Chibi Historia 031 – San Valentin 2024 •Jorge y Arturo•
Esta chibihistoria, pertenece a un grupo que fue publicada para conmemorar San Valentín 2024.
Pese a que era el día del amor y Arturo hubiese querido tomar el día libre, no pudo hacerlo, ya que tenía que presentarse al juzgado, así que estuvo de mal humor toda la mañana. Sabía que Uriel sí había tomado ese día libre y lo envidiaba, pero él tenía que resignarse.
A mediodía, intentó marcarle a Jorge, pero todas las veces que le marcó, el celular del menor lo enviaba al buzón, eso lo había enfurecido más; estaba plenamente consciente que el otro estaba en la universidad y a sabiendas que los universitarios festejaban ese día, sentía que los celos lo invadían al imaginar que su novio estaría en alguna reunión, rodeado de otros chicos jóvenes.
Salió después de las tres de la tarde del juzgado y llegó a su departamento casi a las cinco. Estaba cansado, frustrado y por sobre todo furioso, pero apenas abrió la puerta, su coraje se desvaneció.
La sala estaba llena de globos y flores, pero en los sillones, había varios peluches del personaje de videojuegos que tanto le gustaba, todos en distintos tamaños y colores.
—¡Llegaste, mi amor!
Jorge se alejó de la mesa, dónde estaba colocando unas copas y corrió hasta el recién llegado, abrazándolo con efusividad.
Cuando ambos se apartaron, Arturo parpadeó confundido— ¿qué es esto? —preguntó aun sin salir de su asombro.
Jorge le acarició la mejilla— es nuestro primer San Valentín y quería festejarlo contigo —dijo con orgullo—. Ven, ¡te preparé comida!
El universitario tomó al mayor de la mano y lo guio hacia el comedor, pero Arturo se detuvo en la sala.
—Estos son… —su voz disminuyó de volumen.
—¡Ah! Sí, esta es una parte de tu regalo de San Valentín —le sonrió—. Los peluches para que inicies tu colección.
Arturo sintió sus mejillas arder— eres tan cursi —dijo con nervios, pero su cerebro reaccionó un momento después—. ¿Una parte de mi regalo? ¿A qué te refieres?
Jorge se acercó al oído del mayor— la otra parte está en la recamara.
El susurro logró que Arturo se estremeciera.
—Ah… ¿Sí? —preguntó con voz trémula y carraspeó—. Y ¿de qué se trata?
—Si te lo digo, arruinaré la sorpresa —Jorge lo abrazó por la espalda y besó el cuello con delicadeza.
La piel del abogado se erizó y ahogó un gemido que estuvo a punto de escapar de sus labios.
—Pero podríamos dejar de lado la comida y disfrutar tu regalo por completo —ofreció el universitario, mientras sus manos comenzaban a desabrochar el saco que aun portaba el mayor.
Arturo estuvo a punto de sucumbir, debido a que las caricias de Jorge, pero se sobrepuso. Soltó el maletín que aun llevaba en manos, se giró y abrazó a su pareja con emoción.
—Creo que antes de cualquier cosa, deseo comer lo que preparaste exclusivamente para mí.
Jorge sonrió complacido y depositó un beso delicado en los labios del mayor— entonces, vamos a comer, mi amor.
Arturo sintió que se derretía por esa manera en que el otro lo llamó; era débil al universitario y a su trato tan dulce, pero, aunque era tentador ir a la habitación, quería disfrutar de todas las preparaciones que el otro hizo para ese día y al fin, tener un San Valentín adecuado.
A mediodía, intentó marcarle a Jorge, pero todas las veces que le marcó, el celular del menor lo enviaba al buzón, eso lo había enfurecido más; estaba plenamente consciente que el otro estaba en la universidad y a sabiendas que los universitarios festejaban ese día, sentía que los celos lo invadían al imaginar que su novio estaría en alguna reunión, rodeado de otros chicos jóvenes.
Salió después de las tres de la tarde del juzgado y llegó a su departamento casi a las cinco. Estaba cansado, frustrado y por sobre todo furioso, pero apenas abrió la puerta, su coraje se desvaneció.
La sala estaba llena de globos y flores, pero en los sillones, había varios peluches del personaje de videojuegos que tanto le gustaba, todos en distintos tamaños y colores.
—¡Llegaste, mi amor!
Jorge se alejó de la mesa, dónde estaba colocando unas copas y corrió hasta el recién llegado, abrazándolo con efusividad.
Cuando ambos se apartaron, Arturo parpadeó confundido— ¿qué es esto? —preguntó aun sin salir de su asombro.
Jorge le acarició la mejilla— es nuestro primer San Valentín y quería festejarlo contigo —dijo con orgullo—. Ven, ¡te preparé comida!
El universitario tomó al mayor de la mano y lo guio hacia el comedor, pero Arturo se detuvo en la sala.
—Estos son… —su voz disminuyó de volumen.
—¡Ah! Sí, esta es una parte de tu regalo de San Valentín —le sonrió—. Los peluches para que inicies tu colección.
Arturo sintió sus mejillas arder— eres tan cursi —dijo con nervios, pero su cerebro reaccionó un momento después—. ¿Una parte de mi regalo? ¿A qué te refieres?
Jorge se acercó al oído del mayor— la otra parte está en la recamara.
El susurro logró que Arturo se estremeciera.
—Ah… ¿Sí? —preguntó con voz trémula y carraspeó—. Y ¿de qué se trata?
—Si te lo digo, arruinaré la sorpresa —Jorge lo abrazó por la espalda y besó el cuello con delicadeza.
La piel del abogado se erizó y ahogó un gemido que estuvo a punto de escapar de sus labios.
—Pero podríamos dejar de lado la comida y disfrutar tu regalo por completo —ofreció el universitario, mientras sus manos comenzaban a desabrochar el saco que aun portaba el mayor.
Arturo estuvo a punto de sucumbir, debido a que las caricias de Jorge, pero se sobrepuso. Soltó el maletín que aun llevaba en manos, se giró y abrazó a su pareja con emoción.
—Creo que antes de cualquier cosa, deseo comer lo que preparaste exclusivamente para mí.
Jorge sonrió complacido y depositó un beso delicado en los labios del mayor— entonces, vamos a comer, mi amor.
Arturo sintió que se derretía por esa manera en que el otro lo llamó; era débil al universitario y a su trato tan dulce, pero, aunque era tentador ir a la habitación, quería disfrutar de todas las preparaciones que el otro hizo para ese día y al fin, tener un San Valentín adecuado.
Esta chibihistoria no fue tan difícil, ya sabemos que al principio de la relación, Arturo no demostraba muchas emociones y Jorge era el que más se esmeraba; poco a poco, el abogado dobló sus manitas y se volvió más cursi, pero eso fue gracias a las atenciones del universitario. Ambos son tan lindos juntos ^o^
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