Chibi Historia 016 – Pâtissier •La triste historia del pato•
Kesito: Tenia mucho que no les subía una chibi historia, así que, espero que la disfruten...
Casi a las dos de la mañana, un par de personas se movían de manera sigilosa, recorriendo los límites de un gran parque, escondiéndose gracias a la sombra de los enormes árboles. Eran dos chicos y el más grande, ayudo al otro a saltar la cerca de malla.
—Esto no está bien — susurró el menor.
—Vamos, será divertido — sonrió el otro.
—¡Nos detendrán por robo y nos meterán a la cárcel!
—Tranquilo, solo nos meterían a la cárcel si nos atrapan…
—¡¿Qué?!
—No nos atraparán, solo vamos por él, lo tomamos y salimos corriendo.
—Estás involucrándome en un crimen y te dejo hacerlo — dijo el de cabello negro entre dientes, pues temía levantar la voz —, ¡¿por qué te dejo hacerlo?! — preguntó en susurros, ansioso y nervioso.
—Porque perdiste la apuesta y tienes que ser mi cómplice — sonrió el mayor — ahora, vamos…
Ambos siguieron uno de los senderos y finamente se internaron en el terreno, llegando a la zona de patos, dónde todos dormían plácidamente.
—Vamos, pastelito, toma uno.
—No quiero, Adrián — negó el menor —, ¡esto está mal en todo sentido!
—Bien, lo tomo yo…
El castaño se acercó a los patos y al sujetar uno, el animal empezó a aletear y graznar; los demás despertaron de inmediato, empezando a correr, alejándose de inmediato ante un peligro desconocido, graznando y haciendo alboroto.
—¡Quien está ahí!
El grito de los guardias consiguió que el mayor soltara el pato que había agarrado; el sonido de silbatos se escuchó, alertando a los demás guardias y las luces de las linternas se vieron a lo lejos, consiguieron que la pareja saliera corriendo.
—¡Te dije que era una mala idea! — gritó el menor.
Los dos se escondieron entre los árboles, despistando a sus seguidores y después, se enfilaron con sigilo a la cerca por donde entraron, saliendo con rapidez del parque, subiéndose al automóvil y alejándose de inmediato.
Adrián empezó a reír momentos después — ¡fue divertido! — anunció —, aunque no conseguimos al pato.
—Eso fue… eso fue… — Marty aun respiraba con agitación y parecía estar en shock.
Adrián detuvo el automóvil en una orilla de la calle, no había autos, ni gente, debido a la hora; notaba que su novio estaba alterado, así que se quitó el cinturón y se acercó al de lentes, acariciando su mejilla.
—Tranquilo, pastelito, ya pasó — sonrió condescendiente —, no creí que te…
Marty no lo dejo terminar, se movió y lo besó con fuerza, moviéndose con desespero, subiéndose sobre el mayor, con algo de dificultad.
—Estoy excitado — dijo entre besos el universitario.
—Me doy cuenta — Adrián se relamió los labios —, parece que te gustan las emociones fuertes y la adrenalina — se burló, mientras sus manos estrujaban las nalgas de su novio, por encima del pantalón.
El de lentes se restregó contra el pecho del mayor y volvió a besarlo, antes de acercar su boca a una de las orejas — hagámoslo aquí… — exigió con deseo, mientras sus manos se movían a desabrochar el pantalón de su pareja, para estimular el miembro y poder cumplir la fantasía que tenía en ese momento.
—¿Seguro? — preguntó con incredulidad el ojiazul —, nos pueden detener por faltas a la moral y meternos a la cárcel.
Marty se alejó — tranquilo — relamió sus labios con sensualidad —, solo nos meterían a la cárcel si nos atrapan… — sonrió con picardía y le guiñó un ojo.
Con eso, Adrián se olvidó de todo y desabrochó el pantalón de Marty para quitárselo y poder invadir su cuerpo; realmente, la emoción de hacer algo prohibido era sumamente excitante, aunque seguramente no harían esa práctica muy seguido, de lo contrario, tendrían problemas de verdad.
—Esto no está bien — susurró el menor.
—Vamos, será divertido — sonrió el otro.
—¡Nos detendrán por robo y nos meterán a la cárcel!
—Tranquilo, solo nos meterían a la cárcel si nos atrapan…
—¡¿Qué?!
—No nos atraparán, solo vamos por él, lo tomamos y salimos corriendo.
—Estás involucrándome en un crimen y te dejo hacerlo — dijo el de cabello negro entre dientes, pues temía levantar la voz —, ¡¿por qué te dejo hacerlo?! — preguntó en susurros, ansioso y nervioso.
—Porque perdiste la apuesta y tienes que ser mi cómplice — sonrió el mayor — ahora, vamos…
Ambos siguieron uno de los senderos y finamente se internaron en el terreno, llegando a la zona de patos, dónde todos dormían plácidamente.
—Vamos, pastelito, toma uno.
—No quiero, Adrián — negó el menor —, ¡esto está mal en todo sentido!
—Bien, lo tomo yo…
El castaño se acercó a los patos y al sujetar uno, el animal empezó a aletear y graznar; los demás despertaron de inmediato, empezando a correr, alejándose de inmediato ante un peligro desconocido, graznando y haciendo alboroto.
—¡Quien está ahí!
El grito de los guardias consiguió que el mayor soltara el pato que había agarrado; el sonido de silbatos se escuchó, alertando a los demás guardias y las luces de las linternas se vieron a lo lejos, consiguieron que la pareja saliera corriendo.
—¡Te dije que era una mala idea! — gritó el menor.
Los dos se escondieron entre los árboles, despistando a sus seguidores y después, se enfilaron con sigilo a la cerca por donde entraron, saliendo con rapidez del parque, subiéndose al automóvil y alejándose de inmediato.
Adrián empezó a reír momentos después — ¡fue divertido! — anunció —, aunque no conseguimos al pato.
—Eso fue… eso fue… — Marty aun respiraba con agitación y parecía estar en shock.
Adrián detuvo el automóvil en una orilla de la calle, no había autos, ni gente, debido a la hora; notaba que su novio estaba alterado, así que se quitó el cinturón y se acercó al de lentes, acariciando su mejilla.
—Tranquilo, pastelito, ya pasó — sonrió condescendiente —, no creí que te…
Marty no lo dejo terminar, se movió y lo besó con fuerza, moviéndose con desespero, subiéndose sobre el mayor, con algo de dificultad.
—Estoy excitado — dijo entre besos el universitario.
—Me doy cuenta — Adrián se relamió los labios —, parece que te gustan las emociones fuertes y la adrenalina — se burló, mientras sus manos estrujaban las nalgas de su novio, por encima del pantalón.
El de lentes se restregó contra el pecho del mayor y volvió a besarlo, antes de acercar su boca a una de las orejas — hagámoslo aquí… — exigió con deseo, mientras sus manos se movían a desabrochar el pantalón de su pareja, para estimular el miembro y poder cumplir la fantasía que tenía en ese momento.
—¿Seguro? — preguntó con incredulidad el ojiazul —, nos pueden detener por faltas a la moral y meternos a la cárcel.
Marty se alejó — tranquilo — relamió sus labios con sensualidad —, solo nos meterían a la cárcel si nos atrapan… — sonrió con picardía y le guiñó un ojo.
Con eso, Adrián se olvidó de todo y desabrochó el pantalón de Marty para quitárselo y poder invadir su cuerpo; realmente, la emoción de hacer algo prohibido era sumamente excitante, aunque seguramente no harían esa práctica muy seguido, de lo contrario, tendrían problemas de verdad.
Kesito: Para que vean que Adrián y Marty sí estuvieron por robarse el pato ajajajaja
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