Prólogo
A temprana hora, un joven híbrido pantera, caminaba con paso seguro, acercándose a las oficinas de las instalaciones militares, que tenía la sede de operaciones especiales en esa ciudad.
A sus escasos 23 años, era agente de la policía, ya que un año antes se había graduado con honores en la escuela de agentes estatales; tenía su expediente completamente limpio y se esmeraba en todos y cada uno de sus casos, porque su meta estaba puesta en la milicia, a la cual, no le permitieron entrar a corta edad, como a su hermano mayor, pero no se daba por vencido. En esa ocasión, sabía que se habían abierto oportunidades en algunos departamentos y era su décimo intento para ingresar.
Al llegar a la oficina, la recepcionista lo observó, pero al ver sus ojos azules y la manera en que el joven le sonreía, ella se sintió cautivada de inmediato.
—Buenos días — saludó él.
—Buenos días — sonrió ella y acomodo un mechón de cabello castaño, tras sus orejas de ciervo — ¿en qué puedo servirle?
—Soy Dunkel Blauenacht y vine a entregar mis documentos para las vacantes que se abren en las secciones de campo.
Los ojos castaños de la joven se abrieron con sorpresa — oh, eso es muy… irregular — comentó confundida, recibiendo la documentación que el otro le ofreció.
—¿Por qué? — preguntó el moreno con seriedad.
—Normalmente las personas que aplican para esas vacantes, son recomendadas por los departamentos externos de la defensa, por lo que vienen con un pase directo — explicó revisando los papeles del folder.
«Ya lo sabía, pero en esas agencias externas siempre me rechazan, por eso vine directamente acá», pensó el ojiazul con molestia — comprendo, pero supongo que puedo hacer el examen ya que estoy aquí, ¿cierto? — sonrió amable.
—Podría, sí… — asintió la recepcionista — ¿puede mostrarme su identificación especial, otorgada por el departamento de defensa?
—¿La qué?
—La CIE — la castaña levantó una ceja —, ¿no sabe qué es una CIE?
—Ah… sí, claro, ¿no está en el folder? — Dunkel sonrió nervioso.
La recepcionista entrecerró los ojos, suspiró y cerró la carpeta con rapidez — no, no está y si usted supiera lo que es una CIE, no la pondría en una carpeta, créame — sonrió con sarcasmo —, por lo cual, lamentablemente tengo que pedirle que se retire, ya que no puede realizar el examen especial.
—Pero, ¿por qué no?
—Porque claramente, no está calificado.
—¡¿Qué no estoy calificado?! — levantó la voz y algunas personas que estaban cerca, se pusieron en alerta — tengo la mejor calificación en la policía, ¡me gradué con honores el año pasado! — se señaló con el pulgar — Sé que hay muchos con ustedes que no saben ni la mitad de lo que yo sé y ¡siempre me rechazan! — siguió alterado, mientras la recepcionista le hizo una seña a un par de híbridos gorilas que estaban de guardia en un pasillo — ¡tengo el mejor tiempo en la carrera de 400 metros! Puedo realizar persecuciones a campo traviesa o en medio de la ciudad en trayectos largos, ¡sin cansarme! ¡Manejo todo tipo de armas! ¡Y…!
—Acompáñenos por favor — interrumpió un militar armado, que se puso a su lado, mientras el segundo, agarraba el folder que la recepcionista tenía.
—¡¿A dónde?! — preguntó Dunkel con molestia.
—A la salida — sonrió el otro, mostrando sus colmillos
—¡No pueden hacerme esto! — gritó el ojiazul, mientras los otros dos, lo sujetaban sin nada de consideración por los brazos, levantándolo para que no pudiera poner los pies en el piso y lo llevaron a la puerta.
A sus escasos 23 años, era agente de la policía, ya que un año antes se había graduado con honores en la escuela de agentes estatales; tenía su expediente completamente limpio y se esmeraba en todos y cada uno de sus casos, porque su meta estaba puesta en la milicia, a la cual, no le permitieron entrar a corta edad, como a su hermano mayor, pero no se daba por vencido. En esa ocasión, sabía que se habían abierto oportunidades en algunos departamentos y era su décimo intento para ingresar.
Al llegar a la oficina, la recepcionista lo observó, pero al ver sus ojos azules y la manera en que el joven le sonreía, ella se sintió cautivada de inmediato.
—Buenos días — saludó él.
—Buenos días — sonrió ella y acomodo un mechón de cabello castaño, tras sus orejas de ciervo — ¿en qué puedo servirle?
—Soy Dunkel Blauenacht y vine a entregar mis documentos para las vacantes que se abren en las secciones de campo.
Los ojos castaños de la joven se abrieron con sorpresa — oh, eso es muy… irregular — comentó confundida, recibiendo la documentación que el otro le ofreció.
—¿Por qué? — preguntó el moreno con seriedad.
—Normalmente las personas que aplican para esas vacantes, son recomendadas por los departamentos externos de la defensa, por lo que vienen con un pase directo — explicó revisando los papeles del folder.
«Ya lo sabía, pero en esas agencias externas siempre me rechazan, por eso vine directamente acá», pensó el ojiazul con molestia — comprendo, pero supongo que puedo hacer el examen ya que estoy aquí, ¿cierto? — sonrió amable.
—Podría, sí… — asintió la recepcionista — ¿puede mostrarme su identificación especial, otorgada por el departamento de defensa?
—¿La qué?
—La CIE — la castaña levantó una ceja —, ¿no sabe qué es una CIE?
—Ah… sí, claro, ¿no está en el folder? — Dunkel sonrió nervioso.
La recepcionista entrecerró los ojos, suspiró y cerró la carpeta con rapidez — no, no está y si usted supiera lo que es una CIE, no la pondría en una carpeta, créame — sonrió con sarcasmo —, por lo cual, lamentablemente tengo que pedirle que se retire, ya que no puede realizar el examen especial.
—Pero, ¿por qué no?
—Porque claramente, no está calificado.
—¡¿Qué no estoy calificado?! — levantó la voz y algunas personas que estaban cerca, se pusieron en alerta — tengo la mejor calificación en la policía, ¡me gradué con honores el año pasado! — se señaló con el pulgar — Sé que hay muchos con ustedes que no saben ni la mitad de lo que yo sé y ¡siempre me rechazan! — siguió alterado, mientras la recepcionista le hizo una seña a un par de híbridos gorilas que estaban de guardia en un pasillo — ¡tengo el mejor tiempo en la carrera de 400 metros! Puedo realizar persecuciones a campo traviesa o en medio de la ciudad en trayectos largos, ¡sin cansarme! ¡Manejo todo tipo de armas! ¡Y…!
—Acompáñenos por favor — interrumpió un militar armado, que se puso a su lado, mientras el segundo, agarraba el folder que la recepcionista tenía.
—¡¿A dónde?! — preguntó Dunkel con molestia.
—A la salida — sonrió el otro, mostrando sus colmillos
—¡No pueden hacerme esto! — gritó el ojiazul, mientras los otros dos, lo sujetaban sin nada de consideración por los brazos, levantándolo para que no pudiera poner los pies en el piso y lo llevaron a la puerta.
~ • ~ • ~
Dunkel estaba frustrado, ni siquiera pudo alcanzar a entregar la documentación a alguien importante y lo peor, los dos híbridos que lo ‘escoltaron’ tan “amablemente”, lo llevaron directamente fuera de las instalaciones y del terreno de esas oficinas, tomándole una foto para que no lo volvieran a dejar pasar por la caseta de vigilancia tampoco.
Volvió a su departamento de mal humor y lleno de frustración; había pedido el día libre en su empleo y no tenía nada mejor qué hacer.
—¿Qué tengo qué hacer para que me permitan ingresar? — se preguntó en voz baja, mientras abría la puerta — mi hermano está en una división militar y cuando lo veo en sus vacaciones, le he ganado varias veces en las carreras que hemos tenido — gruño — ¡no es justo! — dijo con ira y cerró de golpe.
Caminó por el pasillo, recorriendo la estancia y fue directamente a la cocina; en la barra, dejó la carpeta con la documentación que traía, abrió el refrigerador y sacó una lata de cerveza, abriéndola con su uña y bebiendo un enorme trago de golpe.
Suspiró más tranquilo al pasar el líquido — justo lo que necesitaba — dijo con más calma, mientras se recargaba en el mueble, mirando de soslayo el folder —, tengo todo lo necesario y más para poder entrar, pero siempre me rechazan — negó y dio otro gran trago a la cerveza —, marina, aviación, infantería, todos, incluso ahora, en operaciones especiales, me han rechazado sin siquiera darme una oportunidad.
Caminó de regreso a la barra, dejó la lata de lado y abrió la carpeta, revisado cada documento, cada diploma y certificación, cada uno de los documentos oficiales que había recibido por todos los cursos a los que había ingresado y los exámenes que se había hecho, aun así, nada de eso valía.
“…si usted supiera lo que es una CIE, no la pondría en una carpeta…”
—CIE, ¿qué es eso? — se preguntó molesto — jamás escuché a mi hermano hablar de algo así, ni siquiera sé que significa — pasó la mano por su cabello —, en fin, ya fue mi decimo intento y dije que después de este, no iría a pedir una oportunidad, pero… — suspiró — es hora de la última opción — extendió sus garras y rascó la superficie de la mesa con ellas, dejando unos surcos profundos —, necesito tragarme mi orgullo — habló entre dientes —, solo por esta vez.
Sujetó la cerveza y la terminó con rapidez, parecía querer darse valor; al acabarse el líquido, lanzó el bote a la basura, sacó su celular y buscó el nombre de la persona a la que le pediría el favor. Los timbres se escucharon, pero no recibió respuesta, al contrario, entró a buzón.
—Qué raro… aunque seguramente está trabajando — guardó el celular y fue al refrigerador por otra cerveza — espero me devuelva la llamada pronto.
~ • ~ • ~
Casi a media noche, Dunkel ya estaba profundamente dormido, cuando su celular empezó a sonar. El moreno se removió en la cama y estiró la mano para sujetar el teléfono; estuvo a punto de colgar, cuando, al ver la pantalla, se dio cuenta de quién era.
—Voll — dijo al responder y antes de bostezar.
—“…Hola, hermanito, ¿ya estás dormido tan temprano?”
—Sí, no es fin de semana — reclamó el moreno —, mañana tengo empleo y debo estar antes de las ocho — señaló —, ¿por qué me llamas tan tarde?
—“…Lo siento, Dun, pero estaba en una misión cuando me marcaste y hasta este momento que volví, me acordé de tu llamada…” — se disculpó el otro — “…¿necesitabas algo?”
—Yo… — Dunkel apretó los parpados y sus dientes rechinaron, pero había dicho que si no lo conseguía, le pediría ayuda — necesito un favor — dijo con pesadez.
—“…¿Un favor? ¿Estás bien? ¿Ocurre algo malo?…” — la voz del otro lado de la línea sonó preocupada.
—No… bueno sí, pero, me gustaría verte en persona, para decírtelo.
—“…Dunkel, estoy en servicio, sabes que no puedo ir a casa hasta mis vacaciones y serán en algunos meses más…”
—Lo sé — el ojiazul suspiró, sabía que solo tenía oportunidad de ver a su hermano una vez al año — pero, esto es importante, para mí.
—“….Dime qué necesitas y trataré de ayudarte, te lo aseguro…”
El ojiazul miró al techo y suspiró — quiero entrar a la milicia — dijo con seriedad.
—“…Dime algo que no sepa…” — se burló el otro, aunque no con mala intención, pero sabía que ese era el sueño de su hermano desde que se enteró que él, desde niño, había sido aceptado en un colegio militar especial.
—Sí, solo que, ya agoté todas mis opciones y quería saber si tú, puedes… — dudó y sintió un nudo en su garganta, pero se obligó a hablar — recomendarme.
Hubo un silencio largo, en los que ninguno dijo nada. Dunkel se arrepentía de haber pedido eso y no sabía qué pensaría su hermano mayor.
—“…Está bien…”
—¡¿Qué?! — el moreno se sorprendió y se incorporó de la cama de un salto.
—“…No te prometo nada…” — se escuchó una risa del otro lado del teléfono — “…son muy estrictos, pero le pediré ayuda a mi jefe, ha andado de buen humor y si él firma, puede que tengas una oportunidad de entrar…”
—¡¿De verdad?! — Dunkel no pudo ocultar la emoción que esas palabras le causaron.
—“…Pero no te hagas muchas ilusiones, posiblemente te den un trabajo que no te guste y quizá no será lo que esperas, pero es todo lo que puedo hacer por ti, ¿entendido?”
—¡Claro! ¡Muchas gracias, Voll!
—“…No me agradezcas, hermanito, realmente no tienes idea de lo que quieres, pero para poder ayudarte, necesito que me envíes tu documentación y puede tardar varios días en que te respondan, así que no dejes tu trabajo, ¿de acuerdo?”
—¡Claro! No pienso hacerlo, no aun…
—“Ahora, envía tus documentos a la dirección que te voy a dar…”
—Dame un momento, para apuntarlo.
Dunkel se puso de pie y corrió por una hoja y una pluma; por fin, iba a tener una oportunidad y no la pensaba desaprovechar.
~ • ~ • ~
Dunkel estaba impaciente, había pasado casi un mes desde que envió la documentación y no tenía respuesta. Su hermano mayor había salido del país y le dijo que, aunque ya había conseguido la firma de su jefe, posiblemente tomaría tiempo para que le buscaran un empleo de acuerdo a sus capacidades; aun así, el moreno diariamente revisaba el buzón que le correspondía en su edificio, esperando una respuesta.
Así, el lunes de la cuarta semana, llegó a la oficina en la estación de policía, para que le asignaran un nuevo caso.
—¡Ey, Dunkel! — Estefan, su compañero, un híbrido gato montés llegó a su lado — ¿qué hiciste esta vez? — preguntó cruzándose de brazos y recargándose en el escritorio de su colega y compañero.
—¿Yo? Nada, ¿por qué?
—¿Nada? ¿Seguro? — levantó una ceja y movió la cola — me estás mintiendo.
—Estefan, ¡déjate de estupideces! No he hecho nada.
El de cabello pardo, con mechones blanquecinos sonrió de lado, mostrando su colmillo — no lo creo, especialmente porque el jefe Rodríguez, está en su oficina, hablando con unas personas que vinieron a buscarte, explícitamente a ti — señaló al moreno — y al parecer, son militares — susurró.
—¡¿Militares?! — el ojiazul se puso de pie de inmediato, justo en el momento en que su jefe, un híbrido toro, de cabello rojizo y gran cornamenta, se acercaba.
—¡Blauenacht! — la voz grave del otro se escuchó — ven a mi oficina.
Dunkel se cimbró, conocía a su jefe y ese tono que usó para llamarlo, le decía que estuviera en alerta, porque estaba en graves problemas.
—Sí —asintió el moreno y se puso de pie.
—Suerte… — dijo el gato montés en voz baja.
—Gracias — respondió el ojiazul caminando hacia su destino, ante la mirada de todos sus compañeros.
Al llegar a la oficina, su jefe pasó primero, permitiéndole el paso después; en el interior, se encontró con dos hombres de cabello azul claro, que claramente eran híbridos de rinoceronte, por los cuernos en sus frentes y un tercero de cabello naranja, que se miraba menudo, con orejas pequeñas y unos lentes de aumento, seguramente, era un híbrido de algún roedor, aunque no parecía tener cola.
—¿Señor Dunkel Blauenacht? — dijo el de cabello naranja, acomodando sus gafas para verlo mejor.
—Soy yo — anunció el moreno, moviendo la cola de un lado a otro, con lentitud, manteniéndose expectante.
—Un placer — sonrió el hombre, levantándose del asiento en el que estaba, acercándose a ofrecerle la mano.
Apenas sobrepasaba el metro con sesenta, así que Dunkel lo miró hacia abajo y aceptó la mano que le ofreció ese sujeto.
—Soy Dolev William — se presentó el otro con una sonrisa amable — encargado de la sección de interacciones civiles, en el departamento de justicia — dijo con rapidez — y estoy aquí, para ofrecerle un empleo especial.
—¿Un empleo? — Dunkel frunció el ceño y luego la emoción lo inundó, pero trató de no denotarlo —entonces… ¿me aceptarán en la milicia?
—Oh, no — negó —, es imposible que usted entre en la milicia — sonrió el de lentes.
Con esas palabras las esperanzas de Dunkel se hicieron añicos — pero, dijo que…
—Sí, sé lo que dije — asintió el hombre y acomodo sus gafas, levantando la vista, para verlo al rostro —, pero este es un trabajo en conjunto con la estación de policía a la que pertenece — explicó — y debido a que tiene una recomendación de alguien importante en la sección de operaciones especiales, decidimos que usted podría ayudarnos en el área civil.
—Pero… seguiré siendo de la policía, ¿cierto?
—Así es, aunque debido a que será un trabajo para nosotros, recibirá un segundo cheque y prestaciones — Dolev sonrió.
—No entiendo — Dunkel negó — ¿seré de la milicia o no?
—Podemos decir que sí, lo será, aunque deberá reportarse con su jefe actual — señaló a quién había ido por él —, porque ahora trabajaremos en conjunto, en este caso específicamente.
Dunkel no entendía, pero la mirada seria de su jefe, le decía que era algo realmente importante y quizá, le serviría para tener una oportunidad donde quería.
—De acuerdo, ¿de qué se trata?
—Algo que, para alguien con sus habilidades y el entrenamiento de investigaciones encubierto, que usted recibió, debería ser relativamente fácil — sonrió el de lentes y se movió al escritorio, sujetando una carpeta con varios documentos —, su trabajo será vigilar a un jovencito, hijo de un par de personas muy importantes dentro del escalafón militar — explicó con seriedad —, solo que el niño ha tenido muchos problemas dentro y fuera de su escuela, con sus compañeros, por lo que necesita quién le siga los pasos de cerca.
Dunkel abrió la carpeta y observó la foto del menor. A simple vista, no parecía tener nada de especial, solo un par de orejas que apenas se notaban sobre su cabeza, debido al esponjado cabello rubio con destellos rojizos; de inmediato, fue a los generales y se encontró la raza «hurón» suspiró.
—Y ¿quieren que lo siga? ¿Es todo?
—Oh, por supuesto que no — negó el pelinaranja —, usted — lo señaló con seriedad —, se infiltrará en la escuela de ese niño, como profesor — especificó —, lo mantendrá a salvo y lejos de problemas con sus demás compañeros — dijo condescendiente —, ya que lo que nosotros queremos es que regrese a su casa, sano y salvo.
—No parece un trabajo complicado — repasó la información con sus ojos azules, centrándose en los datos importantes «seguramente, por ser tan pequeño y siendo hijo de militar, los demás lo tratan mal…» pensó con cansancio.
—No lo parece, ¿cierto? — Dolev sonrió de lado — aun así, nadie de los nuestros quiere hacerlo — lo miró por encima de sus gafas.
—¿Por qué? — el ojiazul se sorprendió por esas palabras.
—Porque, por seguir a ese niño, se han metido en muchos problemas — el otro se alzó de hombros —, es por eso que si decide aceptar este trabajo, se le darán todas las prestaciones como si se tratara de un militar, incluyendo, como dije antes, un cheque aparte de su trabajo como policía, acceso al servicio médico de nuestra jurisdicción, vehículo a su entera satisfacción y todo lo que necesite para ser el profesor en la preparatoria, incluyendo nuevas credenciales.
—¿Preparatoria? — el moreno se sorprendió — pero dice que tiene catorce años.
—Sí, pero el colegio dónde el niño se encuentra, el cual es el más prestigioso de esta ciudad, abarca nivel educativo medio y medio superior, por lo que este ciclo escolar estará en la preparatoria.
«Colegio ‘Saint Claire’, en la preparatoria, con ese historial, es una ‘jugosa carnada’ para los estudiantes conflictivos…» Dunkel suspiró.
—Entonces, ¿qué dice? — presionó Dolev.
Dunkel respiró profundamente; no era lo que había imaginado, pero su hermano se lo advirtió, así que, no podía rechazar la oferta, especialmente porque eso le podía asegurar algo mejor más adelante.
—De acuerdo, acepto — cerró la carpeta y tomó una pose más seria —, aunque me gustaría saber, si hago bien este trabajo, ¿tendré oportunidad de entrar de verdad a la milicia?
—Claro — asintió el de lentes —, tenemos la orden de dejarlo como activo en nuestra base de datos, solo si puede con el trabajo y si dura en él.
—¿Cómo?
~ • ~ • ~
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