible; de un día para otro, los caminos estuvieron arreglados, empedrados y en perfecto estado para que fuesen transitados, también, Wared le anunció a la pelinaranja que habían aparecido varios objetos de oro en el templo, con una nota de Derok, para que los usaran para solventar gastos, además, las pocas cosechas que tenían, habían fructificado por obra del Dios y podían comerciar inmediatamente con cualquier persona. El anciano también estaba buscando nuevos sacerdotes y envió volantes a los poblados cercanos, para buscar devotos del Dios, que quisieran ingresar al templo.
Tres semanas después de que la familia Kalzan se alejara de la meseta, llegó una compañía militar, integrada por casi 100 hombres, enviados por el emperador, para la protección del templo, el palacio y los caminos, así que se estacionarían en lugares estratégicos y buscarían a los bandidos que estuvieran ocasionando problemas; aun así no había noticias de Lort Kalzan y cuando ella le preguntó a los capitanes por él, ellos le dijeron que no tenían indicaciones del hombre, solo del General Adhio, líder del ejercito del emperador.
Moriza no comprendía lo que ocurría, pues Wared le había asegurado que había enviado palomas mensajeras para comunicarse con el padre de Naü, pero no sabía por qué no había respuesta, por lo que la mujer había pensado en enviar a un siervo en persona, pues no podían mantener a los prisioneros por mucho tiempo en los calabozos, ni a su hijo en su habitación, pero como había muchas cosas de mayor prioridad que debían realizarse, se pospuso hasta poco antes de la luna llena.
-¿Ha habido interesados en unirse al templo? – preguntó ansiosa la mujer.
-Sí – asintió el hombre – muchos quieren ingresar, pero sin las rocas sagradas, no sé qué tipo de actividad ponerles para poner a prueba su devoción…
Moriza cruzó las manos cerca de su pecho – nuestro señor nos dirá qué hacer, seguramente – sonrió.
-La veo más animada…
-Hemos empezado a recuperarnos – suspiró ella – mi esposo aún tiene muchos contactos y con el comercio de las cosechas prematuras, tendremos dinero para arreglar muchas cosas, tanto aquí, como en palacio y ayudar a los aldeanos que viven a las orillas del lago y en los ríos, cercanos a la meseta – comentó ilusionada – una vez más, nuestro Dios nos ha bendecido y debo ser agradecida, a pesar de… – su rostro se ensombreció, aun le dolía pensar en lo que había hecho Bade.
Wared le puso la mano en el hombro – no se preocupe por su hijo – dijo con una sonrisa conciliadora – seguramente no morirá – dijo con seguridad.
-Conspirar contra una familia importante de la ciudad imperial, conlleva a la pena de muerte – musitó la mujer – dudo que Lort Kalzan lo perdone fácilmente – anunció con dolor.
-Hay que tener fe – anunció el hombre – quizá, nuestro señor lo perdone…
-Rezo todos los días para que eso suceda, pero no sé si mi hijo realmente merezca la misericordia de mi Dios.
-Nuestro Dios es piadoso y escuchará sus ruegos, como siempre…
-Lo sé – suspiró – bien… con respecto a eso, hoy haré una carta para Lort Kalzan y mañana mismo, envías a alguien a la ciudad imperial, para que se la entregue en persona, por favor – pidió la pelinaranja para el anciano.
-Está bien, mi señora – sonrió él.
* * *
Derok estaba sentado sobre la copa de su árbol de vida, escuchando todo lo que los espíritus le decían, dándole las noticias de los alrededores, lo que ocurría con los animales, entregando las plegarias de los humanos que le oraban y contándole a detalle lo que los militares hacían; la deidad no deseaba que esos visitantes se aprovecharan de su posición, pero tal parecía que eran buenos elementos, pues hacían su trabajo bastante bien y además, ayudaban a todos los que podían y gracias a ellos, la delincuencia humana había disminuido considerablemente, permitiendo que los peregrinos llegaran sanos y salvos al templo. Pero también, recibió la noticia de que su sacerdotisa enviaría a alguien por el padre de Naü y eso no le agradó.
-Aún no es tiempo… – hizo un mohín, pues él había evitado que las palomas llegaran a su destino, a sabiendas que si el padre del castaño se enteraba que su hijo estaba vivo, podría ir por él y lo peor sería que el niño se mortificara, especialmente por culpa de su hermano.
Se puso de pie y con una invocación, convocó a las mariposas que revoloteaban en los alrededores del castillo y del templo, guiándolas hasta el recinto dónde Moriza seguía hablando con Wared y obligando a que ese cúmulo de animales, formaran una representación suya.
La pelinaranja se asustó, cuando el ventanal de la habitación dónde estaba, que usaba como oficina, se abrió de golpe, pero al darse cuenta que era Derok quien se estaba haciendo presente, se hincó de inmediato y Wared la siguió.
-Moriza… – la voz de Derok era seria.
-Mi señor – la mujer bajó el rostro sumisamente – he hecho todo lo que me ha ordenado – dijo con rapidez.
-Lo sé y estoy satisfecho de tus acciones – aseguró – pero hay algo que quiero pedirte…
-Pídame lo que desee, mi señor, que no le quede duda que lo cumpliré.
-No envíes a nadie por Lort Kalzan, no aún – especificó.
Esa indicación desconcertó a la mujer, pero no se atrevió a cuestionar, aun así Derok prosiguió.
-Falta poco para la luna llena y quiero que esperes hasta el día después de la misma para saber qué hacer con esa situación, ¿de acuerdo?
-Sí, mi señor – asintió ella.
-Ese día, al atardecer, harás una ceremonia sencilla, en el templo, a orillas del lago y al amanecer, quiero que vayas dónde están las rocas sagradas.
-Como ordene.
-Wared – la deidad se dirigió al sacerdote – un día antes de la luna llena, los candidatos a sacerdote, pasarán por una prueba – anunció – todos los que tengan el deseo de ingresar, deberán pasar la noche fuera del templo y a orillas del lago, si aún están ahí al amanecer, acéptalos…
-Entendido, mi señor.
Después de eso, las mariposas se dispersaron, revoloteando por todo el recinto y saliendo por la ventana poco después.
El silencio reinó por unos momentos y Moriza se incorporó, ayudando al anciano Wared, para que lo hiciera también.
-Después de luna llena – musió la pelinaranja – es extraño… ¿no lo crees?
-Sí – asintió el hombre – pero al menos ya sabemos cómo aceptar a los nuevos sacerdotes…
* * *
Derok se sintió satisfecho, pues todo estaba casi listo para cuatro días después, cuando llegara el penilunio; solo debía hablar con Naü y por ello decidió bajar. Al estar en el piso, se acercó al castaño, quien dormía plácidamente en el lecho del Dios, dentro del tronco de su árbol. No habían intimado, pues Derok quería que fuese especial, pero había decidido compartir las noches con él niño, durmiendo a su lado y su lecho era más cómodo que el que el menor había estado usando antes, aunque debido a eso, no cerraba su árbol mientras estaban ahí; generalmente en la noche, se desvelaban platicando, por ello, el ojigris dormía hasta tarde.
El mayor se acercó, se subió al lecho y acarició los mechones castaños, antes de besar la mejilla del niño; el ojigris se removió, entreabrió sus parpados y sonrió, sabía que era Derok, aunque no podía verlo con claridad.
-Buenos días – saludó.
-Serán buenas tardes – rió el mayor – ya pasa de medio día…
-¿De verdad? – Naü bostezó – con razón tengo hambre.
-¡Hay fruta! – ofreció el Dios y las lianas acercaron las peras que colgaban del árbol.
Naü sujetó el fruto y sonrió – sabe que, aunque me fascinan las peras de su árbol, no puedo comer solo fruta – dijo con suavidad – necesito otro tipo de comida y usted también…
-Sí, pero desde que Miley se fue, no hemos comido bien – Derok hizo un mohín – necesitamos quien nos prepare de comer.
-Yo puedo hacer algo – ofreció el castaño – no soy bueno cocinando, pero podría intentarlo…
-No – Derok negó – pediré al templo que preparen comida para nosotros o iré a alguna aldea por algo preparado…
-No es bueno que robe la comida que otros preparan…
-Pero les dejo a cambio una bendición, no es robo, es intercambio.
Naü negó – aun así, mejor pida algo al templo o yo empezaré a preparar comida, con la carne que le dan como ofrenda.
-Está bien, lo haré… en un rato más llevaré la carne cruda que me dan de ofrenda, para que la preparen y me envíen comida ya preparada, mientras, come fruta – su voz sonó emocionada – ¿hecho?
-Me parece bien, pero antes… – el menor dejó la pera de lado y movió sus manos, acariciando los mechones aqua del mayor.
-¿No quieres la fruta?
-Antes de la fruta…
Naü ofreció sus labios al otro y cerró los ojos, esperando la caricia; Derok sonrió y lo besó, pues se había vuelto una costumbre al despertar. El beso era suave, no había arrebato y tampoco era apasionado, solo era una caricia delicada entre ambos, pues ninguno se atrevía a dar el siguiente paso; Derok no sabía cómo lo tomaría Naü y el castaño, no quería que su Dios pensara que era un chico de mente sucia.
-¿Tiene trabajo qué hacer hoy? – indagó con suavidad el ojigris, al separarse de su compañero.
-No – negó el otro – ya me encargué de mis pendientes…
-Entonces, ¿sería egoísta de mi parte, pedirle a mi Dios, que se quedara conmigo el resto de la tarde, después de comer?
-¿Alguna razón en especial?
Naü suspiró – ayer tuvo que salir todo el día – desvió el rostro, avergonzado – sé que es tonto de mi parte pero… lo extrañé…
La deidad sonrió – yo también te extrañé – aseguró – pero tengo responsabilidades que cumplir…
-Lo sé… disculpe…
-Aun así, hoy vamos a ir a que conozcas otro lugar, pues ya se acerca la luna llena y debemos prepararnos.
-¿Y qué haremos en la luna llena?
-Algo especial…
* * *
Después de comer, Derok llevó a Naü a la cueva oculta, bajo el lago, aunque a simple vista, parecía una enorme caverna, casi como una depresión, el ojigris quedó impactado por las formaciones rocosas que eran cubiertas por musgos y plantas enredaderas.
-¿Qué es este lugar, mi señor? – indagó el menor, sin dejar de mirar alrededor.
-Es el lugar dónde guardo las ofrendas y otras cosas importantes, así como un tesoro – rió el mayor – ven…
El Dios sujetó de la mano al castaño, entrelazando sus dedos con los del otro y lo guió por una de las enormes cavernas.
-Mi señor… ¿a qué profundidad estamos? – indagó el niño, al ver que al internarse, bajaban aún más por el nivel de ese lago subterráneo al que había llegado.
-Por debajo de la mitad de la meseta – anunció.
El menor se estremeció, sabía que el lago de la meseta tenía una profundidad aproximada de cien metros, pero estaban aún más abajo que eso y faltaba por caminar.
Poco después, llegaron a una pequeña bóveda, que tenía telas, ropajes lujosos y varios accesorios.
-Esto quería que vieras – dijo el mayor con diversión.
-¿Ropa? – preguntó el niño confundido.
-Esta es ropa lujosa – Derok se inclinó y tomó una larga túnica blanca – las traían como ofrendas, algunas para mí, otras para mis sacerdotes, especialmente Moriza y ella me las dejaba también… a mí no me sirven, pero seguramente a ti sí…
Naü caminó por entre la ropa y empezó a buscar entre los paquetes que estaban acomodados no muy cuidadosamente – son algo grandes para mí – anunció al ver el largo de las mismas – necesitarían ser arregladas, es decir, cortarlas un poco y coserlas, además de ajustarlas, especialmente del torso – sonrió – pero, ¿por qué quiere que use estas?
-Porque para los humanos es importante su vestimenta, ¿no? – levantó una ceja – si son personas importantes, llevan cosas más ostentosas que otros y quiero que tu lleves lo mejor…
El ojigris no comprendía eso – gracias, pero a mí me gustan las cosas sencillas, estoy acostumbrado a eso, además, no creo que deba usar cosas de la anterior Suma Sacerdotisa – suspiró.
-¡Claro que sí! – el de cabello aqua lo miró con seriedad – debes usar las túnicas si te conviertes en mi Sumo Sacerdote…
-¡¿Qué?! – el castaño se sorprendió.
-¡Claro! – Derok se acercó al niño – como mi pareja, debes ser mi Sumo Sacerdote también.
Naü se lo imaginaba, por Skoll y Tariq, pero él no tenía nada de conocimiento de cómo ser un sacerdote – mi señor… – la sonrisa le tembló – yo no sé nada de rituales, ni de los rezos, ni de… – busco la mirada naranja, con algo de inquietud – nada…
El mayor sonrió, se acercó al de lentes y se inclinó, besándole la frente – siéntate, vamos a platicar – creó un par de sillas con unas raíces y ambos se sentaron frente a frente – Naü – dijo el nombre con seriedad, sin soltar las manos de niño – los rezos, los canticos y los rituales, son realmente mera formalidad, que puedes aprender con el tiempo – confesó – a mí y a mis hermanos, lo que nos importa es lo que sale de aquí – con su índice rozó el pecho el castaño, justo donde latía el corazón – tal vez, ahora mismo tu no sepas sobre los ritos, pero si oras como lo haces cada noche, voy a escucharte y complacerte…
-¿Por qué estoy cerca y me escucha más rápido? – la risita del ojigris, hizo eco en la caverna.
-No – negó – porque tu manera de hacerlo es especial, única a su manera y sé que lo pides con sinceridad, además, como pronto te convertirás en mi pareja oficialmente, todos te conocerán y lo más importante, todo lo que desees y pidas, serán órdenes para mí – ladeó el rostro y sonrió divertido.
El castaño estiró la mano y acarició la mejilla del Dios con delicadeza – ¿de verdad, cree que está bien que sea así?
Derok se movió y besó los dedos del niño – sí… pero antes… quiero saber algo que no me ha dejado estar tranquilo…
-¿Qué cosa? – preguntó el de lentes con curiosidad.
-¿Por qué, cuando te presentaste con Skoll y Tariq, usaste otro apellido que no es el tuyo?
Naü suspiró y luego bajó la mirada – es mi apellido también – aseguró – es el apellido de mi madre, pero como queda en segundo término, no se usa generalmente – confesó – en las sociedades humanas, se usa el apellido con mayor peso social, en caso de la familia Quill, es el apellido de la señora Moriza el más importante, por eso, el que se relegó fue el de su esposo…
-Entiendo – el de ojos naranjas asintió – pero eso no responde mi duda – levantó una ceja – ¿por qué usaste ese y no el apellido Kalzan?
-Mi hermano Maë es el futuro señor de Kalzan y toda mi vida he sabido que yo no tengo derecho ni al título, ni a la herencia y por mi condición al nacer, tampoco debería tener derecho a mi apellido – sentenció el castaño – la última vez que hablé con mi padre, renegó de mi – musitó con dolor – así que, pensé que no era correcto usar el apellido de alguien que no me desea cerca de su familia – respiró profundamente – prefiero usar el apellido de mi madre, que realmente es el apellido de mi abuelo Shaka – levantó la mirada y buscó los ojos del Dios – mi abuelo, es el único que siempre se ha sentido orgulloso de mi y creo que usar su apellido, es la manera de hacer que perdure y sea recordado, pues él solo tuvo una hija, mi madre y su apellido no seguirá más…
-¿Esa es la razón?
-Sí – confesó el menor – ¿le molesta que sea así?
-No – Derok negó – para mí, el apellido no es realmente importante – se alzó de hombros – como puedes notar, yo no tengo, aunque mi padre lo tuvo alguna vez…
-¿De verdad?
-Sí, pero supongo que lo importante no es el apellido humano que yo pudiera tener – sonrió – sino que soy el Dios de la meseta.
-Bueno, ese título es mucho más importante que cualquier otro.
-Es por eso, que si tú deseas usar otro apellido o no usar ninguno, yo no me opondré, pero te pregunto, porque quiero saber cómo presentarte ante Moriza, para que te anuncien como es debido a los demás templos, en su momento.
-Mi familia dio por muerto a Naü Kalzan – el niño se irguió en su lugar – así que yo, soy Naü Zadga, aunque mi abuelo no me pueda reconocer legítimamente así, pues ahora debe imaginar que estoy muerto también…
-No te preocupes… pronto todo el mundo sabrá que estás bien, te lo prometo – Derok le acarició la mejilla, entendiendo que debía hacer algo, esa misma noche.
* * *
Después de la plática en la caverna de las túnicas, Derok llevó a Naü a recorrer las demás, había todo tipo de cosas, objetos extraños, armas e incluso pinturas y esculturas; el niño se sorprendió, pues conocía algunas obras, por haberlas visto en la ciudad imperial, aunque todas las que él había visto eran copias, pues las originales, nadie sabía su paradero y ahora entendía la razón. Finalmente llegaron a otra caverna.
-Esta es la caverna brillante – dijo el mayor con poco interés.
Al entrar, Naü se quedó con la boca abierta, ese lugar estaba lleno de tesoros, joyas, piedras preciosas, monedas de todo tipo y tantas cosas que no podía calcular su valor.
-¿Cómo…?
-Durante siglos, personas vinieron a darme ofrendas y muchos de ellos, enviaban al lago barcazas rebosantes de eso – Derok señaló con un ademán, los montones de cosas desperdigadas – para mí, solo son cosas que contaminan mi lago y como no sabía qué hacer con ellas, cuando eran demasiadas, las traía aquí – se alzó de hombros – no sabía para qué servían estas cosas, pero hace poco, Skoll y Tariq nos comentaron que eran valiosas, porque Tariq se dio cuenta que mi hermanito, igual que yo y todos los demás, solo las dejamos tiradas por algún lado – entornó los ojos – a nosotros no nos sirven, pero según ellos, son importantes para los humanos porque esto es dinero y los hace ricos para comprar y hacer muchas cosas – contó – luego, tú me dijiste que la economía de los humanos es importante y por eso le lleve unas cuantas cosas a Moriza, eso ayudó a que su familia se recuperara.
El de lentes no salía de su asombro – no puedo creerlo… – musitó – no creo que las arcas reales tengan tanto oro, ni siquiera una décima parte de lo que hay aquí…
-No soy el único que tiene de estas cosas – el Dios paso la mano por su cabello aqua – desde que supimos que es importante, mis hermanos y yo, nos dimos a la tarea de recuperar todo lo que habíamos tirado – rió – pero por órdenes de Nyrn, lo mantenemos oculto, porque Skoll y Tariq también nos dijeron que muchos humanos serían capaces de cualquier cosa por un poco de esto, especialmente, matarse entre ellos.
-Eso es cierto – Naü asintió.
-Ahora… – Derok se acercó al castaño y lo sujetó de la mano, haciendo que diera un paso más, para acercarse a las montañas de oro y objetos relucientes – todo esto es tuyo – sentenció con una amplia sonrisa.
-¡¿Qué?! – el ojigris se asustó – ¿es una… broma?
-No – negó – desde que Skoll es mi cuñado, a mis hermanos y a mí, nos comentó muchas cosas y recuerdo que los humanos tienen como costumbre, dar algo de dinero o bienes cuando se casan, es decir, una dote, para que la pareja acepte el matrimonio.
-Sí, es cierto – el castaño pasó saliva – pero normalmente es la familia menos importante quien da esa dote, porque es la más interesada en el compromiso – explicó – en mi caso, yo soy quien debería darle una dote a usted… cuando… nos…
-No necesito una dote – negó el de ojos naranjas – tengo todo lo que quiero y te tengo a ti – acarició la mejilla del menor – no hace falta agregar nada más…
-Mi señor… – Naü sentía que la emoción lo embargaba, así que empezó a reír – yo, a su lado… no necesitaré nada, en serio.
-No importa – Derok se alzó de hombros – puedes usar esto para lo que quieras.
El castaño suspiro, no sabía qué decir; sabía que en su familia, no tenía dote, ni dinero o propiedades, así que por eso, no podía casarse hasta que tuviera un trabajo, para acumular bienes, pero no imaginó que estaría en esa situación. Se sentía dichoso y por sobretodo, bendecido, pero temía que no fuese digno de tanta felicidad
-Ah, lo olvidaba – Derok se alejó, moviéndose ente todas las cosas, yendo por una enorme caja de cristal y oro, volviendo con ella en manos – aquí… – la abrió delante del menor – fueron todos los que pude juntar ayer, para que eligieras el que más te gustara.
El niño observó con asombro, la cantidad exagerada de anillos que había en ese cofre, distintos tamaños, distintos materiales; oro, plata, platino, incluso de menor valor como cobre, de igual manera algunos tenían piedras preciosas, brillantes y relucientes, adornándolos y decorándolos para hacerlos más ostentosos, pero otros, eran tallados en esos materiales, dándoles una vista más hermosa.
-Mi hermanito le dio uno a Tariq, hace poco, porque es costumbre humana y Nyrn también le dio uno a Skoll cuando se casaron, por eso, quiero que tu uses uno también.
-Mi señor… – el ojigris respiró profundamente – no me puede pedir que yo elija…es decir… esto es… demasiado…
-Entonces, ¿elijo yo? – preguntó el mayor con una gran sonrisa.
A Naü, le parecía que su Dios era extremadamente atractivo, pero cuando sonreía, sentía que se derretía con ese gesto, por lo que no podía decir que no, a nada.
-Sí – asintió embelezado.
Derok movió la mano entre las cosas y finalmente agarró un anillo – desde que lo vi, me gustó para ti…
Sin dudar, la deidad lanzo la caja a un lado, que al chocar contra lo demás, hizo un ruido seco y todos los anillos se desperdigaron sin cuidado; Naü hizo un gesto y se encogió de hombros, pues normalmente, cualquier persona que él conocía, no se atrevería a tratar esos objetos como si fuesen basura, pero de inmediato volvió a prestar atención a Derok.
-Naü… – el de cabello aqua sujetó la delicada mano izquierda del niño – quiero que seas mi pareja para siempre – sentenció sin dudar y colocó el anillo en el dedo en que había visto que sus cuñados usaban los suyos.
Los ojos grises observaron la pieza, parecía hecho completamente de cristal y relucía bastante con varios haz de luz, que cambiaban de color si movía la mano.
-Es muy hermoso – musitó el menor, embelesado por el anillo.
-Lo sé – Derok asintió – y me gusta porque es una sola piedra y no metal trabajado, así no tienes que quitártelo después…
-¿Una sola piedra? – el de lentes no comprendía esa frase.
-Sí, como esta – el Dios se inclinó y agarró de entre todas las cosas que estaban tiradas, una enorme piedra preciosa, que era casi del tamaño de su mano – parece que tallaron una de estas y la hicieron anillo – explicó divertido – me alegro que te quedara, hubiese tenido problemas si no hubiese sido de tu tamaño.
Naü estaba estupefacto, lo que Derok tenía en mano, era un enorme diamante en bruto, cómo jamás había visto antes.
-Mi señor… – la voz le tembló al niño – creo que usted y sus hermanos, necesitan una larga plática sobre dinero, economía y valores – soltó el aire con debilidad.
-¿Tú crees? – Derok miró de soslayo la piedra.
-Sí – el castaño asintió – me alegra que al menos, las cosas de economía que aprendí en mi familia, vayan a ser de utilidad después de todo…
* * *
En la ciudad imperial, en una delas mansiones más grandes y ostentosas, el silencio reinaba; desde que su esposa, Chayna había muerto, Shaka Zadga se sentía solo, pero después había volcado todo su amor y tiempo en su segundo nieto, Naü, pero desde que le habían dicho de su muerte, se había sumido en la soledad, tratando de sobrellevar su dolor sin que la familia de su hija o sus amigos lo supieran.
Esa noche, estaba en su enorme despacho, observando la pintura que tenía de su nieto, pues un par de años antes, él había pintado al niño, cuando se quedó una temporada en su hogar, mientras sus padres y hermano habían salido de viaje.
-Mi pequeño… – dijo el hombre de barba, después de beber un poco de vino – te echo de menos…
Unos golpeteos en la puerta se escucharon y el canoso levantó la voz – ¡pase!
De inmediato, Mazki, su fiel escriba se acercó – buenas noches, señor Zadga, disculpe que lo interrumpa, pero me llegó notificación del ministerio de propiedades – suspiró – en dos semanas se cumple el plazo para que cambie el testamento, debido a lo ocurrido con… su único heredero…
-¡Malditos buitres! – el hombre rechinó los dientes – saben que, si no le dejo el dinero a mi hija, se lo dejo al imperio – se bebió de golpe lo que quedaba de líquido en su copa – y como no me llevo bien con la familia de mi hija, están esperando a ponerle las garras encima a mi fortuna…
Gruñó, pasó la mano por su cabello y luego suspiró, la realidad era que nada podía hacer.
-Mañana… – musitó – mañana iré a ver eso, a medio día – buscó la mirada del hombre que estaba a su lado – si tengo que entregar mi dinero, debo asegurarme que sea para la milicia, que son los únicos que realmente trabajan para cuidar del país… así que necesitaré que me acompañes…
-Por supuesto – asintió el moreno.
-Ahora, déjame solo – ordenó.
-Con permiso – dijo el otro y se retiró de inmediato.
Shaka se puso de pie y caminó a servirse más vino, después, fue al balcón. Observó la enorme ciudad, llena de vida a pesar de que ya había oscurecido; los lugareños recorrían las calles aún y la felicidad que irradiaban no podía llegar hasta él.
Cuando Naü se quedaba en su hogar, a veces veía la ciudad con él desde ese mismo balcón y cuando había festivales, ambos recorrían esas mismas calles; era por eso que él se sentía devastado, pues no podía superar esa soledad y el haber perdido a su nieto.
Suspiró, levantó el rostro y observo el cielo – mi señor, Derok… ¿por qué lo permitiste? – preguntó – mi niño no merecía eso…
“Lo sé…”
La voz fantasmal consiguió que el hombre se pusiera en alerta – ¿quién es?
“Tranquilo…”
Lentamente un remolino de viento se formó en el centro del balcón y tomó la silueta de Derok.
El canoso no podía creer lo que estaba viendo – mi… Dios – susurró.
-Sí – asintió la representación etérea – soy Derok – el hombre estuvo a punto de hincarse y la deidad se lo impidió – no, no lo hagas – sentenció – vine a hablar contigo, Shaka Zadga.
-Mi señor… – el canoso suspiró, pensando saber la razón de esa visita – sé que he fallado en orarle desde hace unas semanas – musitó – pero… desde que mi nieto murió…
-Precisamente, es de Naü de quién he venido a hablar.
Con esas palabras, los ojos grises de Shaka se abrieron con sorpresa.
-Sé que tu familia te dijo que Naü Kalzan está muerto – prosiguió el Dios – y es lo que todos deben creer…
-¿Qué quiere decir, mi señor? – la respiración del hombre se aceleró.
-Naü está vivo – anunció Derok – pero para la familia Kalzan, él murió – sentenció – es por ello que he venido a buscarte, Shaka Zadga – se acercó al hombre – Naü desea usar tu apellido y yo, deseo que sea de la manera en que para los humanos, sea completamente legitimo…
-No… no comprendo – el hombre seguía estupefacto.
-Naü será mi pareja y debe quedarse en la meseta conmigo – dijo con seriedad – pero debe quedarse como Naü Zadga…
-¿Quiere decir que…?
-Mi pareja no será tu nieto – negó – si no tu hijo…
Shaka parpadeó, intentando salir de su aturdimiento y rápidamente empezó a reír – mi Naü, ¡mi pequeño Naü está vivo! – lanzó la copa que traía en mano y ésta se estrelló en el piso – sabía que ese idiota de Lort se equivocó, ¡yo sabía que no había muerto! – volvió a carcajearse – ¡tengo que verlo!
-Sal mañana a la meseta – ordenó el Dios – te ayudaré a llegar el día después de la luna llena, pero nadie en esta ciudad debe saber que Naü está vivo, no aún…
-¡Por supuesto, mi señor! – asintió – además, llevaré a mi escriba para adoptarlo legalmente – dijo con orgullo.
-Sal al amanecer – indicó – lleva solo a las personas en quienes más confíes, así, tendrás viento y corrientes a favor, para que tu viaje sea más corto… no lo olvides, Shaka Zadga, esto es algo que yo ordeno y nadie puede oponerse a mi voluntad…
Después de eso, el viento se dispersó.
El canoso sonrió y puso la mano en su pecho – muchas gracias, mi señor Derok – musitó con devoción y después ingresó corriendo a su hogar – ¡Mazki! ¡Cambio de planes! – dijo con emoción, aunque su escriba no estaba cerca para escucharlo – ¡Herit! – gritó llamando a su mayordomo principal – ¡prepara mis cosas, salgo mañana de viaje! – anunció y muchos de los siervos de su hogar empezaron a responder a su voz.
* * *
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