Epílogo
Ale miraba las gotas de agua resbalar por la ventana; un largo suspiro escapó de sus labios y movió su mano hasta colocarla en el vidrio, fue en ese momento que su mirada se fijó en los anillos que portaba en su dedo anular.
Se encontraba sumamente inquieto y debido a ello, sus feromonas y las de su esposo, estaban liberándose de su cuerpo, logrando que los guardaespaldas que lo cuidaban, no pudieran acercarse mucho y para no afectar a los demás amigos y familiares que estaban en la sala de espera, se había apartado un poco de ellos.
—¿Pasa algo, mi amor? —la voz de Diego se escuchó, logrando sobresaltar al castaño.
Diego había ido a hablar con el director del hospital, por lo que iba regresando de esa reunión, encontrando a su esposo apartado de las demás personas.
—¡Ah! No, no… Nada —forzó una sonrisa.
El canoso se acercó, lo hizo girar para colocarlo de frente a él y lo abrazó— Ale, tenemos veintitrés años de casados —señaló con calma—, sabes que no me puedes ocultar nada, porque tus feromonas no mienten, ¿verdad?
El castaño se mordió el labio inferior y asintió— lo sé —admitió—. Estoy preocupado, es todo.
—¿Por Erick? —preguntó el mayor.
—Hace un par de horas entró en trabajo de parto —se aferró al saco de su esposo— y no hemos sabido nada de él, ni de los bebés —buscó la mirada verde de su esposo.
Diego besó la frente de su esposo— todo estará bien, no te preocupes.
Ale recargó el rostro en el pecho de su esposo— recordé ese día… —su voz se quebró y sintió un nudo en su garganta—. Por eso… Tengo miedo…
El de barba ejerció un poco más de fuerza en el abrazo— aquello fue un accidente, recuérdalo —respiró profundamente—, no significa que nuestro yerno pase por lo mismo.
—Lo sé, pero aun así…
El médico salió por la puerta doble y el primero que se acercó fue Agustín, quien también tenía un vientre abultado.
—¿Cómo está mi hermano? —preguntó con rapidez.
—El señor Erick está bien —anunció el doctor—, acaba de ser llevado al ala de recuperación y los bebés están siendo revisados por el pediatra.
Ale se acercó con nervios, seguido de cerca por Diego— pero… Está todo bien, ¿verdad? —preguntó con debilidad.
—¡Por supuesto! —asintió el médico—. De hecho, en poco tiempo el señor Erick y los bebés, serán llevados a su habitación, ahí podrán verlos, así que no se preocupen —sonrió confiado—, pese a haber sido un embarazo múltiple, el alumbramiento fue perfecto y los tres están en perfecto estado, se los aseguro.
Ale sintió que le quitaban un peso de encima y por fin, pudo relajarse.
—Te dije que todo iba a salir bien —anunció Diego, inclinándose hasta el oído de su esposo.
—Estaba un poco nervioso, es todo, pero ahora, puedo estar mucho más tranquilo.
Ale sabía bien que la posibilidad de que Erick pasara por lo mismo que él, era casi nula, pero, aun así, tenía mucho miedo de que ocurriera ese accidente una vez más; su familia por fin había crecido y aunque él no pudo tener más hijos, ahora tenía dos nietos y esperaba que no fueran los únicos, aunque tampoco quería presionar a su yerno.
Lo único que el castaño deseaba fervientemente, era que su hijo Alejandro fuera feliz, en compañía de su pareja e hijos, mientras que él y Diego, disfrutarían a sus nietos el tiempo que les quedara de vida, igual que lo hizo Federico de León.
Se encontraba sumamente inquieto y debido a ello, sus feromonas y las de su esposo, estaban liberándose de su cuerpo, logrando que los guardaespaldas que lo cuidaban, no pudieran acercarse mucho y para no afectar a los demás amigos y familiares que estaban en la sala de espera, se había apartado un poco de ellos.
—¿Pasa algo, mi amor? —la voz de Diego se escuchó, logrando sobresaltar al castaño.
Diego había ido a hablar con el director del hospital, por lo que iba regresando de esa reunión, encontrando a su esposo apartado de las demás personas.
—¡Ah! No, no… Nada —forzó una sonrisa.
El canoso se acercó, lo hizo girar para colocarlo de frente a él y lo abrazó— Ale, tenemos veintitrés años de casados —señaló con calma—, sabes que no me puedes ocultar nada, porque tus feromonas no mienten, ¿verdad?
El castaño se mordió el labio inferior y asintió— lo sé —admitió—. Estoy preocupado, es todo.
—¿Por Erick? —preguntó el mayor.
—Hace un par de horas entró en trabajo de parto —se aferró al saco de su esposo— y no hemos sabido nada de él, ni de los bebés —buscó la mirada verde de su esposo.
Diego besó la frente de su esposo— todo estará bien, no te preocupes.
Ale recargó el rostro en el pecho de su esposo— recordé ese día… —su voz se quebró y sintió un nudo en su garganta—. Por eso… Tengo miedo…
El de barba ejerció un poco más de fuerza en el abrazo— aquello fue un accidente, recuérdalo —respiró profundamente—, no significa que nuestro yerno pase por lo mismo.
—Lo sé, pero aun así…
El médico salió por la puerta doble y el primero que se acercó fue Agustín, quien también tenía un vientre abultado.
—¿Cómo está mi hermano? —preguntó con rapidez.
—El señor Erick está bien —anunció el doctor—, acaba de ser llevado al ala de recuperación y los bebés están siendo revisados por el pediatra.
Ale se acercó con nervios, seguido de cerca por Diego— pero… Está todo bien, ¿verdad? —preguntó con debilidad.
—¡Por supuesto! —asintió el médico—. De hecho, en poco tiempo el señor Erick y los bebés, serán llevados a su habitación, ahí podrán verlos, así que no se preocupen —sonrió confiado—, pese a haber sido un embarazo múltiple, el alumbramiento fue perfecto y los tres están en perfecto estado, se los aseguro.
Ale sintió que le quitaban un peso de encima y por fin, pudo relajarse.
—Te dije que todo iba a salir bien —anunció Diego, inclinándose hasta el oído de su esposo.
—Estaba un poco nervioso, es todo, pero ahora, puedo estar mucho más tranquilo.
Ale sabía bien que la posibilidad de que Erick pasara por lo mismo que él, era casi nula, pero, aun así, tenía mucho miedo de que ocurriera ese accidente una vez más; su familia por fin había crecido y aunque él no pudo tener más hijos, ahora tenía dos nietos y esperaba que no fueran los únicos, aunque tampoco quería presionar a su yerno.
Lo único que el castaño deseaba fervientemente, era que su hijo Alejandro fuera feliz, en compañía de su pareja e hijos, mientras que él y Diego, disfrutarían a sus nietos el tiempo que les quedara de vida, igual que lo hizo Federico de León.
Y este es el fin, espero hayan disfrutado la historia n..n
Sobre el abuelo de Alex, bueno, no ahondaremos mucho, solo diremos que el señor Federico, murió antes de que Alex conociera a Erick en Limerencia, cuando era pequeño y por ende, en el universo original, murió mucho antes de que Alex conociera a Erick en la secundaria.
Ahora, recuerden que el linaje de la familia De León, recaerá en Alex y esa también es otra de las razones por las cuales, Diego quería que Alex se casara y tuviera hijos, pero bueno, ya saben todo lo ocurrido.
Gracias por leer mis locuras y espero pronto publicarles cosas nuevas!!!
Sobre el abuelo de Alex, bueno, no ahondaremos mucho, solo diremos que el señor Federico, murió antes de que Alex conociera a Erick en Limerencia, cuando era pequeño y por ende, en el universo original, murió mucho antes de que Alex conociera a Erick en la secundaria.
Ahora, recuerden que el linaje de la familia De León, recaerá en Alex y esa también es otra de las razones por las cuales, Diego quería que Alex se casara y tuviera hijos, pero bueno, ya saben todo lo ocurrido.
Gracias por leer mis locuras y espero pronto publicarles cosas nuevas!!!
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