Chibi Historia 033 – San Valentin 2024 •Mateo y Rodrigo•
Esta chibihistoria, pertenece a un grupo que fue publicada para conmemorar San Valentín 2024.
La alarma del celular apenas hizo un sonido cuando la mano la apagó y Rodrigo abrió los ojos de golpe; sentía el brazo de su pareja sobre su cintura y la respiración tras su nuca, pero era obvio que Mateo no se había despertado, así que respiró aliviado.
El pelinegro se movió con cuidado, apartándose del abrazo y bajando de la cama con lentitud, tratando de no hacer ruido. Sujetó el pijama que estaba en el piso y salió de la habitación casi de puntitas; apenas estuvo fuera, se colocó de inmediato la ropa, pues no quería andar desnudo por todo el departamento.
Apresuró el paso y cruzó todo el pasillo, yendo a la ultima habitación; corrió al guardarropa y sacó de ahí una escalerita. Subió todos los peldaños y estiró la mano para buscar en el fondo, de la parte superior, el regalo que había comprado para su pareja.
Desde la semana anterior que se lo habían entregado, había tenido que esconderlo para que el otro no lo descubriera. Finalmente, sacó la bolsa que dentro contenía un peluche de panda y soltó el aire aliviado.
Había pasado un año desde su primera salida, en la cual, también le había regalado un panda, y aunque pensó en comprarle otra cosa, sabía que su novio era un obsesionado con esos animales, así que era imposible regalarle algo más que le gustara tanto como eso.
Salió con la bolsa en brazos y fue a la cocina, revisando en el refrigerador, ya que ahí había guardado un chocolate en forma de panda que había mandado hacer.
Al tener ambos regalos, volvió a la recamara, encontrando a Mateo dormido profundamente.
Rodrigo sonrió; sabía que su pareja había pedido el día libre para ambos en la disquera, por lo que ninguno tenía que preocuparse por ir al trabajo ese día, así que podían festejar San Valentín sin preocuparse por nada.
El menor dejó los obsequios a un lado de la cama y luego se subió al colchón, gateo un poco y acercó el rostro a Mateo, besando los labios con suavidad.
—Despierta —susurró—. ¡Es San Valentín!
El castaño se removió en sueños y poco a poco abrió los parpados, permitiendo que sus orbes verdes observaran a su novio.
Movió la mano y acarició una mejilla— buenos días, Rodry —dijo con ilusión.
Rodrigo ahondó la caricia y luego besó la mano que tenía cerca— tengo un regalo para ti —anunció con diversión.
—¿En serio?
Mateo movió las manos y sujetó a Rodrigo por la cintura, tumbándolo sobre la cama y colocándose arriba de él, besándolo con desespero; el universitario no se resistió y correspondió el beso con ansiedad, mientras sus manos acariciaban la espalda desnuda del mayor.
Mateo bajó por el cuello y se apartó momentos después.
—¿Por qué traes de nuevo el pijama? —entrecerró los ojos—. ¿Acaso no quieres sexo mañanero? —preguntó con suspicacia.
Rodrigo respiraba agitado, por lo que pasó saliva antes de responder— fui por tus regalos, no podía andar por el departamento desnudo, ¿verdad? —levantó una ceja—. ¿Qué tal si estaba la señora Irma?
—Ella no va a venir hoy —Mateo repartió besos en el rostro de Rodrigo—. Le dije que se tomara libre este día, para que nos dejara solos.
Rodrigo cerro los parpados, disfrutando las caricias— ¿tienes pensado hacer algo hoy?
—Por supuesto… —Mateo se alejó un poco y relamió sus labios—. Hoy, vamos a hacer el amor todo el día, para festejar cómo es debido…
Rodrigo no pudo decir más.
Mateo lo besó con ansiedad, mientras sus manos lo desnudaban con destreza. Era obvio lo que el mayor pensaba hacer, así que el universitario se dejó mover con sumisión, después de todo, el peluche y el chocolate no irían a ningún lado.
El pelinegro se movió con cuidado, apartándose del abrazo y bajando de la cama con lentitud, tratando de no hacer ruido. Sujetó el pijama que estaba en el piso y salió de la habitación casi de puntitas; apenas estuvo fuera, se colocó de inmediato la ropa, pues no quería andar desnudo por todo el departamento.
Apresuró el paso y cruzó todo el pasillo, yendo a la ultima habitación; corrió al guardarropa y sacó de ahí una escalerita. Subió todos los peldaños y estiró la mano para buscar en el fondo, de la parte superior, el regalo que había comprado para su pareja.
Desde la semana anterior que se lo habían entregado, había tenido que esconderlo para que el otro no lo descubriera. Finalmente, sacó la bolsa que dentro contenía un peluche de panda y soltó el aire aliviado.
Había pasado un año desde su primera salida, en la cual, también le había regalado un panda, y aunque pensó en comprarle otra cosa, sabía que su novio era un obsesionado con esos animales, así que era imposible regalarle algo más que le gustara tanto como eso.
Salió con la bolsa en brazos y fue a la cocina, revisando en el refrigerador, ya que ahí había guardado un chocolate en forma de panda que había mandado hacer.
Al tener ambos regalos, volvió a la recamara, encontrando a Mateo dormido profundamente.
Rodrigo sonrió; sabía que su pareja había pedido el día libre para ambos en la disquera, por lo que ninguno tenía que preocuparse por ir al trabajo ese día, así que podían festejar San Valentín sin preocuparse por nada.
El menor dejó los obsequios a un lado de la cama y luego se subió al colchón, gateo un poco y acercó el rostro a Mateo, besando los labios con suavidad.
—Despierta —susurró—. ¡Es San Valentín!
El castaño se removió en sueños y poco a poco abrió los parpados, permitiendo que sus orbes verdes observaran a su novio.
Movió la mano y acarició una mejilla— buenos días, Rodry —dijo con ilusión.
Rodrigo ahondó la caricia y luego besó la mano que tenía cerca— tengo un regalo para ti —anunció con diversión.
—¿En serio?
Mateo movió las manos y sujetó a Rodrigo por la cintura, tumbándolo sobre la cama y colocándose arriba de él, besándolo con desespero; el universitario no se resistió y correspondió el beso con ansiedad, mientras sus manos acariciaban la espalda desnuda del mayor.
Mateo bajó por el cuello y se apartó momentos después.
—¿Por qué traes de nuevo el pijama? —entrecerró los ojos—. ¿Acaso no quieres sexo mañanero? —preguntó con suspicacia.
Rodrigo respiraba agitado, por lo que pasó saliva antes de responder— fui por tus regalos, no podía andar por el departamento desnudo, ¿verdad? —levantó una ceja—. ¿Qué tal si estaba la señora Irma?
—Ella no va a venir hoy —Mateo repartió besos en el rostro de Rodrigo—. Le dije que se tomara libre este día, para que nos dejara solos.
Rodrigo cerro los parpados, disfrutando las caricias— ¿tienes pensado hacer algo hoy?
—Por supuesto… —Mateo se alejó un poco y relamió sus labios—. Hoy, vamos a hacer el amor todo el día, para festejar cómo es debido…
Rodrigo no pudo decir más.
Mateo lo besó con ansiedad, mientras sus manos lo desnudaban con destreza. Era obvio lo que el mayor pensaba hacer, así que el universitario se dejó mover con sumisión, después de todo, el peluche y el chocolate no irían a ningún lado.
Esta chibihistoria sucede el siguiente año después de los sucesos de Oportunidad, así que este San Valentín si lo festejarán cómo es debido XD
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