Chibi Historia 021 – Natural •Feliz cumpleaños Skoll•
Kesito: esta chibi historia fue para el cumpleaños de Skoll el año pasado.
—Nyrn — la voz de Skoll era débil —, esto… esto no…
—Ssh, silencio, mi hermosa flor o nos encontrará — susurró el rubio, contra el cuello de su esposo.
—Pero…
La deidad no dejo que su pareja objetara más, callando sus réplicas con un beso, introduciendo la lengua áspera en la tibia cavidad, mientras sus manos se movían, sorteando las telas que conformaban la túnica que esa noche portaba.
Finalmente, las manos traviesas del Dios, encontraron la abertura de la parte inferior y pudo conseguir que su esposo abriera las piernas para él y le permitiera acercarse; estaba sumamente ansioso, ya que tenía varios días sin poder disfrutarlo, porque el albino estaba preparando todo para la reunión de ese día y en esa ocasión, no podía aguantar más tiempo. Rápidamente, Nyrn cambió a su forma para copular, a la par que las ramas del árbol, dónde tenía a su esposo recargado, se movían para inmovilizar al ojirrojo, por las manos.
Fue en ese momento que rompió el beso y Skoll respiró con agitación — Nyrn… amor… no creo que…
—Solo un momento — sonrió el mayor y relamió sus labios.
Sin dejar que su esposo replicara, el dríade lo penetró con ímpetu, empezando a embestirlo con desespero. Skoll no tardó en perderse en el momento, gimiendo contra el hombro de su esposo y enredando sus piernas en la cintura del Dios.
Las manos de Nyrn se movían por el delgado cuerpo, acariciando la piel de las piernas que se encontraban bajo la tela, pero estaba consciente que no debía romper la túnica, así que no podía recorrer por completo a su esposo como siempre. Finalmente, después de unos minutos, Skoll ahogó un grito, mordiendo el hombro de su pareja, por haber llegado al orgasmo con rapidez, gracias a la mano traviesa del ojiverde en su sexo; Nyrn no lo hizo esperar más y liberó la savia en el cuerpo de Skoll.
—¿Ya? — preguntó el albino un poco cansado.
—Te dije que solo sería un momento — sonrió el mayor y el árbol liberó a Skoll.
—Pero ahora… soy yo el que quiere más — el albino le ofreció los labios de manera sumisa.
—Entonces, te complaceré…
Antes de que volvieran a besarse, escucharon una voz conocida.
—¡Mami! ¡Papá!
—Tu hijo ya está por alcanzarnos — sentenció el rubio, regresando a su forma normal de inmediato, ya que Neyr no sabía sobre el cambio aún —, tendremos que posponerlo para después de la fiesta.
Skoll se movió con nervios, acomodando la falda de su túnica, quedando presentable, antes de que Neyr llegara.
—¿Mami? — el pequeño rubio se asomó por el extremo de un árbol —, ¡aquí están! — dijo con diversión y se lanzó a los brazos de Skoll.
—¡Mi amor!, viniste a buscarme — sonrió el albino y lo abrazó, aunque al estar cansado, no pudo levantarlo en brazos.
—Papá me retó a una carrera para ir por ti — señaló el menor —, pero es más rápido y se adelantó — acusó haciendo un puchero.
—Te dije que no siempre te daría ventaja — dijo el ojiverde con diversión —, además, debiste quedarte en el castillo, esperando a tus tíos.
—Pero, papá, ellos no pueden llegar si tú no los recibes — comentó el menor frunciendo el ceño.
Skoll rió y besó la mejilla de Neyr, antes de hablar para su esposo — ya no puedes engañarlo tan fácil.
Nyrn se cruzó de brazos; ya lo sabía, por eso era más difícil tener un rato a solas con su esposo.
—Ahora vamos al castillo — el albino sujeto la mano de su hijo —, tus tíos no tardan en llegar — prosiguió con diversión —, además, tu padre tiene que ir por los regalos que quedaron en el templo
—¿Cuáles regalos? — preguntó el Dios con rapidez.
—Los que recibí por mi cumpleaños, de parte de los visitantes y los sacerdotes — Skoll lo miró por encima del hombro —, por eso te dije que vinieras temprano por mí.
—Pensé que había sido por la continuación del regalo que te tenía — señaló el rubio.
—Ese también me gustó — dijo con picardía el ojirrojo —, pero espero que más tarde termines de dármelo.
—¿Qué regalo? — preguntó con inocencia su hijo.
—Un regalo especial que tu papá tiene para mí, por mi cumpleaños — respondió el albino.
Neyr se detuvo un momento y se soltó de la mano de Skoll — yo también tengo un regalo especial de cumpleaños para mami.
—¿Para mí?
Sin decir más, el pequeño rubio se acuclillo y puso las manos en la tierra, cerró sus ojos y empezó a musitar unas palabras en el idioma que su padre le enseñaba diariamente. Skoll se sorprendió al ver como su pequeño hijo empezaba a brillar; su piel verde se llenaba de una tenue luminiscencia y su cabello rubio se movía como si el viento lo rodeara; cuando abrió sus ojos, estos brillaban con intensidad y finalmente, la tierra frente a él, lo hizo. Skoll estaba asombrado, observando a su retoño, cuando Nyrn llegó a su lado y lo abrazó.
—Es la primera vez que hace esto solo — dijo el rubio en un murmullo.
Finalmente, entre las manos del niño, apareció una planta, de la cual, brotaron varias varitas y se llenaron de flores blancas, con el centro rojo.
—Son… ¿orquídeas? — preguntó Skoll, aún sorprendido.
Sabía que cada planta tenía un grado de dificultad para ser creada, aunque los dríades adultos no tenían limitantes, siendo Neyr un retoño, debía ser complicado para él, pero había escogido crear una de las plantas más difíciles.
—Listo — sonrió el pequeño rubio, pasando la mano por su frente —, ¡son para ti, mami! — dijo con orgullo —, ¡Feliz cumpleaños!
—Son… ¡hermosas! — sonrió el albino y se hincó, abrazando a su hijo con amor — muchas gracias.
—Neyr, te dije que lo hicieras en el palacio — mencionó su padre —, ahora, será más complicado llevarlas hasta allá.
—Oh — el niño miró la planta —, lo siento… — dijo con algo de pesar — no podré llevarla y morirá — sus ojitos se llenaron de lágrimas.
—Yo lo haré por ti — dijo Nyrn.
—No — Skoll negó —, quiero que se quede aquí — dijo con suavidad, besando el cabello rubio de su hijo.
—¿Aquí? — Nyrn frunció el ceño.
—Es el primer regalo que Neyr me hace como driade — Skoll miró a su esposo con ilusión — y si no te has dado cuenta, es la mitad del camino a casa — señaló —, podrías, solo… evitar que la planta muriera — miró a Nyrn a los ojos y sonrió —, así, aunque Neyr a veces no venga por mí, sé que estará pendiente de mí, con su plantita…
El ojiverde suspiró — de acuerdo — asintió —, ven Neyr — extendió la mano para su hijo —, hagamos que tu regalo, sea uno de los mejores para mami…
Nyrn se inclinó y le susurró algo a su hijo al oído; el niño asintió y sonrió emocionado.
—Ven, mami — dijo sujetando a Skoll de la mano y llevándolo tras el árbol dónde lo había encontrado con su padre —, espera aquí y no veas, hasta que te hable.
—Está bien… pero no tarden, recuerden que tenemos visita.
—¡No tardaremos! — gritó Nyrn desde el otro lado del árbol.
Skoll se sentó en la raíz del árbol; tenia curiosidad, pero Neyr le había dicho que no viera, así que esperaría con paciencia. Pasaron varios minutos en los que solo escuchaba a Nyrn diciéndole cosas a su hijo, como “no, ahí no, retoño, en el otro lado…”, “ven, falta poner algo aquí…”, “yo me encargo de los árboles, tú de los hongos…”
Finalmente, escuchó como Nyrn le decía a su hijo que fuera por su mami y el pequeño rubio, entendido, corrió por Skoll.
—Ven mami, ya está.
—¿Ya está? — preguntó el albino — ¿qué cosa?
—Nuestro regalo de cumpleaños — sonrió Nyrn y le hizo un ademán para que apreciara lo que habían hecho.
Skoll se quedó absorto de ver lo que había ahora en ese camino que siempre recorría. La delicada orquídea tenía un pequeño pozo a su alrededor, donde brotaba agua para mantenerla hidratada, pero también era enmarcada por un circulo perfectamente dibujado con setas de color rojo, como un circulo de hadas y el camino que lo rodeaba, había sido empedrado para su recorrido; también, algunos arcos hechos por las ramas de los árboles hacían un sendero hermoso, lleno de distintas flores pequeñas y había una banca de madera cerca de la flor.
—Es… hermoso.
—¿Te gustó? — sonrió Neyr con emoción — ¡yo hice el ‘circulo de hadas’! — dijo con orgullo.
—Quedó muy bien, mi amor, ¡muchas gracias!
—Supongo que este es un mejor regalo que los que normalmente te doy — dijo Nyrn, besando la frente de su pareja.
—Tus regalos también me gustan — señaló el albino.
—Ahora, Neyr puede esperar aquí, mientras yo voy por ti al templo — el Dios le guiñó el ojo a su esposo.
—Eres un poco maquiavélico — sonrió el ojirrojo —, pero el día de hoy, tu hijo y yo, te esperaremos aquí — sujetó la mano de Neyr —, así que, ve por mis regalos.
—De acuerdo, de acuerdo — asintió Nyrn —, no tardo…
Skoll se sentó en la banca y Neyr se sentó a su lado, recostándose en sus piernas y cerrando los ojitos — me cansé, mami…
—Descansa, mi dulce retoñito — dijo el albino, acariciando los mechones rubios de su hijo —, hoy te has esforzado mucho por mí.
Rápidamente el niño se quedó dormido y Skoll se recargó en la banca, observando ese pequeño santuario que su esposo e hijo, habían creado para él.
—Si esto hacen solo ustedes dos por mi cumpleaños, no me quiero imaginar lo que harán todos juntos — dijo con diversión, al pensar en todos los hijos que iba a tener con Nyrn y después, pasó la mano por su pecho, justo donde estaba el cristal de su primer semilla —, pero… será lindo verlo.
—Ssh, silencio, mi hermosa flor o nos encontrará — susurró el rubio, contra el cuello de su esposo.
—Pero…
La deidad no dejo que su pareja objetara más, callando sus réplicas con un beso, introduciendo la lengua áspera en la tibia cavidad, mientras sus manos se movían, sorteando las telas que conformaban la túnica que esa noche portaba.
Finalmente, las manos traviesas del Dios, encontraron la abertura de la parte inferior y pudo conseguir que su esposo abriera las piernas para él y le permitiera acercarse; estaba sumamente ansioso, ya que tenía varios días sin poder disfrutarlo, porque el albino estaba preparando todo para la reunión de ese día y en esa ocasión, no podía aguantar más tiempo. Rápidamente, Nyrn cambió a su forma para copular, a la par que las ramas del árbol, dónde tenía a su esposo recargado, se movían para inmovilizar al ojirrojo, por las manos.
Fue en ese momento que rompió el beso y Skoll respiró con agitación — Nyrn… amor… no creo que…
—Solo un momento — sonrió el mayor y relamió sus labios.
Sin dejar que su esposo replicara, el dríade lo penetró con ímpetu, empezando a embestirlo con desespero. Skoll no tardó en perderse en el momento, gimiendo contra el hombro de su esposo y enredando sus piernas en la cintura del Dios.
Las manos de Nyrn se movían por el delgado cuerpo, acariciando la piel de las piernas que se encontraban bajo la tela, pero estaba consciente que no debía romper la túnica, así que no podía recorrer por completo a su esposo como siempre. Finalmente, después de unos minutos, Skoll ahogó un grito, mordiendo el hombro de su pareja, por haber llegado al orgasmo con rapidez, gracias a la mano traviesa del ojiverde en su sexo; Nyrn no lo hizo esperar más y liberó la savia en el cuerpo de Skoll.
—¿Ya? — preguntó el albino un poco cansado.
—Te dije que solo sería un momento — sonrió el mayor y el árbol liberó a Skoll.
—Pero ahora… soy yo el que quiere más — el albino le ofreció los labios de manera sumisa.
—Entonces, te complaceré…
Antes de que volvieran a besarse, escucharon una voz conocida.
—¡Mami! ¡Papá!
—Tu hijo ya está por alcanzarnos — sentenció el rubio, regresando a su forma normal de inmediato, ya que Neyr no sabía sobre el cambio aún —, tendremos que posponerlo para después de la fiesta.
Skoll se movió con nervios, acomodando la falda de su túnica, quedando presentable, antes de que Neyr llegara.
—¿Mami? — el pequeño rubio se asomó por el extremo de un árbol —, ¡aquí están! — dijo con diversión y se lanzó a los brazos de Skoll.
—¡Mi amor!, viniste a buscarme — sonrió el albino y lo abrazó, aunque al estar cansado, no pudo levantarlo en brazos.
—Papá me retó a una carrera para ir por ti — señaló el menor —, pero es más rápido y se adelantó — acusó haciendo un puchero.
—Te dije que no siempre te daría ventaja — dijo el ojiverde con diversión —, además, debiste quedarte en el castillo, esperando a tus tíos.
—Pero, papá, ellos no pueden llegar si tú no los recibes — comentó el menor frunciendo el ceño.
Skoll rió y besó la mejilla de Neyr, antes de hablar para su esposo — ya no puedes engañarlo tan fácil.
Nyrn se cruzó de brazos; ya lo sabía, por eso era más difícil tener un rato a solas con su esposo.
—Ahora vamos al castillo — el albino sujeto la mano de su hijo —, tus tíos no tardan en llegar — prosiguió con diversión —, además, tu padre tiene que ir por los regalos que quedaron en el templo
—¿Cuáles regalos? — preguntó el Dios con rapidez.
—Los que recibí por mi cumpleaños, de parte de los visitantes y los sacerdotes — Skoll lo miró por encima del hombro —, por eso te dije que vinieras temprano por mí.
—Pensé que había sido por la continuación del regalo que te tenía — señaló el rubio.
—Ese también me gustó — dijo con picardía el ojirrojo —, pero espero que más tarde termines de dármelo.
—¿Qué regalo? — preguntó con inocencia su hijo.
—Un regalo especial que tu papá tiene para mí, por mi cumpleaños — respondió el albino.
Neyr se detuvo un momento y se soltó de la mano de Skoll — yo también tengo un regalo especial de cumpleaños para mami.
—¿Para mí?
Sin decir más, el pequeño rubio se acuclillo y puso las manos en la tierra, cerró sus ojos y empezó a musitar unas palabras en el idioma que su padre le enseñaba diariamente. Skoll se sorprendió al ver como su pequeño hijo empezaba a brillar; su piel verde se llenaba de una tenue luminiscencia y su cabello rubio se movía como si el viento lo rodeara; cuando abrió sus ojos, estos brillaban con intensidad y finalmente, la tierra frente a él, lo hizo. Skoll estaba asombrado, observando a su retoño, cuando Nyrn llegó a su lado y lo abrazó.
—Es la primera vez que hace esto solo — dijo el rubio en un murmullo.
Finalmente, entre las manos del niño, apareció una planta, de la cual, brotaron varias varitas y se llenaron de flores blancas, con el centro rojo.
—Son… ¿orquídeas? — preguntó Skoll, aún sorprendido.
Sabía que cada planta tenía un grado de dificultad para ser creada, aunque los dríades adultos no tenían limitantes, siendo Neyr un retoño, debía ser complicado para él, pero había escogido crear una de las plantas más difíciles.
—Listo — sonrió el pequeño rubio, pasando la mano por su frente —, ¡son para ti, mami! — dijo con orgullo —, ¡Feliz cumpleaños!
—Son… ¡hermosas! — sonrió el albino y se hincó, abrazando a su hijo con amor — muchas gracias.
—Neyr, te dije que lo hicieras en el palacio — mencionó su padre —, ahora, será más complicado llevarlas hasta allá.
—Oh — el niño miró la planta —, lo siento… — dijo con algo de pesar — no podré llevarla y morirá — sus ojitos se llenaron de lágrimas.
—Yo lo haré por ti — dijo Nyrn.
—No — Skoll negó —, quiero que se quede aquí — dijo con suavidad, besando el cabello rubio de su hijo.
—¿Aquí? — Nyrn frunció el ceño.
—Es el primer regalo que Neyr me hace como driade — Skoll miró a su esposo con ilusión — y si no te has dado cuenta, es la mitad del camino a casa — señaló —, podrías, solo… evitar que la planta muriera — miró a Nyrn a los ojos y sonrió —, así, aunque Neyr a veces no venga por mí, sé que estará pendiente de mí, con su plantita…
El ojiverde suspiró — de acuerdo — asintió —, ven Neyr — extendió la mano para su hijo —, hagamos que tu regalo, sea uno de los mejores para mami…
Nyrn se inclinó y le susurró algo a su hijo al oído; el niño asintió y sonrió emocionado.
—Ven, mami — dijo sujetando a Skoll de la mano y llevándolo tras el árbol dónde lo había encontrado con su padre —, espera aquí y no veas, hasta que te hable.
—Está bien… pero no tarden, recuerden que tenemos visita.
—¡No tardaremos! — gritó Nyrn desde el otro lado del árbol.
Skoll se sentó en la raíz del árbol; tenia curiosidad, pero Neyr le había dicho que no viera, así que esperaría con paciencia. Pasaron varios minutos en los que solo escuchaba a Nyrn diciéndole cosas a su hijo, como “no, ahí no, retoño, en el otro lado…”, “ven, falta poner algo aquí…”, “yo me encargo de los árboles, tú de los hongos…”
Finalmente, escuchó como Nyrn le decía a su hijo que fuera por su mami y el pequeño rubio, entendido, corrió por Skoll.
—Ven mami, ya está.
—¿Ya está? — preguntó el albino — ¿qué cosa?
—Nuestro regalo de cumpleaños — sonrió Nyrn y le hizo un ademán para que apreciara lo que habían hecho.
Skoll se quedó absorto de ver lo que había ahora en ese camino que siempre recorría. La delicada orquídea tenía un pequeño pozo a su alrededor, donde brotaba agua para mantenerla hidratada, pero también era enmarcada por un circulo perfectamente dibujado con setas de color rojo, como un circulo de hadas y el camino que lo rodeaba, había sido empedrado para su recorrido; también, algunos arcos hechos por las ramas de los árboles hacían un sendero hermoso, lleno de distintas flores pequeñas y había una banca de madera cerca de la flor.
—Es… hermoso.
—¿Te gustó? — sonrió Neyr con emoción — ¡yo hice el ‘circulo de hadas’! — dijo con orgullo.
—Quedó muy bien, mi amor, ¡muchas gracias!
—Supongo que este es un mejor regalo que los que normalmente te doy — dijo Nyrn, besando la frente de su pareja.
—Tus regalos también me gustan — señaló el albino.
—Ahora, Neyr puede esperar aquí, mientras yo voy por ti al templo — el Dios le guiñó el ojo a su esposo.
—Eres un poco maquiavélico — sonrió el ojirrojo —, pero el día de hoy, tu hijo y yo, te esperaremos aquí — sujetó la mano de Neyr —, así que, ve por mis regalos.
—De acuerdo, de acuerdo — asintió Nyrn —, no tardo…
Skoll se sentó en la banca y Neyr se sentó a su lado, recostándose en sus piernas y cerrando los ojitos — me cansé, mami…
—Descansa, mi dulce retoñito — dijo el albino, acariciando los mechones rubios de su hijo —, hoy te has esforzado mucho por mí.
Rápidamente el niño se quedó dormido y Skoll se recargó en la banca, observando ese pequeño santuario que su esposo e hijo, habían creado para él.
—Si esto hacen solo ustedes dos por mi cumpleaños, no me quiero imaginar lo que harán todos juntos — dijo con diversión, al pensar en todos los hijos que iba a tener con Nyrn y después, pasó la mano por su pecho, justo donde estaba el cristal de su primer semilla —, pero… será lindo verlo.
Kesito: ¡Vaya que es difícil escribir cosas sepsosas con engendros rondando! Cuando las familias tienen hijos, ya no tienen tanta libertad para disfrutar ¬¬U Que bueno que nunca tendré hijos XD
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